Todo el mundo tiene su orgullo patrio, las encuestas lo confirman, y en eso se apoya Zapatero para organizar el zafarrancho diplomático (o poco diplomático, según se mire) que ha organizado para hacerse una foto en Washington. En la conferencia internacional para discutir la reforma del sistema financiero mundial.
Como bien resume El País: esa Conferencia será el 15 de noviembre y en ella participará el G-20.- Este grupo fue creado en 1999 y España no forma parte, con lo que queda descartada pese a los apoyos de Brown, Sarkozy y Barroso.- EE UU, dispuesto a escuchar ideas que pueda aportar Zapatero:
(...) El portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto, ha asegurado que "no hubo una decisión de excluir a España" de la reunión, sino que en el proceso de consultas para la celebración se decidió que el mejor formato era el G-20, formado por las principales economías desarrolladas y en desarrollo (...)
España, guste o no, no forma parte del G-20, porque no está en el G-7, y por eso no es una de "las principales economías desarrolladas", ni tampoco es -ni pretende serlo- una de "las principales economías en desarrollo".
Es posible que España sea la octava economía mundial. Aunque haya quien lo discute ahora (España, cada vez más rezagada), lo mismo que se discutió cuando Aznar intentó que el G-7 pasase -con España- a ser el G-8.
Puede leerse al efecto, aunque moleste el orgullo patrio, Una leyenda urbana que ha hecho fortuna: España es la octava economía del mundo.
El caso es que España no está entre los invitados a esa reunión. Y Zapatero sin embargo quiere, se ha empeñado, ha gestionado y sigue gestionando lo indecible, con unos y otros, para estar allí. ¿Con tal de no estar arreglando las cosas financieras en España? ¿Para hacer ver en España que en España todo va bien? ¿Para hacerse la foto entre los pocos que mandan o mangonean, o han mandado o mandarán en el mundo, y así calmar la opinión en España?
Sobre el particular hay -en cualquier caso- una única obervación: si hay algo que cae mal en el mundo internacional en general y el anglosajón en particular es que alguien intente colarse en una cola, o pretenda ocupar un sitio para el que no ha sido invitado.
Y como esta es una cuestión de imagen, a la imagen hay que referirse. El agitado gestionar con Sarkozy, Barroso, Paulson, la Casa Blanca, los candidatos a la Casa Blanca, y demás posibles influyentes, parece aún peor. Porque da una imagen muy poco digna de "recomendado" o -aún peor- de envidioso, de "quiero y no puedo" resentido.
A no ser que sea verdad lo que asegura un tal José Blanco, vicesecretario del PSOE: que España 'tiene que estar y tiene que marcar el camino'. En ese caso, quizá los del G-7 tendrán que repensar el asunto. Lo dijo Blanco, punto redondo.
De todos modos, dejando de lado esta parafernalia de la "imagen política" que agrava el desconsuelo de Zapatero, por mi parte queda en pie y apoyo lo debido en estricta justicia internacional al orgullo patrio.
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Actualización (8,00 pm.): El Mundo dice que a Zapatero le ha tocado -al menos- el reintegro de la apuesta:
"Si no logra colarse en la reunión internacional en Washington del G-20, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, al menos, podrá compartir sus ideas sobre la crisis financiera en una cumbre de preparación con toda la UE, una semana antes de la cita para, según Nicolas Sarkozy, "refundar el capitalismo" (...)
En un principio a España no le corresponde estar en esa reunión. Dicho esto, también es cierto que tarde o temprano España (por los números) deberá estar en el G7 sustituyendo a Canadá. Aunque habría que ver si Rusia o China serían los países que debieran ocupar ese puesto.
Lo que sí queda claro es que Zapatero está desarrollando unas gestiones patéticas. Resulta evidente que no tiene nada que aportar a una reunión tan seria como la del G20. Su agenda internacional se resume a predicar el antiimperialismo, la retirada de Iraq, la complacencia con el Irán nuclear, las simpatías hacia regímenes en clara involución democrática (Venezuela, Bolivia), la alianza de las civilizaciones y demás tonterías propias de un adolescente con camiseta del Che y piercings.
Da igual que no sepa hablar inglés. Lo relevante es que no tiene nada serio que decir. Y la reunión del G20 es muy seria. Sólo un dato: hoy la capitalización bursátil española (en consonancia con el resto del mundo) vale la mitad que hace diez meses.
Me resulta muy preocupante que el PSOE siga anclado en el marketing político antes que en la gestión de la re pública. Da la impresión de que Zapatero cree que las cosas se arreglarán solas, y que, mientras, lo mejor es hacerse fotos con los amos del mundo. Lo malo es que no lo invitan.
Publicado por: José María | 24 octubre 2008 en 06:10 p.m.
Suscribo al 100% lo que dices y lo bien que lo dices. Ya de paso, te diré que he seguido con fruición tus comentarios chez Montse sobre esa (copio de Euroglot) metedura de pata, animalada, asnada, asnería, borricada, burrada, majadería, pifia, chorrada o palabrería (en italiano le dicen 'fesseria'). Yo acabo de 'tocar' de lado el asunto, aunque pensaba dejarlo pasar. Gracias y un cordial saludo.
Publicado por: JJG Noblejas | 24 octubre 2008 en 06:39 p.m.
Muchas gracias JJ. Sobre la película que citas de modo implícito, anoche caí en la cuenta de un aspecto que quizá te interese. Podemos comparar el tratamiento de la historia "base" (los hechos reales que inspiran una trama poética) de esa película y la de "Lorenzo's oil".
En un caso, tenemos tergiversación que sirve a fines propagandísticos más que poéticos. En el segundo caso, tenemos el respeto a un drama real que sirve como catarsis, como enriquecimiento humano y social. Me parece muy interesante el papel de la compasión auténtica dentro del cine, en medio de esta sociedad que huye del dolor.
En otro orden, pero parecido, me gustó mucho "Save Private Ryan". Resulta muy profundamente satisfactorio ver reflejados valores como el sacrificio, el honor, la entrega, el coraje...
Publicado por: José María | 29 octubre 2008 en 02:21 p.m.