No es de extrañar que "El país" haya publicado un doble y largo reportaje sobre el Opus Dei, a propósito de la presencia en librerías y pronto en pantallas del "Código Da Vinci", y sin hacer en principio el caldo gordo al texto blasfemo de Brown ni a la película de Ron Howard.
No es de extrañar que esta vez parece que las cosas de la información han dejado un poco de lado otras cosas. Siempre ha pasado aquello de que hablando se entiende la gente. Hablando en un diálogo abierto, sin más horizonte ni presupuesto que la realidad real de la que se habla.
De todos modos, no habría que extrañarse si más de un habitual del periódico de la calle Miguel Yuste se siente traicionado o "engañado", en la medida en que el reportaje de Enric González está escrito sin los habituales aprioris irónicos ni las animadversiones o sobrentendidos de rigor ante asuntos de la Iglesia católica.
Es interesante leer ambas piezas: El efecto Da Vinci 1, titulado "El Opus destapa sus secretos" (lunes, 6 de marzo de 2006), y sumarizado así:
'El Código Da Vinci' marca un antes y un después para los 85.000 miembros de una entidad envuelta en sombras, que mantiene la estricta disciplina religiosa.
Los 40 millones de ejemplares vendidos de El Código Da Vinci han representado un choque en la imagen secretista del Opus Dei, pero también una publicidad planetaria para esta organización. Entre el boicoteo y el diálogo, la Obra ha escogido el camino de una cierta transparencia para no desperdiciar el repentino interés suscitado por este grupo católico entre el público.
Y la segunda entrega: El efecto Da Vinci y 2, titulada "El estricto internado del Opus" (7 de marzo de 2006), sumarizada así:
La Obra es casi invisible fuera de España, América Latina y Filipinas. Ahora espera ampliar su presencia en Estados Unidos, donde sólo cuenta con 3.000 socios
El Opus Dei tiende a captar dirigentes políticos y profesionales con alta preparación para crecer e influir socialmente. El numerario acude al trabajo con una misión proselitista, hacerlo lo mejor posible para agradar a Dios y ofrecer su conducta como un ejemplo a los demás compañeros. La Obra nació masculina, pero el 55% de sus miembros son mujeres.
El texto no está escrito, desde luego, en formato "arena a los ojos", ni tampoco "una de cal y otra de arena". Si la cal es la sustancia, sin duda hay más cal que arena. Aunque arena hay, y da la impresión de que arena gorda (en la forma de destacar o de referir, lo mismo que en algunas cosas más o menos inciertas, detacadas y referidas) hay también. Tampoco se puede pretender que como por ensalmo desaparezcan algunos de los habituales "tics de la casa" en el modo de referirse a la institución, pero hay que decir que el trabajo de Enric González aparece como un paso, un buen tranco, del periódico de la calle Miguel Yuste en una dirección distinta de la habitual. No estaría de más que este paso fuera sólo el primero, no el único, en esa línea.
El diario "El país", que imagino seguirá sin destapar sus propios "secretos a voces" como hace con los ajenos, y matendrá el habitual "estricto internado" en su redacción, esta vez ha hecho sus deberes con unos textos más bien justos y trabajados.
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Actualización (10-III-06): el diario italiano La Repubblica (7 y 8 marzo 2006) ha traducido estos artículos, y quedan recogidos en el sitio web del Opus Dei en italiano, con sendos títulos distintos:
• Dan Brown ha sfidato l'Opera e l'Opera ha accettato la sfida
"Il Codice da Vinci con i suoi quaranta milioni di copie vendute ha stabilito un prima e un dopo per la vita dell’istituzione". Articolo pubblicato su "La Repubblica" dell'7 marzo 2006.
• Non c’è solo il cilicio
"I membri non sono soltanto colletti bianchi, ma anche operai e casalinghe". Articolo pubblicato su La Repubblica dell'8 marzo 2006.
Ya se ve que los títulos de los artículos son asunto más editorial que redaccional. Aunque siguen en la traducción esa "arena gorda" de exageraciones y cosas inciertas que mencionaba a propósito del original en castellano.
En cualquier caso, el "affaire Da Vinci Code" sigue presente en la opinión pública como fenómeno digno de interés. Ayer, sin ir más lejos, el New York Times, en su "op-ed section", insertó un texto de la Catholic League For Religious and Civil Rights, en el que se dirige una carta abierta a Ron Howard, director del film producido por Sony Columbia, pidiéndole que al menos lo etiquete como "ficción". Eso, dado que ya parece demasiado tarde para decir que la película no es anti-católica. Cosa que incluso ha reconocido o manifestado públicamente John Calley, el co-productor. Eso sí, poniéndole una aparente sordina (que no quita nada al sustantivo) al decir que se trata de una película que es sólo "conservadoramente" anticatólica. ¿Querrá decir eso que es menos anticatólica que si lo fuera "progresistamente"?
El motivo de la solicitud de la "Catholic League For Religious and Civil Rights", entre otras cosas, tiene que ver con que una reciente encuesta en Canadá ha puesto de manifiesto que un tercio de los lectores del libro piensan que se trata de una novelización de datos fidedignos sobre asuntos históricos.
Puesto que no cabe reenviar a este texto ayer publicado en el NYT, lo reproduzco a continuación:
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Actualización (17-III-06): parece que, según dice Bill Donohue, presidente de The Catholic League for Religious and Civil Rights, hay algunos movimientos por parte del equipo de Howard y Sony Columbia, que parecen "no adversos" (hay que ver cómo hay que tratar entre algodones a este "equipo") a introducir en la película algún tipo de prevención ante el presunto "realismo histórico" de la película, algún "disclaim" o limitación de responsabilidad. Aunque solo fuera por lo mal que quedaría el mismo Ron Howard.
Eso hizo Sony con "El mercader de Venecia", diciendo a los espectadores que 'Intolerance of the Jews was a fact of 16th Century life even in Venice, the most powerful and liberal city state in Europe'. O como ya hicieron Ron Howard y su guionista Akiva Goldman en "Una mente maravillosa", admitiendo que habían 'fictionalized a number of the incidents.'
Justo estaba reseñando el artículo cuando leía tu anotación. En PD está accesible: http://www.periodistadigital.com/religion/object.php?o=317597&print=1
Algún día deberías dar tu propia impresión sobre la prelatura personal.
PD: cuando he leído el nombre de Joaquín Navarro Valls, he recordado un comentario que te envié por correo, que sigo pensando.
PD2: es muy llamativo el fuerte rechazo de muchos que dejaron el Opus Dei. En la red tienen su espacio: Gracias a Dios, ¡Nos fuimos! http://www.opuslibros.org/ También opinan al respecto del libro plagiado http://www.opuslibros.org/escritos/codigo_opusdei_agustina.htm
En esto de las organizaciones, soy partidario de ir por libre, siguiendo las palabras de Paracelso: "Alterius non sit qui suus esse potest" (No sea de otro quien pueda ser su propio dueño). Una variante más conocida, teñida de política caduca: "Ni Dios, ni patria ni rey".
Recuerdo un diálogo de la gran serie televisiva "Lou Grant", donde uno de los periodistas protagonistas presume de no pertenecer a entidad alguna, salvo a la Biblioteca Pública, por mor de la independencia. Gran serie, que extraño.
Publicado por: maty | 07 marzo 2006 en 08:02 p.m.
He referenciado esta entrada en mi bitácora. Te pido perdón por adelantado, pues temo que recibas algunas visitas de impresentables, incapaces de mantener un diálogo educado, desde la discrepancia, pero respetuoso.
Publicado por: maty | 07 marzo 2006 en 08:05 p.m.
Muchas gracias, Maty. Espero que no haya ese tipo de visitas que mencionas. Mañana estoy de viaje.
Publicado por: JJG Noblejas | 07 marzo 2006 en 08:24 p.m.
Me parece que este blog es una defensa del Opus Dei con un carácter muy divulgativo y me encanta. Yo fui del Opus Dei, hasta hace 3 años, y les agradezco todo lo que han hecho por mí, y aunque no comparta ahora algunos de sus principios, creo que todo ha sido para bien. desde luego es un disfrute poder contar con blogs y posts como este. Un abrazo
Publicado por: Ápmr | 17 marzo 2006 en 11:45 a.m.
Muchas gracias por el comentario, Áprm: me encanta que este blog te encante. Entiendo bien lo que dices, aunque la verdad es que no me dedico por sistema a "defender" al Opus Dei, o a otras instituciones católicas. Ya lo hacen institucionalmente, y muy bien, cuando lo consideran oportuno. Pero tampoco me niego a hablar de raíces y compromisos cristianos, cuando la cosa viene a cuento del asunto más bien profesional que interesa en este blog. Lo curioso es que, en los últimos tiempos (justo cuando gente como el bueno del filósofo Zizek del que hablé ayer proclaman el ateísmo como fuente de cultura), resulta que esos temas tienden a venir a cuento con cierta frecuencia...
El blog, como dice el "subtítulo", se dedica a asuntos que tiene que ver con la cuestión de la verdad y el civismo en el entorno los medios de comunicación en general, viendo los modos de expresarse que usan, y sobre todo sin olvidar los asuntos que tratan (cosa menos cómoda de lo que parece). De ésto último vienen algunos aspectos de tipo más bien filosófico o doctrinal, que solo salen a la luz cuando los asuntos tratados lo piden...
Quizá es amplio como panorama, pero a fin de cuentas sucede que en la blogosfera hay mucha gente, con la cabeza sobre los hombros y bien amueblada, que escribe también sobre asuntos vecinos, de modo que no me siento obligado a hablar ni de todos los asuntos, ni de todos sus aspectos... Y así puedo escribir sobre algunas cosas que otros no tratan. Además, no conviene abusar del tiempo disponible, cuando hay otras tareas que reclaman atención prioritaria.
En fin, muchas gracias de nuevo, y recibe también un abrazo.
Publicado por: JJG Noblejas | 17 marzo 2006 en 12:49 p.m.