El poder de las palabras es siempre fascinante. Fascina que Plutón haya dejado de ser un "planeta", y haya pasado a ser "prototipo" de una nueva categoría de "objetos trans-Neptunianos". Para los que no somos expertos astrónomos, eso suena a eufemismo que no suple la degradación a "planeta enano".
Plutón ya no es un "planeta" a secas, porque ha habido un interesantísmo debate científico del 16 al 24 de agosto, con suspense incluído, que ha cambiado la definición de planeta. Con un discutido acuerdo entre los astrónomos de la International Astronomical Union (IAU), gentes que en principio saben de lo suyo, porque se dedican exclusivamente a ello.
Palabras y cosas
Es patente que las palabras están en relación con las cosas, no sólo en asuntos científicos, sino especialmente en asuntos prácticos de la vida corriente. También es patente que cada uno de nosotros posee y sabe manejar más palabras que cosas. Por ejemplo, hay más gentes que poseemos y manejamos la palabra “yate” que personas que poseamos y sepamos manejar un yate.
Aunque hay palabras que por el simple hecho de tenerlas, nos producen la ilusión de que poseemos y sabemos manejar las cosas que significan. O, quizá aún peor, cuando se piensa que todo es absolutamente relativo, sucede que lo que tiene importancia no son las palabras en cuanto significan algo real, sino el poder que otorga a quien las posee y puede manejarlas a su arbitrio.
Quizá esto tiene que ver con la actual valoración positiva pública de la magia, como si fuera algo (de algún modo) científico. Pero la magia siempre ha sido otra cosa: la pretensión de que nuestra capacidad de manejar el lenguaje signifique que –aplicándoselo a la realidad como si fuera una piedra filosofal- con él cambiamos el "ser" de las cosas, según nos convenga.
Abracadabra, conjuro mágico ininteligible
Los conjuros mágicos no tiene por qué entenderse, ya que uno como el tradicional "abracadabra (que esta piedra se convierta en una cabra)" no necesita ser entendido. Las piedras, como las cabras, forman parte del cosmos, y no entienden el lenguaje humano, pero el saber mágico se basa en que se someten a él cuando lo usan los magos. Y si el conjuro del abracadabra no funciona –de siempre han razonado (y sobrevivido) así los "magos"- es porque sobre esa piedra está vigente otro conjuro más fuerte que lo impide.
El sentido de las palabras que designan las realidades humanas no es mera convención pragmática. Pero hay una especie de magia light en la sofistería de algunos para cambiar los modos de entender determinadas realidades humanas (asociadas, por ejemplo, a nuestro nacer, vivir y morir), a través del uso de las palabras que las designan. Hay leyes, reglamentos o contratos que más bien parecen conjuros que (excepto iniciados) nadie entiende, pero que obligan o permiten determinadas cosas. Lo mismo pasa con los medios de comunicación, no tan alejados de los poderes. No insistiré ahora en cuestiones de intencionales manipulaciones lingüísticas bien conocidas.
Dejando la palabra a los astrónomos
Quisiera sólo hacer ver que Plutón ha dejado de "ser" un planeta, y ha pasado de hecho a "ser" un no-planeta, aunque ahora se le llame planeta enano. Algo que, por muy técnico y científico que sea el término entre los astrónomos, para los no especialistas suena más bien despectivo. No es cuestión sólo de su diámetro, u otras razones astronómicas. Es como si Platón hubiera sido, más que exiliado de entre los planetas, degradado en su rango planetario. En todo caso, ya no se estudiará como planeta en los libros de geografía, aunque siga estando donde estaba y siendo exactamente lo que era hasta este momento. Pero ahora será conocido como el "prototipo" de los "objetos trans-Neptunianos". Suena a premio de consolación.
Desde hace unos días, un planeta –para todos, por decisión de los expertos astrofísicos reunidos en Praga- es un objeto celeste que, tras el debate, cumple al fin con tres condiciones:
"(a) está en órbita en torno al Sol, (b) tiene masa suficiente para que su autogravedad le permita ser rígido y tener equilibrio hidrostático (tener forma esférica), y (c) tiene despejado de objetos la vecindad de su órbita."
Los sabios expertos han dicho que Plutón no cumple con la tercera, dado que has not cleared the neighbourhood de su órbita. Y por eso es ahora un "planeta enano". Hasta los profanos entendemos que se haya discutido y se siga discutiendo acerca de una noción más bien "borrosa o difusa" como es la consideración de lo "despejado de su vecindad":
There continues to be criticism regarding the final draft of the definition. Notably, the lead scientist on NASA's robotic mission to Pluto, Dr Alan Stern, contends that Earth, Mars, Jupiter and Neptune have also not fully cleared their orbital zones either. Earth orbits with 10,000 near-Earth asteroids. Jupiter, meanwhile, is accompanied by 100,000 Trojan asteroids on its orbital path. "If Neptune had cleared its zone, Pluto wouldn't be there," he added.
Pero la ciencia astronómica es lo que es, y debe tener sus definiciones de compromiso, por supuesto, para seguir trabajando.
Abracadabras en el lenguaje ordinario
Lo que no está ni medio bien es que el lenguaje ordinario, el utilizado en la plaza pública ciudadana por los medios de comunicación, esté a veces en manos de gentes con primarios intereses políticos, económicos o de mera fama o visibilidad pública. Porque, amén de otros manejos, "framings" o "primings" de asuntos, personas e instituciones, etc., pretendan arropar con lenguaje aparentemente científico una relación primariamente nacida de intereses políticos o económicos entre palabras y cosas. Cosa que lleva al lenguaje a tomar un sesgo tecnocrático y pseudo-científico, que pone en circulación diversos "abracadabras" mágicos.
Hoy es fácil que más de uno entienda que esta conversión científica de Patón en "objeto trans-Neptuniano" manifiesta la siempre necesaria "magia del lenguaje científico". Algo así dirá –en su ignorancia culpable- el convencido de que las cosas en realidad no son nada, con independencia de cómo se las nombre.
No debe extrañar, por tanto que en otro orden de cosas haya gentes que –sin ser para nada expertos en el asunto- acepten el conocido "abracadabra: que el embrión humano se convierta en simple masa celular, disponible para ser manipulada a voluntad". Y a continuación esas gentes actúen como si -por arte de magia: por el simple cambio de denominación- tal cosa hubiera sucedido en la realidad.
El poder de las palabras: hay algunas que matan personas. Mientras tanto, Plutón sigue impertérrito en su sitio, siendo lo que es, aunque la nueva definición de planeta se le haya quedado un poco corta.
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NB – El Drae asume para abracadabra un sentido algo distinto del uso popular aquí recogido. Lo sigue asociando –como el dicho popular- a voz enigmática. Pero sin duda presenta el rasgo mágico de voz que interfiere en la naturaleza de las cosas: "voz cabalística que se escribía en once renglones, con una letra menos en cada uno de ellos, de modo que formasen un triángulo, y a la cual se atribuía la propiedad de curar ciertas enfermedades".
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