Nicolas Sarkozy ha ganado ayer con comodidad las elecciones presidenciales francesas.
A mi modo de ver, la piedra de toque ha sido su apuesta por pasar la página cultural-cívica que empezó en el Mayo francés del 68.
En el mitin del pasado 29 de abril en Bercy, según testimonio unánimemente destacado por toda la prensa (ver Le Monde, o Le Figaro), Nicolas Sarkozy desató las iras de sus contrincantes políticos, porque acusó sin complejos a
«les héritiers de mai 68», dont fait partie pour lui la gauche, d'avoir détruit les valeurs et la hiérarchie. «Ils avaient imposé l'idée que tout se valait, qu'il n'y avait donc désormais aucune différence entre le bien et le mal, aucune différence entre le vrai et le faux, entre le beau et le laid»
Sin duda Sarkozy ha tocado así un nervio al descubierto, al menos en una parte importante de la sociedad francesa: y no sólo la que apoya a su contrincante socialista Royal. Algo que puede apreciarse, por ejemplo, en el tono y la sustancia de los los 45 artículos al respecto aparecido en Le Monde, periódico filo-Royal sin complejos.
Daniel Cohn-Bendit, una de las figuras del Mayo francés del 68, ha llegado a decir que "hablar de liquidación del Mayo 68 es bolchevismo", porque le resulta "increíble el uso del término liquidación, por estalinista y bolchevique", y que "si lo que se quiere es un bolchevique en el poder en Francia, ahí está Sarkozy". (Quién diría que, Daniel, el buen revolucionario, abominaría un día del bolchevismo, sobre todo, usándolo como acusación a alguien que no piensa como él! Fascinante).
Y Segolene Royal, en el enfrentamiento, tuvo que hacer de "heredera de mayo 68", cosa nada fácil: porque esa es una "causa" para la que no reune las mínimas condiciones y convicciones. No le va. Y además Segolene andaba fantaseando, en plan sexista, en lo bonito que era que pudieran juntarse Hilary Clinton, Angela Merker y ella misma. Sarkozy no le ha dejado seguir con esa fantasía.
En fin, todo esto está muy bien contado y sopesado por Juan Pedro Quiñonero, el pasado día 1 de Mayo, en Mayo 68 y las presidenciales francesas. Ahí dice (coincidiendo con lo destacado en Scriptor.org a propósido de Hermann Tertsch sobre el relativismo y la fobia a la excelencia), y entre otras muy bien razonadas consideraciones, que
"Esa crítica de Sarkozy contra el relativismo moral asociado al 68 francés ha sido estudiada con mucha precisión por todos los sociólogos y analistas de la crisis de fondo del sistema escolar forjado por Jules Ferry, entre otros, a mediados del siglo XIX. Y el balance histórico, cultural y político es sencillamente devastador. Indisociable de la crisis generalizada del modelo escolar francés.
"En el terreno de las ideas, varios de los grandes protagonistas de las jornadas del mes de mayo de 1968, en París, comenzando por André Glucksman, votan hoy por Nicolas Sarkozy. Por razones culturales y políticas de fondo. Entre los pensadores y filósofos que vinieron más tarde, Luc Ferry es el autor de un ensayo de referencia sobre la defunción intelectual del pensamiento 68, del que se han vendido centenares de millares de ejemplares desde hace veinte años.
"En el terreno de la política, eminentes personalidades de la izquierda cultural, como Max Gallo o Régis Debray, ya emitieron hace veintitantos años, serias dudas de fondo sobre una vieja herencia que comenzó siendo libertaria antes de precipitarse en el cinismo oportunista. Una parte significativa de la generación 68 comenzó en el maoísmo para acabar copando consejos de administración.
Es una suerte para todos que haya salido a colación esta perspectiva de lo que contiene y mueve el mar de fondo en el mundo cívico, político y cultural francés (y europeo en general), incluso con independencia de que en la espuma superficial del día a día cunda su desconocimiento por parte de no pocos protagonistas (votantes y votados) de las elecciones francesas. Y no digamos por parte de otros europeos.
No sé qué querrá o podrá hacer Sarkozy ahora, una vez en el poder. Al menos, entiendo -de nuevo con la pluma sagaz de Juan Pedro- que lo planteado es una auténtica y legítima ruptura con la inercia mortal de quienes se dejaban llevar por los restos del Mayo francés del 68:
"Elegido presidente, Sarkozy consuma, al mismo tiempo, el cambio generacional, el cambio cultural y el cambio ideológico de las derechas francesas. Una vuelta a los orígenes, con ambiciones reformistas y renovadoras. Giscard (1974-81) aspiraba al centro. Chirac (1988-2007) fue más “radical” y demagogo que conservador tradicional. Ganando la batalla presidencial, Sarkozy también gana una batalla cultural de largo alcance."
Veremos si Sarkozy no se olvida de lo dicho y prometido. Veremos qué hace Francia ahora. Veremos si en Europa y en los nuevos europeos hay o deja de haber efecto dominó en esta batalla cultural de largo alcance.
Ahora por el bien de Francia y Europa, la izquierda anarquica sesentaochista francesa debe entender que el relativismo trae problemas. Espero que acepten la derrota y corrijan sus errores.
Publicado por: Rafael | 09 mayo 2007 en 12:49 a.m.
esperemos sólo que Nicoleón no sea peor que Chirac... mucho mejor... no será
(Merkel, Merker es otra cosa, je je)
Saludos!
Publicado por: Marta Salazar | 13 mayo 2007 en 02:41 p.m.
Rafael: crees tú que Sarko no es relativista?
Publicado por: Marta Salazar | 13 mayo 2007 en 02:43 p.m.
No lo parece.
Publicado por: Rafael | 14 mayo 2007 en 09:34 a.m.
bien, esperemos que Sarko no salga por peteneras, o por despropósitos tan vergonzantes como Chirac. Todo pudiera darse, una vez instalado en el machito: habrá que ver si realmente tiene ideas y propósitos decididos de preocuparse mucho más del bien común que de su conveniencia para estar en el poder. Un saludo, Rafael y otro saludo, Marta!
Publicado por: JJG Noblejas | 14 mayo 2007 en 10:01 a.m.