Al comenzar a leer, esta mañana, recién salida, la nueva Encíclica de Benedicto XVI, "Spe Salvi (facti sumus)" (en castellano: "En esperanza fuimos salvados, dice san Pablo a los Romanos y también a nosotros"), me vino a la memoria una anécdota de Juan Pablo II.
En una ocasión, Juan Pablo II concedió una entrevista a la BBC. El periodista le explicó las exigencias de brevedad en televisión y le dijo ¿Santidad, podría explicarme, en pocas palabras, qué es la Iglesia? Juan Pablo II contestó –sonriente- que, puestos a ser breves para decir qué es la Iglesia, le bastaba con una sola palabra: “salvación”.
Así que la nueva Encíclica trata básicamente de esperanza y salvación. De Dios y la Iglesia. Y desde luego, hay muchas cosas que atraen la atención en sus 50 puntos y 40 notas, que en la versión italiana impresa ocupan 77 páginas.
El detalle de los asuntos destacados está en la prensa (p.e. Il Corriere o Repubblica, ausente la española), y también en el resumen del Vatican Information Service.
Cabe observar algunas constantes que -como advierte John Allen- forman parte del pensamiento de Benedicto XVI: la mutua necesidad de fe y razón, la imposibilidad de hacer un orden social justo sin referencia a Dios, la urgencia de no entender la escatología ("el nuevo Cielo y la nueva tierra") en términos exclusivamente políticos, concebir la verdad objetiva como el límite real para las ideologías, etc.
Llama la atención, por ejemplo, leer que:
-- “Un mundo que tiene que crear su justicia por sí mismo es un mundo sin esperanza".
-- El Papa observa que "El restablecimiento del "paraíso" perdido, ya no se espera de la fe" sino de los progresos técnicos y científicos, de los que surgirá "el reino del hombre". La esperanza se transforma de ese modo en "fe en el progreso" asentada sobre dos columnas: la razón y la libertad, que parecen garantizar de por sí, en virtud de su bondad intrínseca, una nueva comunidad humana perfecta".
-- El error fundamental de Marx está en que "ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. Ha olvidado que la libertad es siempre libertad, incluso para el mal. Creyó que, una vez solucionada la economía, todo quedaría solucionado. Su verdadero error es el materialismo: en efecto, el hombre no es sólo el producto de condiciones económicas y no es posible curarlo sólo desde fuera, creando condiciones económicas favorables".
-- Jesús no traía "un mensaje socio-revolucionario" (...) Lo que Jesús había traído "era algo totalmente diverso: (...) el encuentro con el Dios vivo, (...) el encuentro con una esperanza más fuerte que los sufrimientos de la esclavitud".
-- Cristo nos hace libres verdaderamente: "No somos esclavos del universo" y "de las leyes y de la casualidad de la materia". (...) Somos libres porque "el cielo no está vacío", porque el Señor del universo es Dios, que "en Jesús se ha revelado como Amor".
-- Cristo es el "verdadero filósofo" que nos dice "quien es en realidad el hombre y qué debe hacer para ser verdaderamente hombre". "Èl indica también el camino más allá de la muerte; sólo quien es capaz de hacer todo esto es un verdadero maestro de vida". Y nos ofrece una esperanza que es al mismo tiempo espera y presencia: porque "el hecho de que este futuro exista cambia el presente".
Parece que sobrevuela el prensamiento de San Agustín, y está claro el razonamiento en torno a las enormes deficiencias y puntos de falibilidad de la revolución francesa ilustrada y la revolución marxista, como fuentes de esperanza para el ser humano.
De todos modos, hay además algo que me llama poderosamente la atención, quizá bajo el prejuicio o el prurito personal de la comunicación. Algo que tiene que ver con la fuerza del lenguaje y algo que -en el último párrafo de la Encíclica- destaca la dimensión social de las personas:
--Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente. De este modo, podemos decir ahora: el cristianismo no era solamente una «buena noticia», una comunicación de contenidos desconocidos hasta aquel momento. En nuestro lenguaje se diría: el mensaje cristiano no era sólo «informativo», sino «performativo». Eso significa que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida. La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva.
-- Nadie vive solo (…) Nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para mí. Como cristianos, nunca deberíamos preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo salvarme yo mismo? Deberíamos preguntarnos también: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Entonces habré hecho el máximo también por mi salvación personal.
Parecía de entrada un texto más bien teórico y académico. Hay que rendirse a la evidencia de que Benedicto XVI, además de ser un intelectual, es un pastor, y un hombre que entiende muy bien la dimensión social de las personas y de los tiempos que corren.
Los católicos de Loja-Ecuador estamos contentos con esta nueva encíclica del Santo Padre, pues es verdad que todos los días necesitamos que nos hablen de una esperanza, por que todos los días el demonio ataca, no descansa.
Que Dios bendiga este sitio.
La paz
Publicado por: Milton Labanda | 12 diciembre 2007 en 04:20 p.m.
Muchas gracias por el comentario.
Publicado por: JJG Noblejas | 12 diciembre 2007 en 10:39 p.m.
Vayan por delante todos mis respetos hacia el creador de este Blog (Don Juan Jose Garcia-Noblejas).
Si bien no comparto su postura moral ante ciertos temas de actualidad, respeto su opinión y aprecio su labor a la hora de elaborar artículos de actualidad en los que esta no queda tan patente y que por lo que he podido ojear brevemente son de mi interés.
Sepa que mi máxima esperanza con respecto a lo que comento con respecto a este artículo es aportar otro punto de vista diferente para invitarle a replantearse ciertos puntos del mismo o quizás para reforzar sus convicciones, suyo es el derecho a escoger una u otra cosa.
Con respecto al artículo (y a muy grandes rasgos, son ser muy concreto y tras leerlo detenidamente):
¿Las leyes de los hombres han de someterse a las leyes morales que impone la Iglesia Católica? ¿A sus dogmas de fe?
Digo "La Iglesia Católica" puesto que es su jerarquía en conjunto y no Dios (¿Cuál Dios? Hay unos pocos en este mundo... y todos dictan leyes morales distintas en numerosos puntos) los que dictan estos Dogmas a seguir sin mas... "fe CIEGA en el pastor" que dicen.
¿Han de someterse las leyes, la justicia y los gobiernos a la revisión y aprobación moral de Benedicto XVI?
A mi eso me parece una barbaridad... ¿concentrar todo ese poder en un solo ser humano, en un hombre de carne y hueso como usted y como yo?
Medite sobre las implicaciones REALES de lo que desea Joseph Ratzinger para sí mismo y los suyos (y únicamente los suyos, insisto)... "Por el bien de toda la humanidad".
Pienso que el no ofrece salvación para el futuro de la humanidad, el aprovecha un mensaje de esperanza que ha ido siendo modificado y matizado con los siglos por los hombres para incluir en el paquete: control, censura y autoridad.
Y yo me pregunto... ¿Si el hombre no sabe lo que le coviene, por que motivo ha de ser otro hombre el que le diga lo que tiene que hacer?
Pues Joseph Ratzinger no es ni mas ni menos que un hombre.
Le ánimo encarecidamente a participar de los comentarios de este "menéo" (http://tinyurl.com/3x9frn) aparecido en www.meneame.net (un sistema de promoción de noticias) en relación a una noticia muy crítica con esta nueva Encíclica, que para ser consecuente con lo aquí expresado, me dispongo a leer entera en estos momentos.
Un saludo cordial.
Publicado por: Baloo | 17 diciembre 2007 en 12:42 p.m.
Muchas gracias por el comentario, el respeto y el aprecio. La autoridad del Papa es moral, es asumida libremente por quienes tienen fe o al menos -como decía el periodista Ferrara en otra anotación- por quienes confían en la fe del Papa. El Papa es un administrador de la doctrina de Jesucristo. No la puede cambiar a su gusto, no la puede someter a votación. La Iglesia no es una institución que se entienda con puros esquemas ideológicos o políticos, porque no es algo de ese tipo. Tampoco es la Iglesia su jerarquía, a no ser que incluya a todos los católicos en esa jerarquía. La Iglesia no quiere imponer nada a nadie, porque no sería interesante: sólo tiene mérito moral aquello que se hace libremente. Esto es un principio básico de la Iglesia Católica. Si usted, querido lector, tiene otra idea, quizá le haya llegado a través de quienes piensan de otra manera acerca de la moralidad y la libertad y quieren hacer aparecer a la Iglesia bajo ese mismo prisma autoritario. En fin, respetuoso y más o menos panteísta lector, muchas gracias de nuevo. Le aconsejo -si me lo permite, y si lo desea libremente- leer con detenimiento los documentos de Benedicto XVI, como éste "Spes salvi" de que se habla en la anotación. Pensar de la mano de quien sabe y respeta la libertad de quien escucha nunca hace daño.
Publicado por: JJG Noblejas | 18 diciembre 2007 en 09:14 a.m.
Con respecto a lo dicho por JJG Noblejas solo un par de comentarios:
JJG:"El Papa es un administrador de la doctrina de Jesucristo. No la puede cambiar a su gusto,..."
>En el pasado, los papas han siempre tenido la potestad de introducir nuevos dogmas en la doctrina de la iglesia y en ocaciones la introduccion de esos nuevos dogmas ha traido como consecuencia la discriminacion (y eliminacion) de quienes no los han aceptado (ejemplos hay varios...)
JJG: "Tampoco es la Iglesia su jerarquía, ..."
>...bueno, encontrar una estructura religiosa (o de poder ) mas jerarquica que la iglesia es dificil
JJG: "La Iglesia no quiere imponer nada a nadie, porque no sería interesante..."
>Si, si aceptamos que el cristianismo no fue impuesto con sangre y fuego a las comunidades indigenas de america latina, por ejemplo...
En fin, podria hasta seguir, pero solo respondo porque me molesta un poco el tono de superioridad intelectual con el cual JJG responde a Baloo con argumentos MUY discutibles que son expresados como LA VERDAD. Yo no se que es la verdad, y no me considero un intelectual, pero me molestan las discriminaciones vacias perfumadas con "pureza intelectual", el tono paternalista de "dar consejos" me parece, ademas, excesivo, asi como la invitacion a "pensar de la mano de quien sabe..."
Saludos
Publicado por: nadie | 18 diciembre 2007 en 05:31 p.m.
Estimado Nadie, muchas gracias por el comentario. Su mismo tono paternalista que denuncia el mío, como puede imaginar, no me termina de gustar, sobre todo porque parece buscar el aroma de la fina ironía y más bien parece ofrecer un cierto tufillo de relativismo (un disfraz que hoy queda muy bien para desautorizar a los demás y autorizarse uno mismo como juez ecuánime) pero !qué le vamos a hacer! Siento que deba recurrir a las mayúsculas para destacar su opinión, y siento verle agarrándose a los términos utilizados para -a fin de cuentas, eso me parece leer- criticar a la Iglesia católica, más que a quien esto escribe, o a las personas que en tiempos pasados hicieron barbaridades o dijeron bobadas que ahora se atribuyen directamente a la Iglesia, sin más. Me hubiera gustado que la cosa hubiera sido al revés: que me hubiera criticado por no haber sabido decir bien lo justo acerca de la Iglesia. Cierto que habla de que hay un tono incómodo de autosuficiencia en lo que he escrito: si es así, lo siento y me hubiera gustado que no estuviera, porque la verdad es que los autosificientes me revientan. Entiendo que algo de eso puede aparecer en lo escrito, especialmente por escribir rápido, a vuelapluma, quizá sin valorar los distintos grados y tipos de entendimiento de las cosas y del los estados de ánimo por parte de quien lee. Y también porque de ordinario, las gentes académicas solemos ser o terminamos por parecer -aunque no queramos- un poco pretenciosos o así. De todos modos, quedan pedidas las excusas por esta razón. Puesto que no soy experto en la historia de la Iglesia, ni pretendo arrogarme prerrogativas propias del Espíritu Santo, en quien creo, no argumentaré nada sobre los dogmas que explicitan lo que son las cosas, sin sacar nada de la manga. Como sigo sin ser experto en historia, no puedo decir nada acerca de quienes abusaron de su posición y -escudándose tras la Iglesia- hicieron más de alguna tropelía imperdonable. De todos modos, entiendo que la Iglesia, empezando por los Papas, lleva un cierto número de años pidiendo perdón a la humanidad por los crímenes cometidos en su nombre, y que en definitiva es pedir perdón a Dios. Y no deja de ser curioso observar cómo hay escasísimas instituciones que -en nuestros días- hagan al menos algo semejante. En lo que mira a la jerarquía, ciertamente que la Iglesia es jerárquica, pero algo habría que hablar -y tampoco este es lugar apropiado- acerca de la naturaleza de cualquier organización jerárquica (sin confundirla con una organización burocrática, o democrática, etc.), en la que todos los grados de dignidad son compatibles con la necesidad de que no se excluya de tal organización jerárquica a ninguno de ellos. Por eso, se me ocurre, la Iglesia insiste tanto en que la sustancial igualdad de todos los hombres no proviene de que unos nos la demos a otros, sino de que todos debemos -deberíamos- respetar a los demás como iguales, en la estricta y real medida en que todos somos igualmente hijos de Dios. En fin, estimado Nadie, muchas gracias de veras por las observaciones y comentarios, que desde luego tendré en cuenta. Un cordial saludo, y feliz Navidad, JJ
Publicado por: JJG Noblejas | 19 diciembre 2007 en 09:29 a.m.
a JJ:
Independientemente de nuestras diferencias en puntos de vistas, respeto su posicion y creo que hay sinceridad en sus palabras. Creo ademas que este no es el medio para discuciones profundas acerca de este (o ningun otro) tema, por lo que no vale la pena seguir en una infinita "tertulia electronica" en un tema tan lleno de matices. Por otra parte, como usted semi-acertadamente interpreto, mi objetivo no era criticarle (aunque si un poco a la iglesia, debo admitir...); pero quizas mas importante: queria dejar mas espacio para la duda y la critica, aunque esta no coincida con nuestras ideas, sin tratar de descalificar demasiado rapidamente las opiniones de los demas.
En fin, JJ, ha sido de todas maneras un placer, establecer este corto intercambio con usted, debo admitir que me hizo reir (sanamente) su comentario acerca de mi uso de las mayusculas: no, no las use con esa intencion; es un recurso (literario?) mas, creo que puedo hacer valer mi opinion sin usarlas, pero me gusto (y me divirtio muchisimo) su critica. No evitare las mayusculas en futuro, pero quizas (y gracias tambien a usted) sere aun mas cuidadoso al usarlas:-)
Saludos y Feliz Navidad.
Nadie
Publicado por: nadie | 19 diciembre 2007 en 10:51 a.m.
Muchas gracias de nuevo, estimado Nadie, por estas palabras. Es cierto que hay demasiados asuntos de interés que no pueden ser tratados como merecen en un soporte como éste. Qué le vamos a hacer: es lo que hay! Aquí estaré, si no se rompe el blog, para lo que sea. También con gusto respoderé via e-mail lo que sea menester. De nuevo, un cordial saludo, JJ
Publicado por: JJG Noblejas | 19 diciembre 2007 en 12:03 p.m.
Hola nadie. Decirte tan sólo que nada más empezar a leer el primer post en que critica a la Iglesia, ya comete un error. De manera que en cuanto arreglase ese error, seguiriamos hablando.
Un saludo.
Publicado por: David | 21 julio 2008 en 10:44 p.m.
Papa Dios bendito
Todopoderoso eterno
santificado seas
en la tierra como en todo el Universo.
Grabado sea en el corazón
de las generaciones por llegar
el absoluto de obedecer
el programa de tú voluntad.
Perdona nuestras ingratitudes
pues de agua maleable
hemos sido creados.
Castíganos sin más
para que sigamos con acierto
los caminos que conducen a ti
y nunca tengamos dudas
de que por siempre
estarás hay._
¿Que hubiera pasado si todos los participantes de la reunión mundial de las familias celebrada en Mexico hubieran sido contagiados con el virus de la fiebre porcina?.
Publicado por: Hugo Mendigutia Casanova | 17 julio 2009 en 10:43 a.m.