Hoy, como todos los años el día de la Inmaculada, el Papa ha rezado ante la imagen de la Virgen que está en lo alto de la columna que hay en Piazza di Spagna, en Roma. Imagen en la que los bomberos de la ciudad colocan -también en este homenaje de cada año- una corona de flores.
Benedicto XVI ha confiado a la Virgen a los más indefensos de la ciudad: los niños antes que nada, y sobre todo los gravemente enfermos, los adolescentes necesitados y cuantos sufren las consecuencias de duras situaciones familiares.
El Papa le ha confiado también a los ancianos solos, los enfermos, los emigrantes con dificultades para adaptarse, las familias que fatigan para cuadrar las cuentas y las personas que no encuentran empleo o lo han perdido.
(...) “Enséñanos María a ser solidarios con quien está en dificultad, a equilibrar las cada vez más grandes diferencias sociales; ayúdanos a cultivar un sentido del bien común más vivo, del respeto de lo público, empújanos a sentir esta ciudad como patrimonio de todos, y hacer cada uno, con conocimiento y compromiso, nuestra parte para construir una ciudad más justa y solidaria”. (...)
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