Hace un año y ocho meses, en abril 2006, apareció el "evangelio de Judas", promocionado por una escandalosa campaña publicitaria del National Geographic Magazine.
Quería a toda costa una exclusiva editorial. Se trataba de conseguir muchas ventas rápidas para la traducción inglesa de ese texto gnóstico por parte del Geographic.
Se publicaron cientos de artículos y anotaciones en blogs.
Aquí escribí El llamado evangelio de Judas: clásico apócrifo gnóstico, ahora con manuscrito genuino, que recibió algunos millares de visitas, y no pocas referencias en otros blogs.
En ese texto decía que --salvo contadas excepciones, como la de Laurie Goodstein en el NYT y en el IHT (Jesus-Judas manuscript is genuine, but is its story true?)-- daba vergüenza ver cómo -a tenor de la campaña- algunos relanzaron la enésima versión del latiguillo acerca de los milenarios engaños de la Iglesia Católica, y ya puestos, acerca de la desautorización global del cristianismo como fe y como doctrina.
Como si no hubiera, al menos, una larga tradición científica de expertos biblistas a los que escuchar acerca del manuscrito y sobre todo, acerca de su contenido.
En fin, hubo mucho ruido, muchas ventas, y gran confusión general en la ciudadanía culturalmente espesa con esa sugestiva y fulgurante "rehabilitación" de Judas, que pasaba -sin más- a ser un buen y fiel amigo de Jesús, en vez del discípulo que le traicionó, a cambio de unas monedas.
En vista del interés, semanas después escribí El llamado evangelio de Judas (2): más sobre el clásico apócrifo gnóstico... y poco después publiqué un estupendo elenco que aclaró no pocas dudas generadas por el "evento editoral y mediático inventado por el National Geographic: Preguntas y respuestas sobre Jesús, los evangelios canónicos y apócrifos, María Magdalena, Judas, el gnosticismo, el Santo Grial, Constantino, etc.
Pues bien, han tenido que pasar veinte meses para que aparezca, hace pocos días, una desautorización científica de aquella fantasiosa traducción hecha por el National Geographic, que rehabilita o deja en su sitio el conocido contenido histórico de los Evangelios canónicos.
La profesora April D. DeConick (Biblical Studies, Rice University) acaba de publicar un libro (The Thirteenth Apostle) y un artículo en el New York Times (Gospel Truth, ilustrado con esta imagen de la izquierda), en el que sustancialmente mantiene esto:
"no he encontrado ningún Judas sublime. He encontrado el Judas más demoníaco de todos los Judas que conozco en cualquier otro texto de la primitiva Cristiandad".
Entre otros errores garrafales encontrados en la traducción del National Geographic, DeConick señala que la versión de la National Geographic Society -como recoge Aceprensa- opta en varios casos por traducciones que se apartan de lo comúnmente aceptado por los especialistas.
Por ejemplo, donde el original llama a Judas daimon, los traductores de la NGS ponen espíritu. Pero es universalmente reconocido que espíritu se decía pneuma, y que “en la literatura gnóstica daimon siempre tiene el significado de demonio”.
Lo que en verdad dice el manuscrito es que Judas representa a un demonio llamado el “Decimotercio”, que en algunas tradiciones gnósticas es el nombre dado al rey de los demonios: un tal Ialdabaoth, que vive en el decimotercio reino por encima de la tierra. Judas es su alter ego humano.
El autor manifiesta así su intención polémica contra la doctrina y el culto del cristianismo ortodoxo: como Judas es un demonio al servicio de Ialdabaoth, cuando sacrifica a Jesús lo ofrece a los demonios, no a Dios.
DeConik se pregunta cómo han sido posibles tantos errores garrafales en la traducción del texto lanzado por el National Geographic. Y piensa que el mayor problema es que National Geographic quería una exclusiva. Por eso exigió a sus especialistas que "se comprometieran por escrito a guardar reserva sobre el texto y no comentarlo con otros expertos hasta que lo publicara la revista".
Conseguir una exclusiva editorial. Eso generó el pandemónium y la confusión hace veinte meses, con la presentación escandalosa de aquellas presuntas "verdades del evangelio de Judas", que desautorizaban el cristianismo y la Iglesia católica...
Así se hace hoy una parte de la ciencia. Así se hace hoy una parte importante de la opinión pública. Nunca está de más saberlo. Tampoco está de más saber que, cuando sale a la luz la verdad de un engaño, hay menos conmoción, menos espectáculo, quizá porque hay menos marketing y rentabilidad utilitaria.
La verdad no admite sustituto útil, suele decir Leonardo Polo, en un contexto académico. Lo decisivo es lo que Zubiri llama "voluntad de verdad", ese deseo incontenible de ponerse en claro con lo que las cosas son. Porque a fin de cuentas, no somos nosotros los que poseemos la verdad, es la verdad la que nos posee a nosotros.
En este caso concreto, tampoco queda de más recordar que 'Veritas liberabit vos': la fuerza liberadora de la verdad es un valor genuinamente cristiano.
que mentes tan cerradas.... fanáticos
Publicado por: Pedro | 22 marzo 2010 en 08:40 p.m.