Temor a lo diverso, dice José Luis Orihuela con elegancia y tacto probado en mil batallas. En otros contextos, eso mismo podría considerarse, por ejemplo, para entendernos, como un tipo particular de xenofobia [DRAE: "Odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros."]. Xenofobia profesional, se entiende. Xenofobia periodística o comunicativa. Basta leer ¿Quién tiene miedo a las bitácoras? o el penoso artículo (previo registro) La Red de pensamiento agitativo en Internet. Qusiera hacer una consideraciones al respecto y -al final- una recomendación.
El problema del que habla no es -sobre todo- de "temor" (no parece que se rehuse aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso). Ni tampoco de "diversidad" (todos somos amigos del pluralismo político, de la biodiversidad, etc.).
Más bien parece que se plantea una cuestión de relación profesional con "extranjeros". Es decir, con "extraños a la profesión", o quizá mejor en este caso, al grupo o al "club en que estamos los que realmente contamos", los que realmente somos "lo que hay" que ser... Que eso es lo que algunos se consideran, aunque luego se peleen entre sí por otras razones. Y por tanto, no se admiten nuevos "parvenus". Digo nuevos, porque cada uno de ellos, en su momento, fue un "parvenu" en su mismo ambiente profesional.
Lo que aquí está en juego es que "lo que ahora hay en la profesión", ni está dado desde siempre, ni es algo fijo y estable. Ni tampoco está pre-fijado o predeterminado por quienes estaban o están en un momento dado. El futuro es de la libertad. Y sobre todo, de la libertad de las personas, de quienes quieren colaborar en la sociedad y servir a la sociedad... aportando novedad en común beneficio. También en las profesiones de comunicación. No están prefijadas las profesiones: no basta con seguir haciendo "más de lo mismo" que hacen otros (el o la actual "mainstream").
Estoy de acuerdo en defenderme de los fantasmas, y en mantener el pluralismo y la diversidad en la(s) cultura(s) planetaria(s), como el señor Cebrián plantea. Aunque él lo hace en singular, prefiero sin duda el plural. Con plena actitud de diálogo y tolerancia por delante.
No estoy de acuerdo, sin embargo, ni pienso colaborar en crear ninguna "conciencia universal" como la que Cebrián propone. Me parece que eso no es nada fácil de hacer compatible con el diálogo y la tolerancia bien entendidos. Porque enseguida aparecen portavoces y controladores de "la conciencia". Y ya ha habido demasiados muertos a manos de "la conciencia" de las ideologías totalitarias en el siglo XX.
Cuando se habla en singular de ir hacia "la conciencia universal" como proyecto, es para echarse a temblar y luego correr hacia cualquier otro lado. Ya sabemos lo que son las ideologías que hacen aplicaciones prácticas del pensamiento hegeliano. Que, entre otras cosas, trabajaron bien el "agit-prop", algo que supongo quiere mencionar el señor Berlín cuando usa el curioso neologismo "agitativo", aún desconocido para el DRAE. Curioso, sobre todo, asociado a "pensamiento".
Hasta aquí las consideraciones. La recomendación es ésta: entiendo que es de lo más interesante conocer el informe que acaba de publicar el USC Annenberg School Center for the Digital Future: "The Digital Future Report Surveying the Digital Future - Year 4 - Ten Years, Ten Trends". Puede descargarse aquí en pdf. Algunas de las 10 tendencias que ahí se observan tienen que ver con lo comentado.
Comentarios