Tras haber seguido por Internet los acontecimientos de la Jornada Mundial de la Juventud, mientras andaba de vacaciones en los Alpes, me disponía a escribir una anotación sobre el éxito espectacular de este evento. Pero no he tenido que hacerlo.
No es sólo que Benedicto XVI haya hablado, entre otras cosas y ante muchos cientos de miles de jóvenes de todo el mundo, acerca del presente "desierto espiritual" en que vivimos, en el que -digamos- manos sucias (y no tan ocultas) pretenden "asociar la idea de religión con el terrorismo y el fundamentalismo"...
El éxito no está necesariamente en los datos oficiales, de por sí elocuentes:
-- En total se registraron 223.000 jóvenes de más de 170
naciones.
-- Los eventos fueron seguidos por unos 500 millones de
personas en todo el mundo.
-- La misa de clausura reunió a más de
400.000 fieles. Ha sido la más numerosa de la historia de
Australia.
-- Participaron 4000 sacerdotes y diáconos, 420 obispos y 26
cardenales.
-- Los obispos dieron catequesis en 29 idiomas diferentes.
El éxito está en que la Jornada Mundial de la Juventud no se "refugia" en lugares confesionales, cómodos, como si se tratara -valga la comparación extemporánea- de un equipo que sólo tuviera ganas de "jugar en casa".
Pero Dios y la Iglesia son otra cosa, y también lo es la Jornada Mundia de la Juventud. Por eso se abre paso con naturalidad y sale al encuentro de ese mundo que -quien sabe por qué- algunos laicistas dicen que debe rechazar y dejar fuera de la vida pública a Dios y a las personas que en él creen. Quizá por eso, tras Sydney, la próxima Jornada será en Madrid.
El caso es que para hablar del éxito de Sydney he encontrado el magnífico reportaje de Michael Cook (MercatorNet: Catholic and cool in Sydney) que resume el evento. Nada nuevo que resumir.
Y para mayor facilidad, encuentro que lo publica hoy también, y en castellano, Aceprensa: Sydney: la mayor cita de jóvenes creyentes confirma su vitalidad. Nada nuevo que traducir. Comienza así:
Jubilosa respuesta de 400.000 jóvenes a la llamada del Papa.
La Jornada Mundial de la Juventud 2008 fue un éxito para la Iglesia católica y su pontífice de 81 años, el Papa Benedicto XVI.
El 20 de julio asistieron a la misa conclusiva unas 400.000 personas, que por unas horas hicieron del hipódromo de Randwick un lugar más poblado que la capital de la nación, Canberra.
Algunos periodistas perplejos describieron el acto como un Woodstock católico, en alusión a la orgía de drogas, sexo y rock de 1969 que fue un símbolo para la generación del baby boom. Pero 40 años después, el mundo se ha movido en una dirección inesperada. (...)
Disfruten con la lectura, y agradezcan el trabajo de Michael Cook y Aceprensa.
Muchas gracias. Muy bueno el articulo de Michael Cook. Bien por Aceprensa por ponerlo en español. Puse un enlace en mi blog (ultima entrada sobre las JMJ 2008) a esta entrada suya.
Publicado por: Ljudmila | 22 julio 2008 en 02:18 a.m.
Mi esperanza: 2011 en Madrid, renace la juventud con ideales. Los jóvenes buscan la rebeldía de la autenticidad, de llamar a las cosas por su nombre. La juventud apuesta por el matrimonio para toda la vida. La juventud ama la vida y se planta ante las obsoletas consignas de la "cultura de muerte". Los jóvenes encuentran la moda en ser católicos y más que la moda, el orgullo de salir del armario de la vida en solitario. Salen del armario millones de católicos. La calle y las iglesias recuperan a los jóvenes.... largo camino pero se comienza en el 2008. Hay tres años, a ver qué hacemos.
Publicado por: federico r. de rivera | 22 julio 2008 en 01:34 p.m.
OHHH, QUE JORNADAS, CUANTA GENTE SE VE POR AHI,
PERO LAS IGLESIAS VACIAS, NO TE PARECE UNA BUENA ANECDOTA MONTSE, ABER SI TE FIJAS EN ESTAS COSAS Y ESCRIBES ALGO SOBRE ELLO MONTSE.
Publicado por: ANTONIO | 10 agosto 2008 en 10:34 a.m.