Caso de que no lo fuéramos, según escribe Nicholas Carr en The Atlantic, la cuestión es si Google nos está haciendo progresivamente estúpidos (Is Google Making Us Stupid?).
Nicholas Carr, ex-director de la Harvard Business Review, se teme que la civilización de la Web esté condicionando negativamente nuestros mecanismos mentales.
No lo afirma tajantemente. No lo documenta con encuestas ni cientos de páginas de análisis estadísticos. No.
Simplemente confiesa una preocupación y un temor que tiene que ver con nuestras capacidades y disposiciones en torno a la lectura, la memoria y -sobre todo- la capacidad de concentración. O capacidad de estudio, por decirlo en términos clásicos: el "studium" era una virtud que -de no estar presente- solía dejar sitio al vicio de la "curiositas".
Para no estropear la lectura del artículo de Carr (y para ser breve, como se recomienda al escritor de blogs), entiendo que es mejor mencionar -como hace Il Corriere della Sera- alguno de los numerosos ecos y testimonios personales que hacen creíble que la pregunta pueda tener un cierto tipo de respuesta afirmativa.
Por ejemplo, en The Bryant Park Project (ref. NPR), se hacen eco de lo dicho por el mismo autor de la pregunta:
Carr tries to find time for more of what he calls deep reading, but he says that many of his friends are also facing difficulties in fighting Internet-influenced attention deficit disorder.
In the article, he quotes one friend of his who told him: "I can't read War and Peace anymore. Even a blog post of more than three or four paragraphs is too much to absorb. I skim it."
The New York Observer insiste en mencionar otro párrafo de Carr, preguntándose a su vez por el futuro de los medios, en cuanto que entran en la red:
When the Net absorbs a medium, that medium is re-created in the Net’s image. It injects the medium’s content with hyperlinks, blinking ads, and other digital gewgaws, and it surrounds the content with the content of all the other media it has absorbed....
Y el Premio Pulitzer Leonard Pitts se siente retratado en lo dicho por Carr y confiesa:
You're talking to a fellow whose idea of fun has always been to retire to a quiet corner with a thick newspaper or a thicker book and disappear inside.
But that has become progressively harder to do in recent years. More and more, I have to do my reading in short bursts; anything longer and I start drowsing over the page even though I'm not sleepy, or fidgeting about checking e-mail, visiting that favorite Web site, even though I checked the one and visited the other just minutes ago.
I've tried to figure out why my concentration was shot, but no explanation satisfied: I watch less television than most folks and am no more busy than I was 10 years ago.
Así que cada cual tiene sus experiencias con el lado oscuro de la red, Google incluído. Pero lo dicho por Carr es realmente digno de atención.
Y no basta, por mucho que lo repita ahora el viejo amigo Mario García, que less content means more...
¿Alguien ha llegado sin esfuerzo hasta este párrafo? Esto no es un test, aunque espero que la capacidad de concentración y atención del lector habrá podido vencer su curiositas, inducida por Google. ¿O no?
¿Habrían leído hasta aquí los miembros del jurado del Premio Príncipe de Asturias que regalaron este año el galardón de la "Comunicación" a Google?
-- Ver actualizaciones en el blog de Carr, rough type: entre otras, la anotación More food for thought.
Me siento identificada con los síntomas, que han remitido en los últimos años. Hago una confesión pública: durante un par de años era incapaz de leer ni un libro gordo de ficción por la incapacidad de seguir el hilo. Se me empezó a pasar en 2006, *coincidiendo* con que le presté menos atención al blog pero, ¿cuál es la solución? ¿Dejar Internet?
Publicado por: Montse | 17 junio 2008 en 06:46 p.m.
Montse, ya ves que no eres la única en caer en la cuenta. Nos debe pasar a casi todo el mundo que circula y escribe en la red. El círculo vicioso es : si la atención de los lectores de blogs es ahora de menos de un par de minutos (y bajando), entonces se escriben anotaciones de 400 palabras (y bajando), con lo que el "span" de atención, propio y ajeno, para lectura prolongada se va reduciendo... Será algo pasajero, quiero pensar, al menos por parte de quienes necesitamos seguir hilos largos y complejos, por aquello de la "studiositas" académica.
Si quieres seguir el asunto de Carr, lo encuentras en su blog: http://www.roughtype.com/
Espero de verdad que no nos suceda que "we're all turning into mental fast-food junkies".
Solución? Combinar las urgencias y el fast-food intelectual, con las necesidades de serenidad y largo plazo, en plan slow-food...
Un cordial saludo, JJ
Publicado por: JJG Noblejas | 18 junio 2008 en 10:59 a.m.
Gracias por el post, JJ. Buenísimo y muy cierto. En mi caso la confesión es la que sigue: mi fuerte nunca ha sido la lectura de tochos, pese a que no cuestiono su conveniencia y lo de la "studiositas". Es, digamos, una de mis carencias: la falta de constancia para leer libros largos de principio a fin.
En mi caso el problema quizás venga por el propio ritmo de la vida que yo me marco. Me meto en tantos líos y actividades que me falta tiempo para reposar con calma textos que necesiten de horas sosegadas. Ello no quita que mi biblioteca sigue creciendo, pues me encanta "dejar libros". Sí, sé que puede sonar raro, pero me gusta. Comprar libros que puedan hacer un bien a los demás -más leedores que yo- y dejarlos.
Tengo entre mis asignaturas pendientes eso de la slow-food aplicado a la lectura. De momento -y desde hace años- me alimento de ensayos y artículos relativamente breves propios de publicaciones digitales como ésta, como forum libertas, conoze, crisis magazine, arbil, blogs de amigos, artículos y columnas de periódicos, mercatornet...Sí, lo sé, no es suficiente. Pero en mi caso no puedo achacar el defecto a Google porque mi defecto es anterior a su existencia.
Lo dejo aquí por hoy.
Un abrazo
Publicado por: Jorge | 18 junio 2008 en 04:20 p.m.
Es interesantísimo este hallzgo. En la educación de mis hijos me parece que ha influído negativamente el hecho que tengan una muy fuerte incidencia de los medios electrónicos, especialmente de los videojuegos y de la red. Y esto aunque mi esposa y yo regulamos con vigor el uso de estos medios. En mi persona he podido notar que la lectura de los emails y de las páginas web me roban mucho tiempo que podría utilizar en la meditación o la lectura de libros. Leí el artículo de Carr y lo que plantea sobre la modificación de la cognición que ha ocurrido con el advenimiento de la internet es muy preocupante, ya que tengo la convicción de la importancia de la lectura y el pensamiento en la cultura está comprometida, sobre todo en las nuevas generaciones, en las cuales es muy difícil estimularlos a apreciar este modo de acceder al conocimiento.
Publicado por: Carlos Alberto Lanz | 21 junio 2008 en 03:25 a.m.
Este verano, para quienes estamos en el hemisferio boreal, quizá es bueno leer algo largo y tendido, incluso Mankell puede venir bien, para marcar el paso largo. Un saludo y muchas gracias por los comentarios, Jorge y Carlos Alberto.
Publicado por: JJG Noblejas | 23 junio 2008 en 06:53 p.m.