Todos sabemos ya que la primera víctima de una guerra es la verdad. La verdad acerca de lo que pasa y de lo que deja de pasar. La verdad acerca de los motivos, hechos y consecuencias de lo que pasa y deja de pasar. El hecho es que ninguno de los efectiva o afectivamente implicados quieren que se sepa toda la verdad de una guerra, de cualquier guerra. Porque para poder hablar "de esta" guerra con verdad, sería preciso poner de manifiesto, al mismo tiempo, la espantosa verdad de "la guerra" en sí misma considerada. No me refiero, por tanto, a las "guerras metafóricas", como la guerra contra la drogadicción, o contra el tráfico de seres humanos, o desde luego la guerra personal que nuestra conciencia tiene que librar a diario con nostros mismos (o viceversa), caso de que queramos luchar en buena lid por ser buenos profesionales, buenos ciudadanos y buenas personas.
Me refiero por tanto a la estricta "guerra armada efectiva" entre estados o naciones, o las llamadas guerras "civiles" dentro de éstos. Me refiero desde luego al terrorismo, llámese guerrilla o guerra de liberación, o como se quiera. Es patente que toda guerra, que cualquier guerra es inhumana, aunque algunas puedan exhibir contundentes y motivadas razones de justicia circunstanciales. De todos modos, parece que no es tan difícil argumentar, a posteriori, que cada guerra podría haberse evitado. Por algo será.
Pero el caso que sobre todo nos ocupa es en este momento lo sucedido con la periodista italiana Giuliana Sgrena, bien conocida por sus tendencias comunistas, antibelicistas y antiamericanas, antes y después de su secuestro. Y con la muerte de Nicola Calipari, el policía que la salvó, primero negociando (ver opinión del WSJ) con sus secuestradores y con el pago de varios millones de euros, a cargo de los contribuyentes (el NYT habla de $ 10m.), y luego cubriéndola del extraño "fuego amigo", recibiendo en su cabeza una bala que hubiera podido matarla.
Las declaraciones de la Sgrena son las que son: "mi verdad" sobre lo ocurrido, publica hoy su periódico. Declaraciones que -por otra parte- ahora parecen más sensatas que las iniciales "los norteamericanos no querían que saliera viva de Irak". Las declaraciones sobre Nicola Calipari son unánimes: se trataba de un magnífico profesional y sobre todo de una excelente persona, que "ha dado confianza de nuevo en Italia". Con independencia de la depuración de responsabilidades (políticas, militares, etc.), el caso es que en Roma hoy ha habido un funeral de Estado, presidido por Ciampi, y oficiado por el hermano del fallecido. Un funeral, transmitido en directo por la RAI, al que han asistido más de cien mil personas, incluyendo la presencia simbólica del embajador USA, Mel Sembler.
Extraño episodio, dice Barcepundit. De todos modos, junto a las oraciones y los encomios por Nicola Calipari, junto a las valoraciones de unos y otros acerca del pago por el rescate, no está de más recordar las palabras de Claudio Magris, "Verità fuori tempo", en el Corriere della Sera. viene a decir Magris que la verdad acerca de lo sucedido se sabrá dentro de un tiempo, cuando ya no tenga importancia política, cuando no pueda favorecer o dañar a alguien, cuando nadie pueda utilizarla en propio beneficio, cuando nadie la tema, cuando nadie se interese por ella... Lo malo de la verdad, cuando llega tarde en este contexto político, es que resulta políticamente inútil. Tan políticamente inútil como saber ahora que Stalin fue un monstruoso tirano, porque ya no podemos salvar ninguna de los millones de víctimas.
"Anche la verità su ciò che è realmente ed esattamente accaduto a Bagdad, con la morte di Nicola Calipari e il ferimento di altre persone — tra le quali Giuliana Sgrena, appena liberata — si saprà solo quando tale verità non avrà più alcuna importanza politica, quando non potrà più favorire o danneggiare nessuno, quando nessuno potrà usarla a proprio vantaggio, quando nessuno la temerà più e dunque nessuno più se ne interesserà.
La verità vi farà liberi, dice il Vangelo, ma purché non arrivi troppo tardi, quando lo schiavo da liberare è già morto. Sapere adesso che Stalin era un mostruoso tiranno e non un padre di popoli serve poco; bisognava saperlo allora, quando veniva adorato, perché solo così sarebbe stato possibile salvare i milioni di sue vittime."
Me vienen estas ideas a la mente, ahora que en España se acerca el aniversario del 11-M. No sé si el sentido de lo que dice Magris llega más allá del amplio margen de la política. En todo caso, parece que no está de más pensarlo en el contexto del atentado de Atocha, sin necesidad de quedarse en su dimensión política. Y, de paso, agradecer el tañido de las campanas madrileñas (no sé por qué discutido: ¿por quién doblan las campanas?), que seguramente ayudarán a levantar un poco la vista por encima de los rifirrafes políticos. Desde la distancia, yo tampoco lo entiendo, Victoria Prego. Siempre entendí más bien de tejas arriba aquel asunto de Hemingway: “Nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”. Quizá es precisamente esto, y no que tañan por los difuntos, lo que a fin de cuentas intranquiliza hasta el punto de que haya gente que se sienta molesta con el sonido de las campanas.
Otras consideraciones aparte, tiempos duros son éstos para la verdad, cuando se pretende imponer la política como razón última de todo. Así anda, de entrada, la pobre ética.
____________________
[Actualización (10 Marzo 2005): en la línea de lo dicho, puede verse "Il trionfo dell'ambiguità", de Curzio Maltese, en Repubblica (10.III.05):
"(...) Insomma non è un caso che nelle opposte versioni fornite da americani, italiani e iracheni vi sia un solo punto comune, la negazione del riscatto. Infine non conviene aggredire il nodo dei riscatti neppure all'opposizione, che sull'Iraq è già abbastanza divisa senza bisogno di alimentare con un altro tema l'indomito dibattito interno.
Una volta eliminato dal tavolo della discussione il problema centrale, tutto si può risolvere nel solito trionfo di retorica e luoghi comuni da informazione televisiva. Su queste basi di partenza è difficile che la commissione d'inchiesta si trasformi in qualcosa di diverso da un risarcimento simbolico o che giunga a conclusioni più profonde della "tragica fatalità".
Ma il verdetto della commissione arriverà in ogni caso fra molti mesi e qualche elezione. C'è tempo di studiare un compromesso onorevole fra buoni alleati. Il governo italiano smetterà di pagare milioni di dollari alle bande irachene. Il comando Usa correggerà la storia dell'auto impazzita che forza il posto di blocco. Tanto assurda da meritarsi d'essere sbugiardata da Berlusconi, sommo paradosso. Tutto questo lavoro di ricucitura avverrà, come si dice, "nel massimo riserbo", "lontano dai riflettori". Ora, nel momento di massima visibilità, con gli occhi del mondo addosso, c'era bisogno di uscire con dignità da una tragedia con troppi misteri.
Meglio ancora se con il consenso dei media, nel caso italiano comunque scontato, e con la comprensione dell'opposizione, che non è mancata (...)."
También habla así Paolo Franchi ("Riscatti, non si paghi più") en el Corriere della Sera (10.03.05):
"(...) C’è anche un comune interesse politico a non mettere troppo in evidenza ora quello che sin qui è rimasto in ombra, perché chiama in causa la natura e il senso della nostra stessa presenza militare in Iraq. Dove, come ha detto bene l’altroieri Ugo Intini alla Camera, «non vogliamo definirci in guerra, ma neppure possiamo considerarci in pace», e «consideriamo un dovere umanitario fare qualunque cosa per salvare una vita, mentre gli americani considerano un tradimento dare denaro alla guerriglia».
E’ molto probabile che questa evidente divaricazione, comunque siano andate materialmente le cose sulla strada per l’aeroporto di Bagdad, abbia fatto da sfondo alla tragedia. Ma si preferisce non parlarne. Così come si evita il più possibile di pronunciare la parola riscatto, limitandosi (Berlusconi) a reiterare più bruscamente l’invito a non recarsi in Iraq, perché chi vi si recherà non potrà più essere protetto (...)".
Por otra parte, en lo que mira al aniversario del atentado del 11-M, Periodistadigital ofrece en El Termómetro de la Prensa, por Félix Madero, de Protagonistas / Punto Radio, un popurrí de opiniones variadas en las que puede observarse que siguen vigentes los intereses políticos, y -como dice Claudio Magris- la atención prestada a la verdad de lo sucedido queda para ulterior ocasión: "A un día para el 11-M la prensa revela datos que confirman que aún hay cosas por saber, otras por resolver y varios asesinos por detener."
Mientras en Libertaddigital se dice que el PP y PSOE pactan la declaración institucional del Congreso para el aniversario del 11-M, sin alusiones a la autoría de la matanza: "El Congreso de los Diputados expresará en una declaración institucional con motivo del aniversario de los atentados del 11-M en Madrid su "profunda convicción" de que todas las víctimas del terrorismo "son iguales" y su compromiso para hacer de la lucha antiterrorista "la prioridad fundamental" de toda la acción política, una lucha, señala, que "ha de estar dirigida con igual intensidad a todas las formas de terrorismo". Habrá además, un especial reconocimiento a la ciudadanía de Madrid por su actitud en los momentos más dramáticos de la masacre."
Y en El Mundo: "El Congreso pide unidad para luchar contra todo tipo de terrorismo en su declaración sobre el 11-M. La Cámara insta a la cooperación internacional en la prevención y lucha contra la violencia".
Comentarios