La prensa está crispada. Cierto. La prensa está genéricamente irritada, exasperada, enojada o enfurecida. Y parece que resulta a su vez irritante, exasperante, y -según la intensidad de los efectos de su crispación- enoja o enfurece a las gentes...
El asunto "Idomeneo"
Veamos la crispación mediática en torno al asunto "Idomeneo". El director de la Ópera de Berlín, Kirstin Harms, decide interrumpir las representaciones de esa obra de Mozart (señor conocido), en versión de Hans Neuenfels (señor desconocido), por temor a malquistarse con los fundamentalistas islámicos. Ya que, en la fantasía del señor desconocido, "la muerte de Dios" parece que queda muy bien a la vista presentando las cabezas cortadas de Buda, Jesús, Poseidon y (efectivamente) Mahoma.
Salta la polémica mediática (crispada, para ser crispante), que hace de caja de resonancia del asunto. Y de paso, hace caja (ingresos monetarios) en los medios. Todo el mundo (políticos, gentes de cultura, periodistas, etc.) tiene que decir algo, aunque no tenga realmente nada que decir. Aparte de cuatro lugares comunes genéricos sobre la libertad de expresión y creación artística.
Nadie parece interesado en hablar -por ejemplo- del posible mal gusto (artístico, por supuesto), o de la quizá dudosa gestión de las arcas públicas que pagan las ocurrencias del señor desconocido que -a estas alturas- empieza a ser conocido. Y como el escándalo ayuda a juntar fama y dinero, unos son ahora más solicitados, y otros ofrecen sus escenarios para poner ahí, previo pago, el mal gusto de las cabezas cortadas, tan simbólicas ellas.
De lo mucho publicado y leído al respecto, casi sólo parece razonable lo que dice Martin Kettle en The Guardian: Mozart is not Islam's enemy. Está en juego el diálogo y la libertad, y el evitar las crispaciones, por supuesto, dice, pero sobre todo a él lo que le crispa es que una "theatrical masterpiece was to acquire a controversial reputation merely because of a 21st century director's misdirected ego".
El caso es que -tras unos días de crispación casi apocalíptica a propósito de Idomeneo- hoy mismo ya parece que este asunto no exista: la prensa tiene otras cosas de otros egos con las que crisparse y crisparnos.
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