Ha leído la noticia, profusamente difundida, de que
"La Audiencia de Sevilla ha condenado a una viuda y a sus cuatro hijos a abonar tres cheques, por un importe total de 35.000 euros, que su esposo y padre había entregado a su amante, como parte de los pagos en efectivo y talones que le hacía periódicamente."
Dado que, según se dice -entre otras cosas- en la condena, que
"durante el juicio, un compañero de trabajo de la demandante confirmó la "relación sentimental prolongada" que mantuvieron y que el fallecido "intercedió" para colocarla en una empresa, lo que son "indicios serios de que la relación no era meramente pasajera o esporádica",
No soy - ni de lejos- alguien que sabe de derecho. Entiendo de todos modos que "validar" una "relación sentimental prolongada" fuera del matrimonio, parece una cierta apertura -al menos mental- a la poligamia.
Por otro lado, leo en Desde el exilio, que El gobierno paga pensiones a los polígamos, cosa que Rosa Díez critica, según recoge Nora en Spanish Pundit.
Puesto que las cosas siempre empiezan a notarse por algún detalle, en apariencia sin importancia, y puesto que el gobierno español ha dado suficientes muestras de desvarío superficial en hacer y deshacer en estos complejos asuntos personales y sociales, viene a las miente una pregunta:
¿Estamos en plan de "progresar" de la mano del gobierno de la Nación hacia la poligamia? Desde el punto de vista de la familia, ya vapuleada -por via legal y por via de políticas de hecho- en su naturaleza, este asunto poligámico podría ser un paso adelante.
Si es hacia el "progreso" señalado por el gobierno español en los últimos tiempos, más bien la situación de la institución familiar parece aquella de quien está al borde de un abismo (el de una estúpida e irresponsable desarticulación de la familia y la sociedad) y da un paso decidido al frente, adelante.
Será la sociedad española la que pague luego estos "juguetes rotos" del gobierno, mucho más caros y penosos de pagar que lo que lo que va a resultar pagar la crisis financiera, también "juguete roto" del mismo gobierno.
Esa es la cuestión: ¿acabará siendo la poligamia una forma de matrimonio reconocida?
Desde mi punto de vista se olvida normalmente a) que si esto lo hiciera el resto de ciudadanos sería un delito y b) que la regulación de la poligamia es religiosa, basada en el Corán, regulación que contradice los elementos más básicos de nuestro sistema jurídico.
Es como si en un país se reconociera la esclavitud y nosotros tuviéramos que reconocerla sólo porque allí se reconoce, a los ciudadanos de ese país que vinieran a vivir al nuestro.
Para mí, es un disparate, pero yo no soy todas las personas y sé que hay otras que tienen otras ideas al respecto. Además, me parece mal porque se hace todo de tapadillo y sin publicidad.
Publicado por: Nora | 29 octubre 2008 en 12:28 p.m.
En España (Occidente en general) se está produciendo una deformación del derecho. Se está vaciando el derecho y dejándolo como una mera carcasa (un "nomen"), donde se mete todo. En España ya nos hemos acostumbrado a eso de las "interpretaciones flexibles", lo cual es una majadería. Porque, por ejemplo, la Constitución es un texto legal escrito desde una postura moderada y de consenso, no desde una actitud excluyente y sectaria.
Esto es, a la postre, una manera delirante de positivismo legislativo. Los derechos ya no son humanos, sino concesiones discrecionales de un gobierno determinado. O eso es lo que debo interpretar cuando Zapatero habla de "extender derechos".
Efectivamente. Es una manera de tiranía y de deshumanización. La crisis económica viene provocada por una falta de principios, por la premisa máxima de enriquecerse rápido y de cualquier medio.
En mi sincera opinión, y como barrunto, me parece que esto es el fin de un mundo viejo. Eso sí, no tengo ni idea de lo que nos espera (para bien o mal).
Publicado por: José María | 29 octubre 2008 en 02:33 p.m.
Totalmente de acuerdo, Nora. Muchas gracias, de nuevo.
Publicado por: JJG Noblejas | 29 octubre 2008 en 03:47 p.m.
José María, de nuevo coincido con lo que dices. Sólo que en mi barrunto de un final de época o de mundo viejo, pienso que conviene no olvidar de decir explícitamente -como estoy haciendo ahora mismo al decir mi coincidencia con lo que dices- que pretendo estar en el inicio de lo que hagamos, de lo que nos espera, no solo a la espera de lo llegue...
Como dice el viejo amigo Alejandro Llano, en nuestra época hay una pasado que no termina de pasar y un futuro que no termina de llegar. Entiendo que hay que poner o seguir poniendo manos a la obra en este paso epocal.
La "gente mayor", con experiencia de la vida, suele decir que de jóvenes pensaban que iban a cambiar el mundo (como seguramente pensaban los pocos centenares que esta mañana he visto correr por las calles, pelearse entre sí y con la policía, en Piazza Navona -todos parecían poco expertos, la verdad- mientras yo intentaba ir del Palazzo dell'Apollinare -donde acababa de dar clase- a la Biblioteca de mi Universidad, cerca del Palazzo Farnese), pero esos que se consideran "gente mayor" añaden, con un tanto de melancolía y algo también de cinismo, que el mundo sigue igual... Y que no se cambia así como así, etc.
Cierto, pero entiendo que lo mejor es seguir en el convencimiento y seguridad de que lo que se haga, de suyo ya está cambiando el mundo, aunque no nos demos cuenta... En fin, corto, que vuelvo a tener clase. Muchas gracias por el comentario y un cordial saludo.
Publicado por: JJG Noblejas | 29 octubre 2008 en 04:12 p.m.
Muchas gracias, JJ. Es verdad, no vale la postura del "que inventen otros" (aunque esta frase tenía en su origen un contexto distinto al nuestro). Desde mi discutible e irrelevante punto de vista, el primer "invento nuestro" debe estar donde lo has colocado: en la "biblioteca della Università", en la propia familia, el propio lugar de trabajo, los vecinos, el cliente, el proveedor, la dependienta de la gasolinera, Piazza Navona, Les Champs Élysées, la Gran Vía... El "proximus".
Quizá por eso me dan repelús los maximalismos, el cambio climático, la alianza de civilizaciones...
A veces paso media tarde echando una mano en un comedor de las Misioneras de Caridad. Cuando vuelvo a casa, me pregunto si en mi propia casa vivo "echando una mano".
Publicado por: José María | 30 octubre 2008 en 10:37 a.m.