Ayer, un amigo me envió el link de una noticia de hace meses, invitándome a considerar las palabras de quien era el centro de la noticia. El link reenviaba a El Mundo, del 6 de mayo 2006, y el contenido refería que El relevo en la dirección marca el 30 aniversario del diario 'El País'.
El centro de la noticia era Juan Luis Cebrián (no Javier Moreno, el nuevo director). Cebrián, que fue el primer director de "El País", tras dejar la dirección de Informativos de TVE durante el último Gobierno de la dictadura franquista, hizo una reflexión con tono de autocrítica (eso es lo que me anima a considerar el amigo del envío, y es lo que me propongo considerar a continuación). También he leído otras cosas al respecto (p.e., # o #). Esto dijo Cebrián:
"'El País' ha sido muy arrogante en demasiadas ocasiones, estando yo de director y no. Es verdad que hicimos un buen periódico, pero llegamos a una arrogancia absurda muchas veces, creyéndonos una especie de oráculo que decía lo que estaba bien o mal", ha subrayado.
"Eso es lo peor que ha tenido 'El País'", ha señalado, "que le ha llevado a cometer errores, a publicar noticias falsas, a no querer reconocer los errores a veces y a un cierto distanciamiento de la opinión pública. Pero, en conjunto, el balance es bueno".
Hoy leo en el diario que ahora dirige Javier Moreno, abriendo la página on-line de "Cultura", esto: Los católicos checos y radicales ortodoxos rusos, contra Madonna. Y me asalta un pregunta: ¿no será, más bien, que la noticia es al revés, según el principio de acción y reacción: que Madonna actúa ahora contra los católicos chechos y a los ortodoxos rusos, y les ofende ahora, tras llevar el verano haciéndolo con católicos de otros países?
Y me pregunto por el origen del calificativo de "radicales" aplicado a los rusos: ¿lo son en general o lo son por ser ortodoxos, o por sentirse ofendidos por Madonna? No sé a qué atenerme: ¿será que en la redacción queda "chic" decirlo, y tendré que aceptarlo porque lo dice "El País", que también selecciona la foto que publican bajo ese titular? En fin, preguntas.
También leo el "Análisis" que acerca de lo mismo hace Juan G. Bedoya: Satán en horas altas. Algo semejante a una "arrogancia absurda" de quien se cree "una especie de oráculo", diciendo lo que está bien o mal. Todo un contraste con lo confesado por Cebrián, que de repente deja de ser lo que parecía: una especie de "borrón y cuenta nueva".
Un pasado arrogante que no termina de pasar: tres razones
Veamos: en el pasado, parece que -según Cebrián- el periódico padeció una "arrogancia absurda" que llevó en este periódico a creerse "una especie de oráculo que decía lo que estaba bien o mal". Entiendo que -como puede verse, a pesar del "reconocer errores" de Cebrián- esos tiempos no han pasado. O Moreno o Bedoya no se han enterado, y/o Cebrián brindaba al sol.
El caso es que no han pasado esos tiempos, entiendo, al menos por tres razones. La primera y más elemental es que basta rendirse a la evidencia para comprobar que la arrogancia de tipo "una especie de oráculo" sigue del todo vigente en múltiples asuntos. Y en concreto, es curioso, aquellos relacionados con la conciencia y la trascendencia religiosa de las personas.
La segunda razón resulta también simple, "de cajón", aunque quizá no se quiera ver así: en principio, la confesión de las culpas, entendida como "autocrítica" no produce la desaparición de los hábitos o tendencias que llevaron a cometer esas faltas. La autocrítica no deja de ser una invención del pensamiento y la praxis marxista, un burdo sustituto ideológico del sacramento de la confesión.
Sacramento que implica, no sólo decir las faltas, sino también dolor de corazón, propósito de la enmienda y cumplir la penitencia, para lucrar la gracia del sacramento. Los malos hábitos y sus faltas desaparecen con bastante más que una simple "autocrítica". Incluso hoy, cuando la autocrítica ya no es marxista, sino "laica".
La tercera razón es más bien filosófica, y consiste en recordar (literalmente, por ejemplo, con Paul A. Boghossian, en Fear of Knowledge: Against Relativism and Constructivism, Oxford, 2006) que "el relativismo no es auténtica medicina contra la arrogancia", intelectual y material. El relativismo de los "poderosos", de los que "tienen miedo de conocer" y sólo confían en la fuerza, en el puro poder, como argumento ante quienes terminan siendo sus "oprimidos", no es de recibo.
Lo que funciona, viene a decir Boghossian es, en principio, el diálogo y la confrontación racional entre posiciones diversas. No, desde luego, la desautorización arrogante de quien se siente con el mango de la sartén en su mano y reparte sartenazos, es decir, "oprime", a quienes no se suman al coro. En concreto, al coro del relativismo, según el inseparable constructivismo sociológico y mediático de los "hechos" y de su "conocimiento".
Dicho al modo sofístico de Gorgias: puesto que la realidad no existe, ni puede ser conocida, ni podemos hablar de ella, construyamos los "hechos" que nos vengan bien, y "hagámoslos conocer" a quien nos interese, para que así se comporten según la medida de nuestros deseos. Este es el tenor actual de la nueva "opresión de los poderosos" sobre quienes no lo son. No en vano -piensan esos poderosos- estamos en la era (post)industrial del conocimiento y de la información.
Relativismo en un caso de hoy, sin ir más lejos
Veamos el funcionamiento del caso de los poderosos de nuestros días (El País, Madonna, y un largo etc., con alguna excepción), y los diversos tipos de sartenazos o mandobles que reciben los oprimidos de este nuevo mundo (la fe y la Iglesia católica, entre otros).
Si volvemos al asunto de Madonna, resulta que lo que "El País" hace, y otros también (en esto no es ninguna excepción, quizá sólo un líder a escala local), es acogerse al confort del relativismo. Tan descarado y puro, que incluso puede inclinar a pensar que se trata de un relativismo sólo inocente.
Basta citar, en este caso, por una parte, al Cardenal Ersilio Tonino, que dice que la crucifixión y la corona de espinas y otros asunto de este "tour" de Madonna, son un "reto blasfemo a la fe" y "una profanación de la cruz" e inmediatamente citar por otra parte, a Liz Rosenberg, que resulta ser la portavoz neoyorquina de Madonna. Y la señora Rosemberg afirma que no hay "ninguna intención de insultar", que "el contexto de la 'performance' en el crucifijo ni es negativo ni irrespetuoso frente a la Iglesia". Así de claro, así de explícito y así de contundente. Que quede claro que a la Rosemberg le interesa la verdad ante todo, igualito que al Cardenal Ersilio Tonino.
Este "equilibrio" de "opiniones", de meros comunicados de "portavoces" que se anulan entre sí, es una estrategia comunicativa que pone las cosas en su sitio de relatividad absoluta, porque si el Cardenal Tonino actúa como portavoz de la Iglesia Católica, también resulta que la señora Rosemberg es portavoz de Madonna. Y, como es bien sabido, si la Iglesia Católica es una institución, igualmente lo es Madonna. Y se sigue jugando con las palabras y la realidad: así de cómodo es el relativismo, el miedo a conocer la realidad de cada una de las cosas que mencionan las palabras...
Por eso, la renovación de "El País", un presunto milagro de "newborns" periodísticos, gracias a la "autocrítica" de Cebrián, incluye que el tal Bedoya, el articulista que comenta el asunto de Madonna y las "horas altas de satán", no deja de presentar un cierto tufillo al estilo "autocriticado" por Cebrián, cuando se siente envalentonado y suelta, sin más, una machada o necedad (ver el Drae) como ésta:
(...) Pero en el caso Madonna, que escenifica una crucifixión en una de las canciones de su actual gira mundial, el fundamentalismo religioso juega con fuego, y debe ser refutado. No es sólo un problema de libertad de expresión artística. También está en juego el derecho a usar sin riesgo signos o símbolos religiosos, porque no son propiedad de nadie, sino patrimonio universal. Madonna no es una blasfema ni comete delito por aparecer en el escenario de sus conciertos como un Cristo moderno. (...)
Es lo que hay, querido lector
Querido lector que me envias el link: tras pedir excusas por esta larga mención, y desanimarte a la lectura del texto completo, poco puedo explicar. No sé si es que el tal Bedoya que lo firma estaba un poco más ido de la cuenta o que, aprovechando el talante del nuevo director del periódico, se pasa un pelín en su ánimo fundamentalista de la patrimonialización universal. No sé si lo dicho por Cebrián, hace unos meses, era un brindis al sol de circunstancias, como tantas "autocríticas laicas" que quieren pasar ante la ciudadanía por honradas confesiones, que incluyen dolor de corazón y firmes propósitos de la enmienda.
El relativismo (y de paso el constructivismo sociológico y mediático de los "hechos" y de su "conocimiento", que es la otra cara de la misma moneda y el negocio del grupo Prisa) no es ni remedio ni solución a la autocriticada arrogancia periodística. Más bien se convierte en abono de nuevas muestras de arrogancia, en involuntario pero efectivo fundamentalismo arrogante.
En esos lares, que por desgracia se encuentran lejos de un diálogo racional cívico, circulan tanto las prometedoras palabras de Cebrián como esta estupidez del tal Bedoya. En cualquier caso, espero no haber salpicado demasiado al lector, cuidando no abajar demasiado estas palabras al grado cero de escritura dialógica que ofrecen aquellas de hace unos meses y estas de hoy. Es lo que hay, querido lector que envias el link: obras son amores, y no buenas razones, como bien sabemos.
Quizá, de todos modos, es que me he topado -maldita suerte- con una oveja negra en un aprisco de blancos corderitos y he tenido que verla precisamente hoy, cuando buscaba certificar las buenas razones dichas por Cebrián.
Gracias, querido editor, por tan generoso y profundo comentario. Lo del "negocio de Prisa" me recuerda otra cosa que oí (esta vez no tengo un link) acerca de que Jesús de Polanco no era lo que popularmente se conoce como "de izquierdas", sino que simplemente había visto que esa posición editorial podía ser un negocio seguro, como efectivamente lo está siendo.
Gracias y a seguir desenmascarando (mea culpas hipócritas, etc), que hay mucho zorro suelto...
Publicado por: JorgeMF | 13 septiembre 2006 en 04:01 p.m.