No deja de sorprender el alcance de la histeria del gobierno español y la histeria del partido socialista que le apoya. Histeria ante el evento llamado Encuentro de la Familias, patrocinado por la Iglesia católica, y en el que intervino Benedicto XVI en directo y desde el Vaticano.
Tampoco deja de sorprender el alcance de la histeria del diario El País, cuando pone a dos "teólogos" a pontificar diciendo, sin pararse en barras, que Los obispos, contra el Estado de derecho. Así, de golpe, nada menos que contra el Estado de derecho: será algún pecado muy mortal, viniendo esa afirmación de unos "teólogos", supongo... Y luego sigue, jaleado por su claque, diciendo al Gobierno (¿en misión informativa?) lo que debe hacer: Laico de una vez. Ante el ataque del obispado, el Gobierno debe extremar la separación Iglesia-Estado.
Sorprende sobre todo este asunto, porque si se tratara de algo político, como debe ser según la histeria del gobierno, del Psoe y de El País, resulta curioso que no se vea ninguna euforia o cosa semejante en el PP, como principal partido de la oposición. Tampoco los medios menos afines al gobierno andan eufóricos o algo semejante. Sorpresa y calma chicha por ese lado.
Así que debe ser otra cosa. Quizá es que han descubierto al fin que la histeria es algo bastante recomendable para luego poder aparecer como víctima de algo, según sabiamente expuso Kierkegaard en sus estudios acerca de las manifestaciones de la superficialidad.
Casi no me atrevo a repetir que el gobierno Zapatero y su partido sigan teniendo la pretensión de asumir un papel religioso, como ya se vió con los modos y maneras autoritarios asumidos con ocasión de la EpC, haciendo competencia, en el ridículo de sus pretensiones, a los emperadores romanos:
(...) Ellos eran los dioses. Debían ser adorados como tales. Quienes no abjuraran de otros credos y se negaran a adorar al emperado (o cumplir sus leyes: es lo mismo), eran masacrados.
A esto es a lo que suena "ninguna fe puede oponerse a la ley". Ya lo siento por quienes -como Rodríguez Z.- así entienden hoy la soberanía popular: no hay personas que viven cívicamente según su conciencia; sólo hay ciudadanos directamente bajo la ley del ejecutivo-legislativo. Es decir, ahora, en España, bajo las leyes que emana la ideología socialista. Que no es identificable con la soberanía popular. Por eso tiene razón quien afirma que "la fe se propone, la fe no se impone". Y quien insiste en que 'el laicismo tampoco puede estar por encima de la ley'. Ni puede convertirse en una especie de pseudo-religión que se impone con burdas razones demagogicas como algo obligatorio. (...)
Volviendo al Encuentro de Madrid, allí se escuchó en directo a Benedicto XVI decir que
La familia, "fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, constituye el ámbito privilegiado en el que la vida humana es acogida y protegida, desde su inicio hasta su fin natural. Por eso, los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana".
Benedicto XVI subrayó que "vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio porque vale la pena trabajar por el ser humano, el ser más precioso creado por Dios".
En fin, que ya se ve que la histeria del gobierno, su partido y periódico, hace que otros comenten, por ejemplo, que si
Al PSOE no le molestó que el Papa Juan Pablo II y los obispos se manifestaran en contra de la Guerra de Iraq, entonces no se quejaron de que emitieran opiniones políticas, ¿por qué ahora sí?
O bien, otros adviertan, por ejemplo, que
El hecho de que el Gobierno se haya situado en el mismo plano que la Iglesia católica como si compitiera con ella, de manera que su declaración de hostilidades se asemeja a la que pudiera formular una confesión religiosa contra otra. Y es que en la concepción de la democracia que albergan en el partido de Z, no solamente las leyes, sino también la moral y la verdad emanan exclusivamente de los poderes que se hallan bajo su control.
En fin, sin ánimo de traer a colación lo mucho que se ha escrito sobre este peculiar fenómeno tan furibundamente político para unos pocos (en el gobierno, y en el partido y el periódico que les acompaña) como tan naturalmente cívico para otros (la mayoría ciudadana), recomiendo leer lo que se dice y razona al respecto en Internet Política ("Incoherencia"), por parte de alguien que estuvo allí, en la plaza de Colón, y luego ha leído los periódicos. También recomiendo leer Internet Política, hoy, sobre la "cortina de humo" y el renovado ataque a los "pérfidos obispos" que osaron reunirse en Colón.
Mientras, en Italia, país vecino, se informa, por ejemplo en Repubblica, que Il Papa: "La famiglia va difesa; ne dipende il bene della società". Y nadie en el gobierno o en el nuevo partido de mayoría que lo apoya se rasga ninguna vestidura. Nadie está histérico.
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