Encuentro dos buenos artículos sobre el fenómeno Da Vinci Code, que quizá está por cerrarse, gracias al fracaso de la fiel versión cinematográfica del texto de Brown.
Ambos tratan acerca de lo mismo, algo que hasta ahora no había mencionado muy explícitamente aquí: la comunicación institucional por parte del Opus Dei, "incriminado" (Drae: "imputar a alguien un delito o falta grave") hasta el fondo en este fenómeno DVC por sus autores, lo quieran o no.
Apostar por la transparencia
Y eso que -una vez olvidados los reclamos de una sospechosa "truthiness" por parte de Brown- ahora sólo se trata de una ficción del género "thriller" que no puede "incriminar" (Drae: "Imputar a alguien un delito o falta grave") a nadie: ni a la Iglesia católica, ni a los cristianos en general, ni a la Prelatura personal del Opus Dei. En fin, el agua pasada ya no mueve molino.
Pero no lo mueve, en buena parte, a mi entender, por la neta postura comunicativa del Opus Dei como parte de la Iglesia católica. Apostar básicamente por la transparecia ha sido, no sólo un modo de conservar en la opinión pública mundial una imagen adecuada a la realidad de las cosas, ante el mundial "tsunami" de imágenes falsas y engañosas provocado por el fenómeno DVC. También ha sido una ocasión de responder con información verdadera y fiable a la curiosidad, más inocente y natural que morbosa, de millones de personas que hasta estos momentos ni siquiera habían oído hablar, bien de esos aspectos de la vida de Jesucristo, bien de la historia de la Iglesia, bien del Opus Dei.
Por eso se entiende bien el artículo que un periodista nada dado a ser complaciente, y menos en estos asuntos, como es Gianni Riotta, del Corriere della Sera, titule hoy "L'Opus Dei batte il Codice da Vinci", bajo el antetítulo "L'arma della trasparenza". Siendo la entrada de primera página (ángulo superior derecho) la que figura en la imagen aquí al lado.
Le scuole di giornalismo, gli uffici public relations delle grandi aziende, i portavoce dei partiti e delle istituzioni dovrebbero organizzare seminari sul «Codice da Vinci». Non sul thriller di Dan Brown e neppure sul film di Ron Howard. Sulla reazione dell'Opus Dei al ritratto nefasto dell'organizzazione cattolica. Anziché denunciare, smentire, trascinare autore e regista in tribunale, la «prelatura personale» fondata da san Josemarìa Escrivà de Balaguer, ha colto l'occasione per aprirsi al dialogo con i giornalisti, fin qui detestati e messi al bando.
Entiendo que Gianni Riotta ha captado la melodía de lo que ha pasado en los últimos meses. Meses en los que -por decirlo con algo aquí publicado- se han cambiado los papeles entre los personajes en escena con el affaire DVC: siguiendo la imagen de la Bella y la Bestia en King Kong, inicialmente la Iglesia y el Opus Dei eran "la bestia" con sus oscuros mitos falsos, mientras que "la bella" eran Brown, Sony, Howard, y demás, desmitificandolo todo. Las cosas han terminado justamente al revés:
Impugnando le critiche, anche le più radicali, al limite della diffamazione, con serenità, ironia, certezza della propria identità l'Opus Dei ha, in poche settimane, diradato le nuvole che la perseguitavano (...) E John Allen, un liberal a lungo assai scettico sull'Opera, ne traccia nel suo saggio un ritratto simpatizzante, avversario conquistato dal libero accesso.
«Il "Codice da Vinci"? Ci rende più forti», dice Echevarrìa a Vittorio Messori sul Corriere. «Per noi Dan Brown è un dono della Provvidenza. Grazie alle sue mistificazioni possiamo finalmente farci conoscere meglio per quel che siamo. Ecco perché...la nostra difesa oggi è l'attacco» dichiara a Panorama il portavoce italiano Opus Dei Giuseppe Corigliano e gli fa eco, su Newsweek il vicario americano dell'Opera, Thomas Bohlin che, per spiegare come la prelatura personale influenzi i suoi 85 mila aderenti nel mondo, non parla di cilici, non si affanna a smentire i transfughi che denunciano lavaggi del cervello e cultura da setta. Ricorda piuttosto i corsi per manager stile Dale Carnegie, dove si apprende un modello e poi lo si usa a modo proprio. E sulle critiche all'opulenza dell'Opus Dei, accusata spesso di sostenere gli affari meno limpidi del Vaticano con una cassaforte ricca di due miliardi di euro, Bohlin se la cava in battuta: «Beh, non siamo come i francescani che vanno in giro con le scarpe bucate guidando macinini scassati».
Una svolta, da studiare con attenzione.
Y concluye diciendo:
Chi, individuo o istituzione, si chiude in se stesso, è perduto. Chi si apre muta e si salva.
Una estrategia de comunicación global
El segundo artículo es el que ayer dedica el Wall Street Journal a Juan Manuel Mora: "How Opus Dei Tries To Break the Spell Of 'Da Vinci Code'". Conozco desde viejos tiempos académicos a Juanma, como ya sabe todo el mundo que le llamamos sus amigos. Somos ahora colegas de claustro académico en la Università della Santa Croce de Roma, y (puesto que imagino que no lee Scriptor.org) puedo decir -sin detestables autobombos- que no creo que le guste tanta visibilidad como la que ahora tiene, y menos así de repente. Aunque, quién sabe, a lo mejor -haciendo de necesidad virtud, cosa ordinaria en su trabajo de "global communications director" del Opus Dei, como lo describe el WSJ- integra el peso de la visibilidad en su trabajo con una sonrisa e incluso lo termina llevando con gusto.
Destacan los articulistas del periódico algunas decisiones tomadas en su trabajo, ante el desarrollo de los hechos a lo largo de los tres últimos años, que pueden resultar de interés conocer:
"We had to get totally naked to confront this problem," says Mr. Mora, a jovial 47-year-old Spaniard who teaches communications at Rome's Pontifical University of the Holy Cross, which is run by Opus Dei. (...)
When "The Da Vinci Code" was published three years ago, Opus Dei hoped to be able to ignore it, convinced that speaking out would merely boost sales. Then, when Sony Pictures purchased the movie rights, Mr. Mora and his colleagues started to shift gears, hoping to soften the film's portrayal.
In early 2004, Thomas G. Bohlin, Opus Dei's top official in the U.S., wrote a letter to Sony asking that the group's name not be used and asking for a meeting with Amy Pascal, chairman of Sony's Motion Picture Group. Ms. Pascal declined. Opus Dei then released an open letter to the "shareholders, directors and employees of Sony" that encouraged the company to run a disclaimer at the start of the film, stating that the movie was based on a work of fiction. Sony's reply: no disclaimer.
Sony Pictures spokesman Jim Kennedy says the company is confident that audiences will understand the movie is "a fictional thriller, not a religious tract or historical documentary." Sony, he says, has been sensitive to Opus Dei's concerns. He cites a Web site set up by Sony to air debate.
Opus Dei spurned the Sony-controlled site as a marketing gimmick. Mr. Mora says several PR companies approached Opus Dei offering their services but the group declined. Opus Dei, he says, "prefers its pasta homemade."
It began thinking up ways to reach the movie's future audience with its own message. Having taught several courses on crisis management, Mr. Mora was familiar with the basic principles. He realized that Opus Dei shouldn't stay silent, a mistake that many companies make when faced with bad news -- and one that backfired on the Catholic Church during the U.S. scandal over sexual abuse of children by priests.
But textbook cases of damage control had only limited value for a religious organization, says Mr. Mora. Opus Dei didn't have a product it could pull from shelves and repackage. Opus Dei, which is made up largely of laypeople but also includes some priests, offers a strict brand of Catholicism. It calls on members to extend the spirit of Sunday worship into their everyday lives through frequent prayer and good works. It wasn't about to change that, but decided it could alter the packaging. (...)
So, while some Catholic groups are boycotting the film and threatening legal action, Opus Dei is calmly promoting its work and presenting itself as a victim of Hollywood. Instead of generating buzz, it wants to be seen as banal.
"People who come here looking for something surprising or shocking are going to be very disappointed," said Jean Granier, a schoolteacher, father of 10, and Opus Dei member who this week took part in an open house at the group's center in Marseille, France. "What we do is very, very ordinary." His oldest daughter, Aude, also a member, handed out pamphlets explaining that, contrary to "The Da Vinci Code," Opus Dei "has no monks, no murders, no masochism and no misogyny." (...)
Quede como apunte sobre un trabajo profesional difícil, bien hecho.
Te voy a plagiar, para qué disimularlo. El 24 participo en Vigo en una mesa redonda sobre el CDV y voy a centrarme en el aspecto comunicativo del asunto. La verdad, si la rueda ya está inventada, ¿para qué inventarla de nuevo? Si acaso le pondré algún eje más pero TODA la información sobre el recorrido de ficción y realidad de este bodrio de novela-película está aquí. Gracias, gracias, gracias por el magnífico trabajo que has hecho aquí y, si viene al caso, dale las gracias a Juan Manuel por el suyo.
Publicado por: Montse | 21 mayo 2006 en 12:36 p.m.
JJG:
Ademas un sacredote del Opus habia explicado en una entrevista que la organizacion rechaze personas con dichas propensidades. Tales personas necesitan ayuda que Opus no puede prestar.
Pensaba que explico que no son un grupo secreto de fantaicos solamente gente ordinaria con un vida de oracion intensa.
xavier
Publicado por: xavier | 22 mayo 2006 en 02:16 a.m.
Felicidades por el articulo, estoy haciendo un trabajo (del DVC) para mi clase de Teologia en la Universidad Bonaterra y me sirvio mucho, gracias!!
Publicado por: Begoña | 25 mayo 2006 en 06:28 a.m.
Estimado profesor:
Antes de nada, mil gracias por todos sus comentarios acerca de DVC; me han sido de gran ayuda para poner en orden mis ideas.
Respecto a la tarea de comunicación institucional, sin más apuntar que ya David Bowen, del Financial Times, publicó el 9 de diciembre de 2004 un artículo titulado "The web and the case for the defence" en el que alababa la estrategia de transparencia seguida por el Opus Dei a través de su web:
[...] You might expect an organisation that often attracts the adjective "secretive" to keep its head down, but you would be wrong. The home page (www.opusdei.org) has a prominent link: "The Da Vinci Code, the Catholic Church and Opus Dei". This leads to a section that deconstructs the basis of the book. It is the more effective for being understated: "We would like to remind [readers] that The Da Vinci Code is a work of fiction, and it is not a reliable source of information on these matters".
The organisation understands why the web is the best reputation management tool: it allows complex and subtle arguments to be exercised without boring the reader. It increases credibility by using third party sources where possible, and it makes the argument digestible by breaking it up into bite-sized chunks. A question and answer format is widely used; it works well.
The Da Vinci Code could end up doing Opus Dei some good by stimulating people to visit its excellent site. The commercial world is starting to see such possibilities, but it is failing to grab anything like all the opportunities the medium provides.
[...]
Un abrazo.
Publicado por: Alfonso | 25 mayo 2006 en 11:16 a.m.
Muchas gracias a vosotros. Es gratificante saber que lo escrito interesa y sirve a otros. Y además ya se ve que trabajar en serio lo que se tiene entre manos es algo que gusta a bastante gente. Enhorabuena, ánimo en vuestros asuntos y trabajos y un cordial saludo. (Alfonso, enhorabuena por Almudena: ya ves que la red sirve incluso para esto!).
Publicado por: JJG Noblejas | 25 mayo 2006 en 11:24 a.m.