Es interesante comprobar que hoy, dia de Navidad, de nuevo insiste Benedicto XVI en sus palabras del miércoles pasado.
Y concreta no pocos pormenores de algunos aspectos éticos, políticos y cívicos que encierran sus preguntas y respuestas, sin duda religiosas, sobre el papel de la fe en nuestro mundo. Algo que (a la vista de la laicidad, o del laicismo beligerante que circula) puede parecer fuera de lugar: ¿es aún necesario "un Salvador para las gentes de nuestos días"?:
¿... tiene todavía valor y sentido un "Salvador" para el hombre del tercer milenio? ¿Es aún necesario un "Salvador" para el hombre que ha alcanzado la Luna y Marte, y se dispone a conquistar el universo; para el hombre que investiga sin límites los secretos de la naturaleza y logra descifrar hasta los fascinantes códigos del genoma humano?
¿Necesita un Salvador el hombre que ha inventado la comunicación interactiva, que navega en el océano virtual de internet y que, gracias a las más modernas y avanzadas tecnologías mediáticas, ha convertido la Tierra, esta gran casa común, en una pequeña aldea global?
Este hombre del siglo veintiuno, artífice autosuficiente y seguro de la propia suerte, se presenta como productor entusiasta de éxitos indiscutibles.
Lo parece, pero no es así. Se muere todavía de hambre y de sed, de enfermedad y de pobreza en este tiempo de abundancia y de consumismo desenfrenado.
Todavía hay quienes están esclavizados, explotados y ofendidos en su dignidad, quienes son víctimas del odio racial y religioso, y se ven impedidos de profesar libremente su fe por intolerancias y discriminaciones, por ingerencias políticas y coacciones físicas o morales....
Aunque sólo fuera por saber algo más de estas paradojas en las que vivimos instalados, como si tal cosa, merece la pena seguir leyendo algo de lo que Benedicto XVI dice al mencionar esos brutales paralelos entre el terrorismo y la violencia, por un lado, y por otro el progreso, la solidaridad y la paz para todos... O sobre la emigración en busca de sustento y la esclavitud de las personas, su soledad y los abismos creados con el alcohol y la droga...
Aunque sólo fuera por saber algo más (o preguntarnos algo más) acerca de lo que sucede y es denunciable (como dice la prensa aquí o aquí) en Oriente Medio, en Líbano, en Sri Lanka, en Irak, en Darfur... Aunque sólo fuera por comprender que, "a pesar de tantas formas de progreso, el ser humano es el mismo de siempre: una libertad tensa entre bien y mal, entre vida y muerte".
Aunque sólo fuera por eso (y porque la prensa lo destaca con sorpresa: "despite the Internet, globalized economies and space exploration, "how can we not hear, from the very depths of this humanity … the heart-rending cry for help?") quizá compensa atreverse a leer y pensar un poco más, para saber por qué dice Benedicto XVI que "desde el fondo de esta humanidad placentera y desesperada, surge una desgarradora petición de ayuda".
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