Hace tres días, Umberto Eco ha publicado su habitual "La bustina di Minerva" en L'espresso. Y aunque no habla de la película, sí lo hace del fenómeno en cuestión. Titula y subtitula así: "Il Codice colpisce ogni giorno. Tutti i libri che vogliono denunciare i falsi di Dan Brown contribuiscono a farli circolare ancora di più".
En síntesis, dice que está al tanto de casi todo lo que se publica sobre el fenómeno "Código Da Vinci", y desde luego los libros refutando sus innumerables errores, de los que menciona algunos recientes. Pero no entiende bien la razón de que "el mundo católico" se esfuerce en "desmantelar" el libro. Y es lo que se propone rumiar en su artículo. Recomienda, en cualquier caso, de entrada, en su particular tuteo:
"(...) Si lo que queréis es una información actualizada sobre todos los artículos al respecto, tenéis que acudir al sitio del Opus Dei. Podéis fiaros, aunque seais ateos. Si acaso, como veremos, la cuestión está en por qué el mundo católico se esfuerza por desmantelar el libro de Dan Brown, pero cuando se explica por parte católica que todas la informaciones que contiene son falsas, fiaros (...).
Este arranque ha descolocado y también molestado a muchos de los cientos que comentan el artículo en la revista antes mencionada. Pero ¿No es acaso Umberto "uno de los nuestros", uno de los que dicen cosas que molestan a la Iglesia? Cierto que dice cosas alejadas de la doctrina y la moral católica, pero no es un pobre sectario por principio y por moda (como por desgracia abundan entre gentes de escasos recursos intelectuales), porque no las dice "para molestar" a nadie, sino porque las entiende o malentiende así.
El "Codice Da Vinci", dice también Eco, es una novela y, como tal, tendría derecho a inventar lo que quisiera. (Debe estar quizá pensando en lo que él hizo al escribir "El nombre de la rosa"). Pero, añade, "lo que es grave es que el autor diga al principio que lo que cuenta es la verdad histórica". Porque ha habido no pocos lectores que así se lo han bebido.
Y afirma Eco que para desmontar la presunta historicidad del libro basta un artículo breve, uno de los tantos buenos artículos que se han escrito, diciendo estas dos cosas:
-- Una, que la relación de Jesús con la Magdalena, el viaje a Francia, la fundación de los merovingios y el priorato de Sion, etc. son una pacotilla que circula desde hace decenios en librillos de "ciencias ocultas", en los que Brown ha entrado a saco.
-- Otra, que Brown ha diseminado en su libro numerosos errores históricos, como el ir a buscar informaciones sobre Jesús en los manuscritos del Mar Muerto, que no hablan de El, sino de asuntos hebraicos como los Esenos. Cosa que Brown confunde con los manuscritos de Nag Hammadi, etc.
Ahora bien, la publicación de tantos libros que "desmontan" dato a dato los innumerables errores, a fin de cuentas vienen a engrosar la circulación y re-circulación del material de pacotilla que pretenden desmentir:
"(...) Así (asumiendo la interesante hipótesis -que alguno ha realmente plantedado- de que "El Código" sea un complot satánico), cada refutación termina reproduciendo las insinuaciones, como quien hace de altavoz. Y así no queda sino decir que se trata de un complot que logra su objetivo (...)".
Y es que Eco también destaca que el público en general está como sediento de saber de misterios y de complots, y basta que se le ofrezca uno para que la gente se entregue a creer de lleno en el asunto.
De todos modos, para Eco lo realmente interesante viene como consecuencia de lo dicho hasta ahora, y consiste precisamente en esto:
"Creo que es esto lo que preocupa a la Iglesia. La creencia en el "Codigo" (y en otro Jesús) es un síntoma de descritianización. Cuando la gente ya no cree en Dios, decía Chesterton, no es que ya no crea en nada, sino al contrario, la gente cree cualquier cosa. Incluso los medios de comunicación".
Umberto Eco, en este punto, tiene razón. Y eso es lo preocupante: ver tan de cerca y tan extendido un síntoma de la decadencia cultural que es menester frenar de algún modo. Quizá por eso, hasta el mismo Eco (diciendo que quizá es mejor no hablar de este libro en detalle, para no propagar el mal), escribe este artículo de amplia difusión. Quizá intuye que también la solución a problemas de este calibre consiste más bien en ahogar el mal en abundancia de bien, comenzando por una crítica racional global, más que en libros sistemáticos de refutaciones puntuales que -al nombrar para confutar los materiales de pacotilla- difunden el virus de del relativismo ("la gente cree cualquier cosa" y además quiere tener razón al hacerlo). Pensando así he escrito estos párrafos y las anotaciones anteriores. (Incluyendo una respuesta al inteligente comentario del "estilita" a la primera anotación de esta serie sobre el "Da Vinci" y la película). ¶
Citas "El nombre de la rosa". Sin embargo lo que viene a pedir de boca es su fantástico "El péndulo de Foucault".
Fantástico blog. Pasaré de visita tan a menudo como pueda.
Publicado por: Rocamadour | 28 agosto 2005 en 05:18 a.m.
Rocamadour (por cierto, ¿hace referencia el nombre al Perigord francés, y la Durlindana de Roland clavada en la roca?): gracias por el elogio.
Tienes razón en lo de la cita, pero el caso es que al escribir me vino primero a la memoria "El nombre...", porque en su momento la trabajé a fondo y conozco bien los contrabandos, inventos y enmascaramientos históricos con los que jugó Eco.
Aquí seguiré cuando lleguen nuevas visitas.
Publicado por: JJG Noblejas | 28 agosto 2005 en 12:59 p.m.