Tengo la fortuna de continuar siendo profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Durante bastantes años, he sido profesor "full time"; ahora, profesor "visitante". Cargo que no es honorífico, sino efectivo, mientras ejerzo de profesor Ordinario en otra Facultad de Comunicación en Roma.
Por eso, he tenido la fortuna de estar en Pamplona desde ayer tarde. Hoy he formado parte de un tribunal o comisión de Tesis doctoral (por cierto, muy buena, de Miriam Salcedo de Prado, sobre la argumentación poético-retórica en los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente). En el acto académico, sólo una mención al atentado, por parte del presidente del tribunal, llegado de la Complutense, al inicio de la sesión, para manifestar públicamente la solidaridad de los Rectores y profesores de las tres Universidades (Complutense de Madrid, Universitat de València, Università della Santa Croce de Roma) que allí estábamos y que habíamos recibido ese encargo. Mañana vuelvo a Roma.
Lo que simplemente quiero decir es ésto: los profesores y alumnos de la Facultad de Comunicación han tenido un comportamiento profesional ejemplar y activísimo (respetando las prioridades de su condición de profesores/as y alumnos/as, padres/madres, hijos/as, novios/as, etc.) respecto de los medios tradicionales y los nuevos medios españoles e internacionales inmediatamente después del atentado del jueves y a lo largo del tiempo, que llega, al menos, hasta hoy.
Hay ya un puñado de respuestas a los dimes y diretes que ponen en duda la "profesionalidad de los estudiantes y/o profesores de la Facultad de Comunicación", difundidos en la red por gentes que desconcen realmente de lo que hablan. Sin mala intención -es lo menos que puede uno suponer, porque así son las cosas- han puesto de vuelta y media lo hecho por esos colegas y alumnos. Un acto de -cuando menos- dudosa responsabilidad, al que han dado respuesta algunos profesores, alumnos y antiguos alumnos de la Facultad. Por ejemplo, como muestra, puede leerse:
De lo dicho sin suficiente conocimiento de causa:
Estudiantes alejados de los medios, de Juan Varela. (Es muy interesante leer la Actualización y los -hasta este momento- 77 comentarios, que en su mayoría rectifican la opinión inicial de Juan Varela, también antiguo alumno de la misma Facultad).
De lo dicho con suficiente conocimiento de causa:
Periodistas de primera, de Ramón Salaverría.
Periodistas del siglo XXI, de Paco Sancho.
Va por vostros, de Miguel Angel Jimeno.
¿Hubo periodismo en Pamplona?, de Montse Doval.
No entro más allá. Quisiera sin embargo decir lo que sigue, al margen de ese asunto.
Cuando he llegado a la Biblioteca de la Universidad esta mañana, he podido ver prácticamente reconstruidos los grandes destrozos en casi todas las ventanas de la totalidad de los edificios. He visto cómo el "Servicio de Personas" (que no de "personal") de la Universidad ya está instalado en la antigua Aula 12 del Central, al lado del Aula Magna en la que he estado con motivo de la Tesis doctoral. Es el que realmente quedó destruído por completo, por estar justo al lado de donde estaba aparcado el coche cargado con cien kilos de explosivos. Milagrosamente (lo digo sin ser "milagrero", y lo digo consciente de que otros dicen y dirán que "azarosamente", o "por suerte o casualidad") sucedió que quienes hubieran muerto o salido desmembrados de haber estado justo en aquel momento en su mesa, resulta que -por una u otra razón, que me han contado y que quizá otros publicarán- han salido del atentado (casi) sin un rasguño. Aunque el aire del Edificio Central aún huele hoy un poco a humo y fuego.
Algo semejante ocurre en el resto de oficinas y aulas de la zona. Hoy lunes están prácticamente reconstruídas, tras el trabajo impagable de no pocos profesionales en el fin de semana. Y algo semejante ocurre en el parking y en la fachada del lateral derecho del Edificio Central. Da pena ver tronchado a ras de suelo y caído en el suelo el árbol que aún allí estaba esta mañana. Los restos de los demás ya habían sido evacuados, con los restos de los cohes.
Lo que espero que pronto se conozca de algún modo es lo singular de lo sucedido. Ramón Salaverría parece que quiere hacer algo en este sentido, y he hablado con un Vicerrector, antiguo alumno y Decano de la Facultad, que igualmente me dice que están recogiendo las historias personales que les llegan de muchas docenas de personas respecto de lo sucedido en el momento de la explosión, y de por qué ("casualmente") no estaban allí, en el aparcamiento, que es lugar de tránsito nutrido, o estaban en una posición o lugar del despacho o del aula, de tal modo que no fueron afectados con la muerte o la mutilación de sus cuerpos.
Lo que espero es que alguien me justifique la razón por la que -de manera prácticamente instintiva- muchos alumnos y profesores se dirigieron en cuanto pudieron a depositar unas flores en el Ermita de la Virgen del Amor Hermoso del Campus de la Universidad (aconsejo vivamente leer el texto -por muy extraño que aprezca a ojos y mentes obnubilados por luces laicistas- que si no me equivoco, fue al menos leído -si no escrito o co-escrito- por la delegada de los estudiantes, precisamente alumna de Comunicación y mujer de una pieza: Oración de los estudiantes a la Virgen del Amor Hermoso).
Lo que espero es que alguien publique las historias que he escuchado -contadas en primera persona, por docenas de personas amigas y conocidas- durante todo el día, exceptuando el tiempo de defensa de la Tesis y la comida posterior con la nueva doctora. Son historias de que algo muy grave en vidas y heridos ha podido suceder en ese parking y en los edificios aledaños; y sin embargo no ha sucedido.
Lo que espero es que alguien me diga que el escudo del San Miguel (que es el motivo del sello y escudo de la Universidad), que ese escudo al menos, ha protegido no sólo metafórica sino realmente, a las gentes que pacíficamente trabajan y estudian en la Universidad y aquel día, a aquella hora, o un poco antes, hicieron algo que de ordinario no suelen hacer o que hacen en otro momento o de otro modo. Y así salvaron sus vidas o su integridad física.
Por ejemplo, una muestra: el profesor que se quedó a atender y responder la pregunta de un alumno a la salidad de clase, aunque tenía que ir con cierta urgencia a Vitoria para una cuestión académica. Tenía su coche aparcado justo al lado del que habían dejado horas antes los terroristas. De no haber atendido al alumno, hoy ya hubiéramos celebrado su funeral.
Ya digo: imagino que habrá que esperar, porque son historias que -si se cuentan- sólo pueden ser contadas en primera persona.
Hoy he visto, sobre todo -y me ha impresionado- mucha gente tranquila y serena, sin efectos de adrenalinas o síntomas postraumáticos: son los alumnos, profesores, empleados de la Universidad, haciendo normalmente su trabajo. Cada uno el suyo. Es más, empeñados en hacer desaparecer de los edificios y seguramente de sus ánimos las huellas o efectos reales y posibles de l atentado de esos sembradores de odio, que esta vez, gracias a Dios, no han cosechado víctimas mortales ni graves heridos, ni irreparables deterioros materiales. Al contrario, han cosechado gentes convencidas de que han de seguir haciendo, como digo que se puede ver, con más paz y alegría, lo que ya estaban haciendo.
Por esto último, tiendo a pensar -por defecto, by default- que los alumnos y profesores de la Facultad de Comunicación hicieron cuanto tenían que hacer momentos después de la explosión. Si no fura así, no hubieran estado hoy con la conciencia tan tranquila, aunque aún resuene en sus oídos el sordo ruido de una explosión que -con voluntad mortífera y destructora- ha terminado siendo ocasión de reforzar y robustecer el afán de servicio a la sociedad que se vive en esta Facultad y esta Universidad.
Salgo aún más orgulloso de mi Facultad y mi Universidad: es decir, de todas sus gentes y del espíritu de compromiso y servicio universitario y social que les anima.
Muchas gracias por el enlace y constato que suscribo de arriba abajo lo que comentas. Fui poniendo lo que pude de las flores de la Ermita (ahora tengo una foto cedida por un participante de Facebook) y puse el escudo de la Universidad y en la etiqueta alt escribí "San Miguel aplasta la serpiente", ya que ETA se identifica con el rastrero animal. Hasta Vigo han llegado los ecos de los testimonios, por decenas, de personas que tenían que haber estado y no estuvieron. Es realmente emocionante, alguien tiene que escribirlo y se me viene a la cabeza Vidal-Quadras...
Publicado por: Montse | 04 noviembre 2008 en 12:59 p.m.
Mi querido Juan José, creo que no tienes razón y que os pierde a todos el orgullo. Si vuelves a leer mi post verás que está escrito con todo conocimiento de causa y que analiza lo que hasta la tarde del día del atentado se hizo y se podía recoger en internet. No lo que se esperaba de algunos, o muchos, alumnos en su colaboración en medios al día siguiente.
Datos que, por cierto, quedan recogidos en la actualización.
Y si repasas mis conclusiones verás que están basadas en hechos ciertos y comprobados.
Puedo aceptar que no se esté de acuerdo en que la falta de interacción con los medios digitales nacionales o la falta de presencia en blogs y otros medios sociales (con excepción de Tuenti) no sea relevante para algunos.
Para mí sí lo es.
Cuando yo era estudiante podía hacer prácticas y colaborar en medios convencionales. Pero no tenía internet. Ahora los alumnos sí la tienen, y más allá de quienes colaboraron en medios porque tenían ya contactos en ellos, como demuestran las estadísticas de Ramón, a mí me llama la atención la falta de presencia en otros. Igual que el éxito de Tuenti me hace reflexionar.
Se puede no estar de acuerdo y los comentarios de unos y otros me han servido mucho para avanzar en la reflexión, pero ya vale de mentiras como "sin suficiente conocimiento de causa".
Como tú sabes, hace más de 20 años que soy periodista y he pasado por todo, desde becario a reportero hasta llegar a creador y director de medios. Me puedo equivocar, pero no en algo tan básico como recoger algunos datos. Los que estaban disponibles y eran relevantes para la reflexión a las 7 de la tarde del jueves pasado.
En todo caso, la discusión, exabruptos aparte, es muy ilustrativa. Saludos
Publicado por: Juan Varela | 04 noviembre 2008 en 01:17 p.m.
Muchas gracias, Montse, por lo que dices y haces.
Muchas gracias, Juan, por el comentario. Pienso que -de todos modos- resulta exagerado decir, sin un mínimo de anestesia, eso de que "os pierde a todos el orgullo".
Juan, me parece que no coincidimos en una cosa al menos, que viene a ser de este tenor: entiendo que primero está la vida y luego la profesión, mientras tu pareces plantear la viceversa: primero la profesión, luego la vida.
De ahí que me parezca ejemplar -sin "orgullo" del que pierde a las personas, pero orgulloso de personas y modos de vivir la profesión dignas de encomio- colocar la vida personal (ser y responder como un "quién") como lo primario y fundamental, en donde encaja el trabajo profesional (ser y responder como un "qué").
Por eso hablaba en la anotación del "respetando las prioridades de su condición de profesores/as y alumnos/as, padres/madres, hijos/as, novios/as, etc." Quizá dejé de decir esposos/as, y algo más que pueda quedar implícito en el etc., pero me parece encomiable que lo profesional tenga un punto de anclaje personal primario, que tiene que ver sin duda con la familia. Los profesionales de la información no la posponemos, por ser especiales en eso: en dar prioridad a ese trabajo.
Siendo el conflicto "familia vs. trabajo" el que más o menos gobierna las ficciones cinematográficas y sobre todo televisivas, me parece que ahí se distancian un tanto de la dignidad humana y otro tanto de la vida misma, cuando resulta que -de ordinario, en esas ficciones- la familia termina resultando un "problema", cuando no estorbo, para una supuesta "atención prioritaria debida" al trabajo. Esas ficciones están, por supuesto, incidiendo en el imaginario colectivo o social, y por tanto personal, pero de ahí a que sea lo más digno para las personas hay todo un salto que no es justo dar ni tampoco proponer. En fin, querido Juan, sin pretender decir que tu plantees las cosas de este modo y así de netas, tengo que darte muchas gracias por tu comentario y los razonamientos que haces, pero me parece de justicia considerar también el todo vital, que de ordinario es más que la suma de las partes, de los datos empíricos separados. Un cordialísimo saludo.
Publicado por: JJG Noblejas | 04 noviembre 2008 en 02:33 p.m.
Abrazo para Juanjo y Montse.
Me temo que esta discusión se ha generado de manera artificial. A los pocos minutos del atentado, Antenta 3 ofrecía imágenes recién transmitidas por un alumno de la Universidad. Las había grabado con el teléfono móvil, porque se encontraba junto a la puerta de la biblioteca.
Aparte, el campus fue desalojado en cuanto llegó la policía, que tardó muy poco en aparecer.
Resulta un tanto forzado pretender que los alumnos salieran de las aulas de Comunicación, corrieran cien o doscientos metros, encendieran sus móviles, sacaran sus cuadernos de notas y empezaran a mandar crónicas para periódicos, radios y televisiones que pagan una miseria a sus becarios. Queda muy bien en una película, pero queda extraño en la realidad. Sobre todo, si tenemos en cuenta dos cosas. La primera, como dice JJ, que lo primero que a muchas personas les vino a las mientes fue: "¿Habrá muerto alguien, habrá algún herido?" Además, esos posibles muertos o heridos son personas con nombre, rostro y apellidos que conocen todos: el bedel de la bilioteca, el camarero de Faustino, la profesora de Derecho Foral, el compañero de prácticas en la asignatura de libre configuración...
Lo segundo, repito, es que el campus se desalojó. La policía incluso llegó a impedir el trabajo de un reportero gráfico de Efe.
Me resulta un tanto inmoral pretender pagar una miseria a una chica de 21 años, y exigirle que mande una conexión on line wifi desde el atentado, mientras que la policía desaloja la zona. Sólo faltaría que se le echase en cara que no haya muerto en el atentado.
El deber de un alumno es aprender, no hacer el trabajo sucio de los periodistas de la delegación del País Vasco (porque casi no hay delegaciones en Navarra).
Otrosí. Hay profesores de la Universidad que son periodistas del Diario de Navarra. ¿Por qué no se les ha criticado nada a estos profesores?
Publicado por: José María | 05 noviembre 2008 en 09:24 a.m.
En ningún caso pido nada de eso que tú pides, Juan José. Precisamente por eso destaco en la utilización de Tuenti:
"En Tuenti, la red social preferida por los universitarios en España. Allí se convocaron eventos, se pasó lista para ver si había estudiantes desaparecidos y se colgaron fotos, además de reunir la repulsa de otros muchos internautas."
y a continuación:
"Aumenta el poder de comunicación de las redes sociales, empujadas fundamentalmente porque son parte de la vida cotidiana de los universitarios y tienen un enorme poder emocional. Esa facultad impulsa a sus miembros a expresarse en ellas y al resto de los usuarios a manifestarse inmediatamente."
Si eso no es la vida.
Y acabo tras la actualización:
"se añade el dato de las colaboraciones de estudiantes en los medios, que afortunadamente rectifica en parte mi desespero final".
Fíjate si considero ese todo vital que se sigue afirmando tanto en este blog como en los comentarios en el mío.
Publicado por: Juan Varela | 05 noviembre 2008 en 09:43 p.m.
Muchas gracias, José María, por el comentario y las reflexiones que haces, que comparto en cuanto que dicen lo pienso, que viene a ser prácticamente lo que dices. También -ya de paso- lo que se refiere a la miseria ambiental en el modo de concebir empresarialmente las profesiones de comunciación. Los profesionales de la comunicación, no pocas veces considerados como meros "peones de la construcción" (en cualquier tipo de "medios") encuentran poco apoyo y posibilidades de desarrollo de su misma profesión, en un entorno industrial más bien especulativo (no lo digo en modo racional, sino en modo comercial o financiero) y también especulativo en modo ideológico: lo que ahora "conviene" para triunfar políticamente.
Muchas gracias, también, Juan, por tu nuevo comentario: pienso que te entiendo bien en lo que dices, y también -no es ningún eufemismo edulcorante- que tienes razón en eso mismo que dices y que ahora acabas de repetir. El caso es que también entiendo que eso no es todo lo que hay en el asunto del que hablamos, ni todo lo que puede decirse. Por eso -menos mal- podemos hablar con tranquilidad. Si no me equivoco, en lo que dices, tiendes más bien a considerar el (escaso) uso de herramientas técnicas disponibles de comunicación, mientras yo me he tendido a fijarme más en la (fuerte y excepcional, si no traumática) situación práctica de esas mismas personas. Quizá -no lo sé, ni siquiera sé si alguien lo ha estudiado o pensado- es que esas herramientas son aún una especie de instrumento que se utiliza en clave lúdica, "de juego" (ya sé que no lo son), que se utiliza más bien en tiempos disponibles de ocio o para conectar y comunicar, para desarrollar la socialidad, en situación de soledad física. En el caso que nos ocupa, me parece que el entorno inmediato proporciona tal riqueza y densidad de relaciones sociales en una experiencia compartida en situación primaria, face-to-face, que los contactos secundarios pasan a segundo plano. Y los primeros contactos en esa situación responden a los lazos familiares y de amistad. En fin, veremos... Un nuevo saludo cordial y agradecido, y hasta enseguida.
Publicado por: JJG Noblejas | 06 noviembre 2008 en 10:41 a.m.