No merece la pena establecer una relación entre la campaña electoral del Psoe y Zapatero (diciendo que nadie se arrepiente de haber mentido acerca de las negociaciones con Eta) con la famosa paradoja de Epiménides el cretense (aquella de "Todos los cretenses son unos mentirosos").
No merece la pena detenerse en consideraciones de filosofía del lenguaje ni devanarse los sesos en asuntos de tanta enjundia acerca de la lógica de la "paradoja del mentiroso", cuando salta a la vista que lo que está en juego es el oportunismo sofista (el relativismo veritativo y ético) de ganar unas elecciones.
De todos modos, puestos a seguir el peligroso juego mentiroso del Psoe, pienso que si alguien dice, como se titula esta anotación, "Mentir es bueno: vote Psoe, vote Zapatero", a lo mejor se entiende que, aceptando la mentira de la primera parte de la frase, resulta patente que la segunda es inaceptable.
Sin embargo, la estrategia de la propaganda electoral del Psoe es justamente la opuesta: algo así como "aquí en el Psoe nadie se arrepiente de lo hecho, y por eso pedimos que se nos vote". Como recuerda Cristina Losada, la mentira triunfa cuando la verdad no interesa.
En fin, para no abundar en la ceremonia electoral de confusión y no quebrarse la cabeza pensando en los entresijos de los esloganes, recomiendo leer a Hermann Tersch en su artículo de hoy, Esperemos sin creer, viendo que el Psoe sigue hablando de fe y esperanza y caridad, pero sólo en su loca carrera de pretender convertirse en una especie de secta para- o meta-religiosa. Y, además, sin tener que ver con la verdad. Curioso empeño, pardiez, el de tales políticos. Y curioso apoyo en su electorado, que quizá así -en plan fideísta barato- pretende borrar malas conciencias de vidas moralmente dudosas.
Entre otras cosas, todas interesantes, esto dice Hermann Tersch:
(...) «Motivos para creer» dicen los socialistas que han de tener los españoles, sometidos al mayor serial de mentiras y falacias desde los partes «informativos» de los años cincuenta.
Más preocupante que la fe pararreligiosa que exigen los socialistas son los métodos para sugerirnos lo confortable que puede ser abrazarnos a ella.
No nos pidan, por mínima urbanidad, que creamos en quienes se regodean en su astucia por engañarnos durante las negociaciones para coordinar la política con una banda terrorista.
Cuando un líder dice que hizo bien al mentir, estamos ante un trastorno de carácter que debería ser subsanada con una dimisión o una inhabilitación.
Cuando toda la dirección del partido mayoritario y gobernante asegura ser feliz por la mentira reconocida de su presidente y la elevan a acto de sinceridad y patriotismo es que hemos llegado a niveles de depravación y relativismo moral propios de regímenes siniestros. (...)
En fin, a propósito de Hermann Tersch y esta manía del Psoe y Zapatero en presentarse en clave de mentira podrida que necesita cubrirse con apariencia religiosa, hace un tiempo publiqué aquí Entrevista a Hermann Tertsch en Basta Ya: la secta de Zapatero en el poder y el futuro político español. O, más reciente, Interesante histeria en el gobierno español, y en el partido (Psoe) y el diario (El País) que lo apoya, tras el "Encuentro de las Familias".
Tampoco está de más, en circunstancias electorales, recordar de nuevo aquella rota y sensata viñeta:
Actualización (26 Feb 08): al parecer, ha habido ayer en España un debate televisado entre los candidatos de los dos partidos mayoritarios. Yo lo he visto, pero más que un debate, he tenido la impresión de presenciar -salvo en contados momentos- algo con un cierto parecido a aquellos "diálogos para besugos" que en su tiempo ofrecía La Codorniz.
Entre las variopintas cosas leídas al respecto, encuentro básicamente sinceras y sensatas las publicadas por J.P. Quiñonero ("Rajoy gana a Zapatero el primer debate") y por Jesús Cacho (“Saludo a los emigrantes que me estarán escuchando”). (27 Feb 08, Luis M. Anson: La vergüenza de las encuestas).