Publica ayer el Corriere della Sera un interesante artículo de Bernard-Henri Lévy: Ebreo e agnostico, ma contro il Codice sto con la Chiesa. Interesante: judío y agnóstico, pero contra el "Código", está con la Iglesia.
A Lévy le molesta, e incluso parece que le asusta, el fenómeno del Código Da Vinci. No sólo porque ahora se trate de una mala película. No sólo porque sea una burla infantil del texto de las Escrituras. Le molesta sobre todo porque es un timo intelectual. Un timo que ya ha sido denunciado por los periodistas que se han tomado la molestia de desenredar el enredo, de contrastar dónde están los presuntos "hechos", dónde los documentos, dónde la fantasía.
A Lévy le preocupa que el fenómeno de este "género" tenga tanta aceptación popular, porque con sus "complots", con la (pseudo)-posibilidad de que el lector "descubra" los misterios más recónditos, se trata de un género que tiene rasgos característicos de mentalidades totalitarias, fascistas y oscurantistas.
En esta sentido, recomienda leer tres libros, dos de ellos recientes:
• el de Pierre-André Taguieff, "La foire aux illuminés" [ver en Amazon.fr], que permite observar cómo sólo ahora, con una mezcolanza como la del CDV, en nuestros días, hay gente capaz de sucumbir a la ilusión de conocer, a través del libro y ahora de la película, al misterio de los misterios, al enigma absoluto, según una veta de complots, como fue la planteada por todos los totalitarismos.
• el de Philippe Muray, "Dix-neuvième siècle à travers les âges" [ver breve reseña de este clásico de hace 20 años], que naturalmente no habla del Código Da Vinci, (pero que establece la genealogía de un "ocultismo político" que lleva a los grandes ilustrados que forjaron el cuerpo de doctrina de los fascismos).
• el de René Rémond, "Le nouvel antichristianisme" [ver en Amazon.fr], que Lévy recomienda a todos -cristianos o no- que olfatean el mal olor de la vuelta del oscurantismo -"!del oscurantismo, sí!"-, del odio al pensamiento y a la verdadera ciencia. Algo que revolotea en los "procesos" ultimamente instruidos contra la Iglesia, una Iglesia que-desde Pio XII a Benedicto XVI- se considera culpable de todos los males.
Interesante lo dicho por Lévy en su artículo en el Corriere, e interesantes los libros que recomienda. Interesante llamar por su nombre a las direcciones que apunta este desmedido interés por "la idea paranoica de una verdad escondida", e interesante ver resaltar a Lévy la "sangre fría" con que los aludidos han reaccionado ante esta temible "caricatura", mucho más que aquellas otras de no hace tanto tiempo, ante las que otros respondieron con violencia inusitada.
Interesante que Lévy, como judío, rememore -a propósito del caldo de cultivo que alimenta el "Da Vinci Code"- que viene a ser el de las condiciones de posbilidad de los pogroms, esta vez orientado hacia los cristianos.
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