El uso metafórico del lenguaje es de ordinario sugerente y prometedor. También lo es el uso metonímico y el sinecdóquico. Incluso puede que todo eso y algo más resulte necesario y casi imprescindible en los discursos deliberativos sobre asuntos políticos.
Por eso entiendo bien que el desconcierto público que -a propósito de ETA y el "proceso de paz"- siembra el mutismo de Rodriguez Zapatero, venga compensado con los "límites infranqueables" que -según Fernández de la Vega- guiarán los futuros pasos del gobierno español. Es un respiro saber que "cualquier escenario debe cumplir dos requisitos: irreversibilidad del proceso y respeto de la Constitución y la Ley".
Bien es cierto que la experiencia aconseja pensar que, una vez pasados esos escenarios que cumplen requisitos, habrá exégetas que nos dirán que los escenarios y los requisitos eran otros, o que no han pasado aún los escenarios, o los requisitos, o quizá lo contrario. O que los "límites infranqueables" del proceso consistían en otra cosa. Vaya uno a saber.
Pero hay algo que me llama la atención, quizá de modo indebido o incluso injusto, acerca de estos "límites" y "procesos". Más allá, incluso, de las sonrisas de cínico desprecio tras los cristales de un juzgado, o el mutismo sobre el arrepentimiento, o la destrucción de las armas, y demás parafernalia habitual en lo que hasta ahora consistía un "proceso de paz".
La premisa es ésta: en estos días se ha detenido a algunos industriales que han pagado recientemente dinero a ETA. Estoy de acuerdo, aunque se trate de una extorsión. Estoy de acuerdo, aunque se trate de salvar el propio pellejo, el de la familia y también el la industria que da trabajo y crea riqueza.
La otra premisa es esta otra: se está en diálogos con quienes se han embolsado los miles de millones pagados a ETA en concepto de "impuesto revolucionario" en los últimos años.
La pregunta, que puede catalogarse como más bien primaria y tontorrona, justo cuando La Historia nos contempla, es ésta: ¿entra dentro de los "límites" de ese "proceso" hablar un poco de devolver el dinero extorsionado, o si se quiere, "donado" a la causa revolucionaria, aunque haya sido un poco a la fuerza? Porque el montante -dicho sea a ojo de buen cubero- es toda una señora pasta. Y hay listas de "donantes" y cantidades.
No hacer algo al respecto es dar carta de ciudadanía a una mafia que no sabe vivir sin este tipo de "libres aportaciones" dinerarias.
En algún momento de este "proceso" habrá que dejar de lado metáforas, sinécdoques y metonimias, y llamar al pan pan y al vino vino. Y ya de paso, advertir del giro lingüístico a la ciudadanía, que en estas cosas de dineros ya no es tan espesa y municipal como en cosas de política.
¿En qué lado de esos "límites infranqueables" queda el asunto de los dineros?
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Ver también en Scriptor.org:
-- Política: las palabras y las cosas.
-- Saber de qué se habla: ETA en Wikipedia.
-- Palabras e imágenes de terroristas (2): ecos en Europa.
-- Palabras e imágenes de terroristas: ¿tregua, alto el fuego permanente o sigue el chantaje? [>> Upd].
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Actualización (01 Julio 2006): Leo una interesantísima lectura comentada de Arp, fascinado por la retórica de naP Rodrígez Zapatero en su discurso - monólogo ante la prensa, en el Palacio del Congreso. Los representantes políticos siguen enterándose por la prensa. Quizá por eso termina así, incluyendo la postilla de Arp en rojo:
Quiero desde aquí pedir para esa tarea la colaboración de todos los medios de comunicación [¡que los medios de comunicación colaboren! Normalmente esto habría supuesto un grito unánime de enfado, pero no parece que vaya a ser así ahora; señor Zapatero, los medios deben informar, no 'colaborar'], teniendo en cuenta el alcance del proceso que vamos a vivir.