Hace un momento, he adherido a este Comité nacido en Italia. En buena parte por el texto publicado como manifiesto (versión en inglés y en español), aunque sin duda me parezca que faltan algunas cosas y que sobran algunas otras. Como sucede casi siempre. Nobody is perfect. Y menos un texto de compromiso, elaborado por un comité. En parte también he adherido por saber a ciencia cierta que algunos de los firmantes del manifiesto son cabales europeos sin fronteras, que sienten y duelen como suyas las luces y las sombras de la llamada cultura occidental. Otros firmantes, sin duda, no me gustan.
Pero el caso es que he adherido finalmente porque -dicho lo anterior- me ha dado el pronto de preferir estar con algunas víctimas antes que dejarlas solas o estar con sus pobres verdugos. Me gusta más estar con algunos defensores cívicos de la cultura, como Tomás Moro o Sophia Scroll que con algunos bárbaros (quizá refinados) como Enrique VIII o los nazis, la verdad.
Digo esto, porque el asunto ya ha sido tomado como el rábano por las hojas, al menos, desde el marxismo relativista que enarbola "Liberazione", por ejemplo. Habla la articulista -mejor dicho: dispara a bulto y a discreción sobre lo dicho por ese "comitato"- sin más, sin previo aviso, y tilda de racismo, xenofobia antiislámica, ultraderecha fascista, y unas cuantas lindezas más, a quienes escribieron y firman el manifiesto.
Sin duda que no faltará algun pájaro con alguna de esas o aún peores cataduras que asome por ahí para firmar y poder así dejar por escrito sus exabruptos. A estas alturas, ya es bien sabido que eso sucede en cualquier sitio abierto en internet. Es parte del precio de la llamada libertad de expresión.
También es una táctica populista bien conocida confundir las cosas, ridiculizando e insultando lo entresacado de lo que dicen algunos pobres a pie de página, en vez de discutir las razones de quienes han escrito el texto del manifiesto. Sabiendo incluso que un texto escrito por un comité viene a ser tan elegante como un dromedario, es decir, como un caballo diseñado por un comité.
Este es el texto:
The West is in crisis. Attacked externally by fundamentalism and Islamic terrorism, it is not able to rise to the challenge. Undermined internally by a moral and spiritual crisis, it can't seem to find the courage to react. Our affluence makes us feel guilty and we are ashamed of our traditions. Terrorism is seen as a reaction to our errors, whereas it is nothing less than an act of aggression against our civilization and against all human kind.
Europe is at a standstill. Its foreign policy lacks unity, its birth rate is declining and so is its competitive edge in the world market. Europe hides and denies its own identity, and so fails to gain popular support when called to adopt a constitution. It hops on the anti-American bandwagon and drives a wedge between itself and the United States.
Our traditions are questioned. Our heritage, dating back thousands of years, is denied in the name of secularism and progressivism, thus impoverishing the values of life, of the person, of marriage and of the family. It is affirmed that all cultures are equally valid. The integration of immigrants has been left rudderless and without rules.
As Benedict XVI said, nowadays "The West doesn't love itself any longer". To overcome this crisis, we need to increase our commitment and show more courage when dealing with issues regarding our civilization.
He escrito una cosa ahí, para quitar el enfado de comprobar que está mal visto, casi prohibido, pensar que quienes somos iguales en dignidad somos todas y cada una de las personas, tengan (o carezcan de) la nación, el color o la religión que tengan (o carezcan). La razón de ser todos iguales está en la órbita que nos supera del sabernos hijos de un mismo Dios.
A partir de esto, y pretendiendo ser iguales en cuanto hijos de las Naciones Unidas o de los Derechos del Hombre, o de los tribunales ordinarios de justicia, ya sabemos que las cuentas no salen. Porque eso es algo que nos damos y nos quitamos unos a otros, y al final siempre resulta que unos son más iguales que otros, por decirlo con Orwell de una vez.
Aunque fuera algo deseable, no son iguales todas las culturas y civilizaciones. Hay unas que son más iguales que otras. Para los que escriben en Liberazione, por ejemplo, los escritores y firmantes del manifiesto de este "Comitato per l'Occidente", son sin duda menos iguales que ellos mismos.
Esto es lo que he escrito, pasado el enfado:
L’Occidente non ama più se stesso?: “No Roots, No Tree, No Family, No Me”, canta all’amore forte il group ‘Faithless’, without thumping or preaching, come fecero i padri fondatori dell’unità europea.
Pensaba en raíces grecorromanas y judeocristianas y en gentes como Schuman, Adenauer, Monnet, De Gasperi. Sin hacer comparaciones, siempre odiosas.
Comentarios