Dice Mike Allen, en la edición de December 4, 2003, del Washington Post, que "The Bird Was Perfect But Not For Dinner - In Iraq Picture, Bush Is Holding the Centerpiece".
(...) The bird is so perfect it looks as if it came from a food magazine, with bunches of grapes and other trimmings completing a Norman Rockwell image that evokes bounty and security in one of the most dangerous parts of the world.But as a small sign of the many ways the White House maximized the impact of the 21/2-hour stop at the Baghdad airport, administration officials said yesterday that Bush picked up a decoration, not a serving plate.(...)
Este es un mero ejemplo de un modo de hacer bastante extendido en todo el mundo. Según el Center for Media and Democracy, parece que los académicos "find that 40 percent or more of the news is PR-driven". ¿No será que los encargados de PR, los "imagineros" de personajes e instituciones se están pasando de rosca en el juego entre ficción de la realidad y realidad de la ficción? ¿No estarán -y no estaremos nosotros con ellos- perdiendo el sentido de la realidad? ¿O quizá los comunicadores se están convirtiendo en fabricantes de realidad, en aprendices de brujos? Por una parte, los "imagineros" abusan ante sus colegas en tareas de comunicación, los periodistas, cuando pretenden que publiquen -como si fuera algo genuino y espontáneo- un "mini-show" minuciosamente preparado para ser recogido y difundido como si fuera espontáneo. Por otra parte, abusan ante el público, cuando pretenden que -sabiendo de estos manejos- se sigan fiando de lo que ven en las páginas de noticias sin distinguirlo suficientemente de lo que encuentran en los anuncios publicitarios y en los "comunicados de prensa". Y por último, abusan al presentar al Presidente de la nación más poderosa del mundo como si fuera un comparsa de sí mismo. Si lo que ahora se lleva en asuntos de comunicación es participar en una "commedia dell'arte", bueno será que se enseñen las peculiaridades de este género teatral a los futuros profesionales en las escuelas y facultades de comunicación. Y también a los ciudadanos, como parte de la educación cívica en las escuelas elementales. Así podrán participar también en estas representaciones, y no sólo como correveidiles o como espectadores. En una democracia auténtica, todos tenemos que saber mucho de retórica: la que hace saber acerca del uso de los argumentos y la de los gestos e imágenes, en cuestiones opinables y respetando la libertad de quienes reciben esos argumentos, gestos e imágenes. En las ciudades de la Grecia clásica y sus ágoras democráticas, sólo los esclavos -los que no participan en las libres decisiones ciudadanas- no necesitaban saber acerca de la retórica pública de palabras y gestos. Ni tampoco de sus corrupciones sofísticas. |
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