El Estado de Israel, a través de Nimrod Barkan, director del "Foreign Ministry's World Jewish Affairs Bureau", ha lanzado unas quejas completamente fuera de lugar ante el presunto silencio consciente del Papa sobre los atentados suicidas del pasado 12 de julio en Netanya. Y ha pedido explicaciones, convocando formalmente al nuncio apostólico en Israel, el arzobispo Pietro Sambi.
La protesta formal del gobierno Sharon responde a que el domingo pasado dia 24, el Papa Benedicto XVI, después del Angelus, y al condenar los recientes ataques terroristas, mencionó explícitamente Egipto, Turquía, Irak y Gran Bretaña, pero no a Israel.
Barkan dijo, según publica hoy el Jerusalem Post ("Israel protests Papal silence on terror"), que "el no condenar el terrorismo en Israel ha sido la habitual norma de conducta del Vaticano desde hace años, y ahora que hay un nuevo Papa, hemos decidido intervenir en esto".
Preguntado acerca de esa presunta falta en los años del pontificado de Juan Pablo II, Barkan dice: " Hay fuerzas en el Vaticano que tiran en distintas direcciones respecto de Israel. En la medida en que no han tenido que pagar un precio por sus faltas de condenas, continúan igual. Pero si entienden que no vamos a dejar pasar este asunto en silencio, pienso que cambiarán su modo de hacer las cosas". Como puede leerse sin gran esfuerzo (no entre líneas) en los comentarios al artículo del Post, lo que parece estar en juego con este lote de declaraciones, a fin de cuentas, es asociar el "anti-semitismo" con el Papa actual y con el Papa anterior. O asociarlo con la Iglesia, confundida con algunas "fuerzas en el Vaticano". Presuponiendo que en el Vaticano hay otras "fuerzas" identificadas con Israel. Es decir, "fuerzas" de carácter político, no religioso, como debería corresponder al estado de Israel.
Las "quejas" fueron contestadas en primera instancia por el portavoz Joaquí Navarro-Valls, pasando por alto los exabruptos, publicando un comunicado en el que afirmaba:
«por lo que respecta a las reacciones por parte de Israel al hecho de que en el Ángelus del domingo 24 de julio, el Santo Padre no hubiera mencionado también a Israel, junto a los otros países, hago presente que las palabras de Benedicto XVI se referían expresamente a los atentados de 'estos días'».
«Sorprende que se haya querido distorsionar sin ninguna razón la intención del Santo Padre --añade el portavoz vaticano--, siendo bien conocidas las numerosísimas intervenciones de la Iglesia, del magisterio de los sumos pontífices y del Papa Benedicto XVI en la condena de cualquier tipo de terrorismo, independientemente de donde venga y contra quien vaya dirigido».
«Obviamente, también el grave atentado de Netanya de hace más de una semana, al que se refieren las observaciones de parte de Israel, está incluido en la condena general y sin reservas al terrorismo», concluía el director de la Oficina de Información de la Santa Sede.
Como dice el periodista estadounidense John L. Allen Jr. en "The Word From Rome", haciendo gala de buena dosis de sentido común, "By emphasizing that Benedict had spoken of actions in "these days," Navarro-Valls was calling attention to the nature of the Angelus address. Since it's a weekly affair, it's customary for the pope to refer to events that have taken place in the last week. By July 24, the bombing in Netanya was 10 days in the past."
El caso es que ha sorprendido que la "denuncia" de las autoridades políticas de Israel no es una simple queja puntual, ante algo que se considera un posible olvido circunstancial involuntario. La "denuncia" toma el cariz de un ataque frontal en toda regla, consciente y desaforado, basado en juicios sobre las intenciones de personas e instituciones vaticanas, ante una presunta ejecutoria estable en los últimos años, por parte de Juan Pablo II, no rectificada tras su muerte por Benedicto XVI. Algo realmente "extravagante" y "pretestuoso" (Drae: pretextar "valerse de un pretexto") como dice Giulio Andreotti.
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