La palabra "preocupación" parece el modo más acertado para definir lo que circula en los vericuetos legislativos y empresariales estadounidenses acerca del © o del ®, o del (CC), o de la propiedad intelectual o de los derechos de autor, o del "public domain".
No estoy seguro de entender del todo bien el sentido o el espíritu (porque no entiendo bien la letra) de lo que se gesta y desarrolla en esos ámbitos legales. Por ejemplo, el alcance de lo aprobado por el Congreso estadounidense el pasado 7 de octubre, bajo el nombre de "Sonny Bono Copyright Term Extension Act.", por mucho que lo explique la NMPA. Quizá entiendo un poco más lo que dice Wikipedia sobre el mismo asunto. Al margen de prorrogar 20 años la posesión de los derechos de autor y entrar en colisión con el mencionado "public domain". Lo que sí entiendo es lo que leo desde hace meses acerca del asunto. Y da la impresión de que -afortunadamente- hay aún cabos sueltos en esta maroma legal que -si se termina de trenzar- puede bloquear buena parte de las oportunidades creativas y de difusión cultural del mundo en que vivimos. Un mundo caracterizado por la comunicación, y desde luego por nuevas tecnicas y sistemas digitales que permiten grabar, difundir y reproducir casi todo lo que se ponga por delante.
Ejemplos y experiencias los hay desde los tiempos (hace 20 años) de la demanda de los estudios de Hollywood contra Sony, por la capacidad del videocasette Betamax para copiar películas. El fallo del Supremo estadounidense creó legislación al aceptar la legalidad del Betamax, porque la tecnología que puede utilizarse para fines ilegales, puede sin embargo ser legalmente vendida, en tanto en cuanto su uso no implica sustancialmente actividades ilegales.
Pero ya se ve que puede haber más y nuevos problemas cuando (20 años después) parece que Bill Gates describió a los defensores de la "libertad cultural" como "modern-day sort of communists." Siendo "free culture" un movimiento estudiantil y un conocido libro de Lawrence Lessig: "Free Culture. How Big Media Uses Technology and the Law to Lock Down Culture and Control Creativity". (Ver reseña de Carlos Sanchez Almeida de la versión en castellano).
Es cierto que quizá no tiene especial interés saber que la canción "Happy Birthday" no será de "dominio público" hasta el año 2030. Así que en las celebraciones públicas quizá se pueda cantar "Feliz cumpleaños" sin pedir permiso a quienes tienen los derechos de autor. Pero si se filman esas celebraciones y se exhiben públicamente, a lo mejor hay que pagar los derechos de autor. O hay que quitar el "happybirthday" de en medio, o sustituirlo por otra canción, si no se quiere o no se puede pagar por tenerla ahí. Algo semejante a eso ya ha sucedido, según se documenta en un capítulo del libro de Lessig.
En todo caso, para los no iniciados en este "tsunami cultural" que puede producirse con las legislaciones que protegen o protegerán los productos de Hollywood y de las grandes corporaciones editoriales, por estrictas razones comerciales, conviene leer el reciente artículo de Robert S. Boynton, Rigthing Copyright. On Fair Use and "Digital Environmentalism", en Bookforum. Comienza así:
Who owns the words you're reading right now? if you're holding a copy of Bookforum in your hands, the law permits you to lend or sell it to whomever you like. If you're reading this article on the Internet, you are allowed to link to it, but are prohibited from duplicating it on your web site or chat room without permission. You are free to make copies of it for teaching purposes, but aren't allowed to sell those copies to your students without permission. A critic who misrepresents my ideas or uses some of my words to attack me in an article of his own is well within his rights to do so. But were I to fashion these pages into a work of collage art and sell it, my customer would be breaking the law if he altered it. Furthermore, were I to set these words to music, I'd receive royalties when it was played on the radio; the band performing it, however, would get nothing. In the end, the copyright to these words belongs to me, and I've given Bookforum the right to publish them. But even my ownership is limited. Unlike a house, which I may pass on to my heirs (and they to theirs), my copyright will expire seventy years after my death, and these words will enter the public domain, where anyone is free to use them. But those doodles you're drawing in the margins of this page? Have no fear: They belong entirely to you.
Y concluye diciendo: "in the end, the goal of digital environmentalism is quite modest: a world in which (...) the digital future looks "a lot like the analog past."
No conviene olvidar, en todo caso, la anécdota que cuenta Kembrew Mcleod en su libro Freedom of Expression: Overzealous Copyright Bozos and Other Enemies of Creativity
In 1998, university professor and professional prankster Kembrew McLeod trademarked the phrase "freedom of expression" as a joke, an amusing if dark way to comment on how intellectual property law is increasingly being used to fence off the culture and restrict the way we're allowed to express ideas. But what's happened in recent years to intellectual property law is no joke and has had repercussions on our culture and our everyday lives. The trend toward privatization of everything—melodies, genes, public space, English language—means an inevitable clash of economic values against the value of free speech, creativity, and shared resources. In Freedom of Expression®, Kembrew McLeod covers topics as diverse as hip-hop music and digital sampling, the patenting of seeds and human genes, folk and blues music, visual collage art, electronic voting, the Internet, and computer software. In doing so, he connects this rapidly accelerating push to pin down everything as a piece of private property to its effects on music, art, and science.
Es un tema a seguir, porque no parece tan sencillo lograr un equilibrio socialmente ecológico, digno, sostenible, entre "propiedad intelectual" y "dominio público", en cuanto que nuestra sociedad democrática se defina sustancialmente, en la práctica, como sociedad de consumo.
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[Actualización (29 Enero 2005): agradecimientos por links tempranos a Arte y emoción, y a Maty de Nauscopio.
Puede resultar interesante leer Software libre, por Manuel Castells, que escribe hoy en "La Vanguardia" diciendo que está en el "Foro Social Mundial de Porto Alegre hablando de software, internet y derechos de propiedad junto con el ministro-cantante Gilberto Gil, el catedrático de Stanford y fundador de Creative Commons, Larry Lessig, y el ex compositor de Grateful Death y actual presidente de la Free Electronic Frontier Foundation, John Perry Barlow." También, el artículo divulgativo "La cultura digital impulsa alternativas al 'copyright'", de Adolfo Estalella en "Cinco Días" (28-01-2005)]
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