Imagen de Abraham Canales.
Aprovecho la ocasión de manifestar esta repulsa por la inhumana barbarie preparada y desatada en Londres, para decir que durante este mes de julio Scriptor está de vacaciones en lo que a la red se refiere.
Y -para decir algo que sirva de contraste y lenitivo- puedo contar algo de una escondida realidad de Estocolmo, conocida precisamente ayer tarde:
Se trata de la estatua más pequeña (un palmo) de Suecia, y -dicen algunos- la más apreciada. Está en un pequeño jardín detrás de la iglesia finlandesa, en Gamla Stan.
El nombre original es “El niño que mira a la luna” (“Pojken som tittar på månen”). Como resulta demasiado largo para estos tiempos, recibió el de “niño de hierro” ("Järnpojke"), con el que más o menos se le conoce ahora. Esta pequeña escultura que Liss Eriksson hizo en 1919, tiene -al parecer- algo de autobiográfica. De hecho, Eriksson la llamaba a veces “autorretrato” (Själportträtt), y a veces también, “noche” (Natt).
La gente que la visita suele acariciar la cabeza del niño y deja monedas alrededor, deseando la suerte de poder volver de nuevo a Estocolmo. Los sábados –el “día de los caramelos” para los niños suecos-, también los visitantes dejan caramelos junto a este “niño que mira a la luna”.
En invierno, es tradición ponerle una bufanda y un gorro, adecuados a su tamaño. Forma parte de la misma tradición que los visitantes roben la bufanda o el gorro que encuentran puestos en la estatua y los sustituyan por otro nuevo.
Con ocasión de la barbarie londinense, quizá no esté de más detenerse a considerar y pedir para todos un poco de la inocencia, esperanza y necesidad de cuidado que afloran ante este "niño que mira a la luna".
No puedo evitar decirle que es el post más hermoso que he leído el día de hoy; el que a la vez de ser consciente de la inmensa desgracia del atentado y la barbarie invita a mirar de nuevo la vida con la esperanza del que cree que puede continuar mirando a la luna a pesar de ser noche cerrada.
Un saludo admirado.
Publicado por: desecho | 08 julio 2005 en 05:43 p.m.
Estimado 'desecho': muchas gracias por ver las cosas así.
Quizá basta pensar que en estos días de noche (Natt) cívica, que este "niño que mira a la luna" podía ser también nuestro autorretrato, además del de su autor Liss Eriksson, y recordar la estatua, sin más, como Själportträtt. O quizá, si nos atrevemos, como retrato de nuestra esperanza. A fin de cuentas, ahora mismo, en estas latitudes, la noche nunca es cerrada y dura muy pocas horas.
Publicado por: JJGN | 08 julio 2005 en 10:35 p.m.
El post es realmente tierno.
Publicado por: Montse | 09 julio 2005 en 10:38 a.m.