"Munich" está haciendo correr más ríos de tinta en la prensa que espectadores a las salas. Al menos, en Usa, desde su estreno en diciembre pasado. Spielberg ha desconcertado con su magnífica película, porque ha tratado de encuadrar el terrorismo fuera de los márgenes en que suele ser presentado y entendido. Es decir, fuera de los esquemas maniqueos o quizá "deportivos" (para ganar o triunfar, el adversario debe perder o desaparecer) que políticos y medios de comunicación tienden a ofrecer cuando el terror aparecer en el seno de tantos conflictos.
Entiendo que Spielberg lo ha querido situar en el contexto del patriotismo (mejor o peor) entendido como "voz de la tierra" o "voz por la tierra", mirándolo desde la perspectiva de la familia como núcleo necesario para la vida de cualquier sociedad. Es posible que este modo concreto de sintetizar lo puesto en cuestión por Spielberg desconcierte y sea a su vez discutible. Cosa que supone que hay una llaga real en el mundo en que vivimos y alguien ha puesto un dedo en ella.
Imagino que "Munich" encontrará en Europa, también tras el resultado de las elecciones palestinas, mejor taquilla y también mejores críticas. Quiero decir, críticas menos coloreadas en blanco o en negro, tanto por la perplejidad como por algunos aprioris de la progresía o el conservadurismo ideológicos. O por la implicación o distancia afectiva o intelectual respecto del estado de Israel o de la causa palestina.
En el Anexo que adjunto a esta anotación (Some Links on "Munich"), he incluído algo más de 25 reseñas, artículos o críticas sobre la película, con perspectivas del amplio abanico de enfoques y juicios que "Munich" ha recibido hasta el momento. No es una clasificación, ni el listado tiene pretensiones sistemáticas, ni es una división en críticas favorables y desfavorables. Son los textos que -tras leer esos recogidos y otros tantos más- me han parecido hasta el momento de mayor interés, entre las páginas de la red que están en principio más o menos en abierto.
El caso es que se entiende muy bien que "Munich" resulte problemática, tratándose -básicamente- de una magnífica película. Esto se puede apuntar con tres breves observaciones:
-- 1. Sobre todo, porque uno de los principales logros de "Munich" consiste en la denuncia por parte de Spielberg, y con ayuda del guionista Roth y el dramaturgo Kushner, de la injusticia que supone una justicia entendida según el esquema simplista de "ojo por ojo", aplicado al caso del "terror por terror", o "violencia por violencia". Producir terror, producir situaciones en las que un grupo de seres humanos no sabe a qué atenerse en términos de seguridad para su vida, es lo pretendido con una actividad terrorista dirigida sobre ese grupo de seres humanos.
Alguien puede argumentar que un terrorista no es un ser humano, pero el caso es que lo es, haga lo que haga, incluyendo las cosas más horribles. No hace falta saturarse la imaginación con la figura de Juan Pablo II visitando a Ali Agca para entender esto. Hay también otros ejemplos.
-- 2. La venganza, entendida como "vindicatio" es efectivamente una virtud social, algo que enriquece a una sociedad y a una cultura. Pero hay que entender que la "vindicatio" clásica (no se puede dejar sin respuesta el mal recibido), entendida como equivalente de la "gratitudo" también clásica (no se puede dejar sin respuesta el bien recibido), no tiene necesariamente que ver con la "vendetta" mafiosa o con el "terrorismo de Estado". Más bien supone una respuesta que, por elevación benigna y generosa, haga menos maligno y duradero el mal recibido.
El otro día aludía, a propósito de la reciente encíclica papal, a lo dicho por S. Agustín, y refrendado por el pensamiento filosófico moderno que desea mantener la racionalidad en la distinción entre el bien y el mal y entre realidad y representación. Decía que un Estado que -pensando en la justicia- sólo se refiriese o tuviese en cuenta los propios intereses de conservación del propio poder, y no razonara en términos de la justicia en sí misma, de la verdadera justicia, no se distinguiría estructuralmente de una bien organizada banda de delincuentes. Nadie ha refutado este planteamiento con seriedad desde el siglo IV.
-- 3. Spielberg no es ni un estadista ni un filósofo. Es un cineasta, que ha apostado por mirar alrededor para explorar una pequeña zona de las sombras de la condición humana, presentando la ficcionalización dramática de unos sucesos que forman parte de la historia contemporánea. Insisto en "explorar", y no en juzgar situaciones o plantear soluciones políticas. No se puede olvidar que el papel poético del artista dramático no se confunde -no debería- con la argumentación retórica judicial o asamblearia. Y tampoco se puede olvidar que una componente consustancial del arte es la exageración. Mucha o poca, en unos u otros aspectos, pero el arte exige exagerar. Y en "Munich" hay arte en la exploración de estos recovecos sombríos del alma de los hombres y de las sociedades en que viven.
Ya sabemos, como solía recordar el filósofo hispano-alemán Fernando Inciarte, que la historia pasada nos dice que no pocos delitos se han glorificado después, simplemente porque fueron practicados por el partido victorioso o los hombres victoriosos, ya fueran Alejandro, César, Napoleón, Stalin o -si no hubiera sido vencido- Hitler.
Para Spielberg, probablemente como para su alter ego Avner, el protagonista de "Munich", la cuestión no está resuelta con la "victoria a cualquier precio". Porque ese precio mata el alma del vencedor.
De todos modos, al enfrentarse Spielberg con lo que se enfrenta, dentro y fuera de esta película, no es de extrañar que haya tenido dificultades de todo tipo. Y tampoco es de extrañar que en ocasiones haya recurrido -dentro de la película- a unos pocos lugares comunes narrativos, y a exhibicionismos de sexualidad y violencia que -mirando fuera de la película: a una taquilla que debe recuperar un centenar muy largo de millones de dólares- a veces quieren sugerir presuntas o ingenuas alegorías, pero que en todo caso están fuera de lugar. Fastidia también que los únicos gestos de tipo religioso estén presentados en un contexto católico, el de los mafiosos apátridas franceses, tan familiarmente perversos como el resto de los implicados en la trama. Cabos sueltos que resultan en este caso exageraciones artísticas innecesarias.
El resto, chapeau! Empezando por la escena final, con las torres gemelas de fondo. Una de las mejores resoluciones vistas en una película con historia comprometida y compleja. No hubiera imaginado que Spielberg fuera capaz de sacar adelante una película tan sobresaliente con el asunto en cuestión, en los tiempos que corren. Esperemos nuevas ocasiones para volver a hablar de esta dura y magnífica película.
(En el mencionado Anexo que adjunto a esta anotación, Some Links on "Munich", figuran en primer lugar tres enlaces que destacan: el primero, por ser una buena fuente de ulteriores referencias; el segundo, por ser la crítica más equilibrada que he encontrado entre las leídas; el tercero, por referir una parte sustancial del debate estadounidense, incluyendo su propia perspectiva. Agradeceré recibir nuevos enlaces sobre "Munich", para añadir al Anexo).
Unos apuntes breves (espero) sobre una película que no he visto todavía y no creo que vea en los cines (esperaré el pase en la TV).
1ª Supongo que será un fracaso de taquilla también en Europa, como sucede en USA (algo lógico). No siendo una película de acción al uso, sino que versa sobre una historia "aburrida" de tanto contarse, es de esperar.
2ª Las imágenes que he visto, no invitan precisamente a que la juventud (que son los que van al cine) vayan a verla. Si la mayoría de los españolistos es cada vez más "pasota" en temas políticos, su asistencia masiva sería una contradicción. A la segunda semana, tras el boca a boca, no irá casi nadie, a pesar del nombre del director.
3ª Hoy predomina la búsqueda de la evasión de la realidad y el "no pensar". Al igual que las bitácoras con escritos de una cierta enjundia son dejadas de lado habitualmente, otro tanto sucede con libros, películas y demás.
Y, sin embargo, mucho hastío es el que reina, pero pronto muchos se posicionan, sin tener una mínima apoyatura, intelectual y de conocimiento.
Blanco y negro es lo que predomina, un reflejo más del análisis simplista habitual, tan querido hoy en día, incluso entre tantos "universitarios".
Días atrás meneé una anotación de J. P. Quiñonero sobre las caricaturas a Mahoma. Pasó casi desapercibida, y así otras. Ahora el tema está de actualidad, los medios españoles lo comentan, siempre tardíamente.
"Es lo que hay".
Publicado por: maty | 03 febrero 2006 en 07:22 p.m.
Yo sinceramente admiro a Spielberg en diferentes planos:
Como productor y empresario ha convertido en oro lo que ha tocado con criterios de calidad y espectáculo.
Como director es al menos bueno porque sabe transmitir.
Como artista es arriesgado y en vez de dedicarse a hacer ET2, ET3 y Indiana Jones en Vitigudino e Indiana Jones en Villafranca del Penedes se ha metido en "camisa de once varas" como Amistad (esclavitud), La lista de Schindler (la mejor película sobre la SHoah hasta hoy) y hoy, toma posición en el conflicto de oriente medio con distancia y criterio.
Por eso aconsejo que todas y cada una de las películas de Spielberg es un deber ir a verlas (vale, la de inteligencia artificial mejor no).
Una vez postee en mi blog un laudatorio sobre spielberg:
http://almadormida.blogspot.com/2005/11/steven-spielberg.html
(hola amigo Maty)
Publicado por: bonhamled | 03 febrero 2006 en 07:42 p.m.