Hoy se ha presentado en la Oficina de Prensa del Vaticano la Instrucción “Dignitas personae” sobre algunas cuestiones de bioética. El texto tiene 33 páginas, y se ha publicado en inglés, francés, alemán, italiano,
español (ver síntesis), portugués y polaco.
Algunos sectores de la prensa (que sin duda resultan sectarios, como La Repubblica) han presentado la Instrucción calificándola, nada menos, que de "ataque del Vaticano a la bioética".
Pues sí que estamos bien! O sea, vamos a ver si nos aclaramos un poco ante este titular que da un poco de repelús: la bioética está ahí, la pobre, en su indefensa y nunca puesta en duda "objetividad científica" y por tanto en su labor siempre bienhechora de la humanidad doliente (eso o algo semejante es el sentido implícito del titular), y entonces, zas!, llega el Vaticano (todo él, a mogollón) con sus divisiones -ya contadas por Stalin en 1945-, bien puestas en formación y atacan -ya digo: sin más, sin previo aviso-, nada menos que a la sacrosanta y sabia bioética.
¿Qué ha hecho el Vaticano con la Instrucción “Dignitas personae”, en lugar de esta memez de "atacar a la bioética"?
Lo hecho consiste en poner en claro, negro sobre blanco, lo que viene diciendo desde siempre -esta vez más en claro y en concreto, como observa John Allen- acerca de la dignidad humana en el comienzo de la vida y desde luego, en este caso de la dignidad de los seres humanos que, dedicados a la bioética, trabajan sobre los seres humanos, desde la concepción hasta la defunción naturales.
Por eso, hoy, en su presentación, nos enteramos de que esta instrucción es fruto de un estudio emprendido hace seis años, en 2002, por la Congregación para la
Doctrina de la Fe sobre las nuevas cuestiones de bioética con el fin de
actualizar la instrucción “Donum vitae” (1987). La instrucción -dijo el arzobispo Luis Francisco Ladaria Ferrer, S.I., secretario de la Congregación
para la Doctrina de la Fe- “alienta a la investigación biomédica que respeta la
dignidad de todos lo seres humanos y de la procreación. (...) Al mismo tiempo,
excluye como éticamente ilícitas diversas tecnologías biomédicas y será
probablemente acusado -dijo- de contener demasiadas prohibiciones. Sin embargo,
frente a esta posible acusación es necesario subrayar que la Iglesia siente el
deber de hacer que se escuche la voz de los que carecen de ella”.
El arzobispo Fisichella señaló que el documento “trata de expresar la propia
contribución autorizada en la formación de la conciencia no solo de los
creyentes, sino de los que tratan de escuchar las argumentaciones que se
presentan y debatirlas. Se trata -dijo- de una intervención que forma parte de
su misión y que debería ser escuchada no solo como legítima, sino también como
debida en una sociedad pluralista, laica y democrática”.
El obispo Sgreccia se refirió a la tercera parte del documento en la que se
habla de las nuevas propuestas terapéuticas que comportan la manipulación del
embrión o del patrimonio genético humano, diciendo que
“El texto resalta que es
necesario tener en cuenta una distinción fundamental: la terapia genética
teóricamente se puede aplicar a las células somáticas con finalidades
directamente terapéuticas, o sobre las células germinales”. Por lo que respecta
a estas últimas, “al no existir todavía una técnica segura, no es posible
intervenir -subrayó- porque puede comportar el riesgo de malformaciones en el
patrimonio genético hereditario, de las generaciones
futuras”.
El ex presidente de la Pontificia
Academia para la Vida afirmó “que es insostenible la distinción
entre clonación reproductiva y clonación terapéutica, porque también la llamada
terapéutica presupone siempre una reproducción”.
Claridad de ideas y de palabras sobre acciones concretas, que resultan ética y moralmente indignas de las personas que manipulan y/o que son manipuladas (a veces sacrificadas) en el altar de la intocable ciencia bioética, como podría decir el mismo periodista que tituló eso del "ataque Vaticano a la bioética".
Pueden verse aquí los detalles concretos del documento, que sin duda será escarnecido, vapuleado y ridiculizado por una parte de la prensa y de los científicos que -en principio- defienden el pluralismo y la democracia, y el diálogo científico en asuntos que implican la moralidad y la dignidad humana.
Pero, curiosamente, no quieren que la Iglesia plantee sus razones en defensa de la vida humana. Y si las plantea, no quieren saber de ellas, y en no pocas ocasiones pasan en directo de los titulares de periódico al vapuleo, siendo éste último siempre -por supuesto, faltaría más- una actividad digna de orgullo y auto-loa, porque es -de suyo, por principio, faltaría más- algo racional, democrático y desde luego dialogante.
En cualquier caso, es interesante resaltar en este asunto al menos dos cosas: una, que quienes lo han presentado, lo han hecho a conciencia de los no pocos escarnios que puede suscitar. Alguno se podría preguntar ¿y no podrían haberse callado, para "no provocar" esos escarnios? No, si se habla a las conciencias de las personas, de las que se espera capacidad de diálogo verdadero.
Otra cosa: que a fin de cuentas, lo que está en juego es la dignidad de la misma bioética como actividad científica humana. La Instrucción “Dignitas personae” no es precisamente un "ataque", como quiere Repubblica, sino más bien lo contrario: es una "defensa" de la bioética.
Muy agradecida por traer a éste foro un documento al que la gente habitualmente no tenemos facilidad para acceder.
Soy Médico, Magister en Bioetica por la Universidad Complutense de Madrid . Espero y deseo que todos mis compañeros sepan ver, como yo, este documento como un nuevo punto de luz para iluminar estos espacios grises que suponen el comienzo -y el fin- de la vida humana.
Publicado por: medico | 12 diciembre 2008 en 07:55 p.m.
Seguro que La Reppublica no supera la portada del diario Publico: 'El Vaticano condena la medicina del siglo XXI'.
'La Iglesia pretende obstaculizar el tratamiento de patologías como la infertilidad, el cáncer, el párkinson, el alzhéimer o la diabetes'
'El Vaticano intenta frenar el avance de la ciencia'
'Los científicos critican al Vaticano'
'La verdad que contradice la realidad' (no, no es el editorial, es el titular de un reportaje)
y así durante cuatro páginas...
Publicado por: enrique arroyas | 16 diciembre 2008 en 11:35 a.m.
Muchas gracias, médico, por mantener en alto la dignidad de esa profesión. No puede responder antes con este agradecimiento por algunos problemas de filtros y conexiones.
Publicado por: JJG Noblejas | 16 diciembre 2008 en 04:14 p.m.
Tienes toda la razón, Enrique: es difícil superar la simpleza y estupidez (Drae, "estúpido: necio, falto de inteligencia") de ese diario. Al menos en este asunto: quizá en otros es o parece de inteligencia supina, quizá.
Porque, como muy bien dice Diego Contreras -experto periodista, entre otras en estas materias bioéticas- en su blog:
(...) "un punto central de toda la cuestión es conseguir que se entienda esto: que los “noes” contra algunas prácticas biomédicas son en realidad un “sí” a la dignidad humana, de igual modo que son un “sí” a favor de esa dignidad los “noes” contra la tortura, el racismo, la esclavitud o la discriminación por razón de sexo. Me sorprende que haya gente sensible a las cuestiones sobre la dignidad humana que aun no entienda esto. ¿Es posible que haya tanta gente inteligente que no quiere ver la realidad de las cosas?
Publicado por: JJG Noblejas | 16 diciembre 2008 en 04:28 p.m.
Las patochadas de Público, El País y demás regresismo ideológico no tienen rigor académico ni científico por ningún lado.
Avances científicos logrados por las células embrionarias: 0
Años que se llevan aplicando terapias exitosas con células madre adultas: 10.
Estos datos tan simples y contundentes son ocultados de manera sistemática por el regresismo doctrinario.
Porcentaje de utilidad del preservativo para prevenir SIDA: 80% bien usado y siempre.
Otro dato que se oculta...
En fin, esto del "oscurantismo" no es de la Iglesia, que es la institución que creó las universidades. El "oscurantismo" es propio de los regímenes totalitarios (que es la utopía que inspira a Público y otros panfletos). En los sistemas totalitarios se elabora una verdad oficial: "memoria histórica", "educación para la ciudadanía", etc.
Hace poco, una "progre" dijo que le encantaría quemar todos los libros de César Vidal.
Publicado por: José María | 22 diciembre 2008 en 06:20 p.m.
José María, bien comentas, bien dices y bien aportas datos. Como adviertes sobre el "oscurantismo", no es asunto de la Iglesia. Si el Drae dice que se trata de "oposición sistemática a que se difunda la instrucción en las clases populares", quizá es debido a que en tiempos los ricos no querían que los pobres supieran (mientras muchos eclesiásticos se dedicaban a la enseñanza de esas mismas clases populares). Hoy se utiliza la palabra para insultar también a la Iglesia, cuando es la mera descripción de lo que algunos (wannabe) "ilustrados" hacen, ahora que ya no pesan las "clases sociales" en el configurar la sociedad, que resulta precisamente una "sociedad del saber o del conocimiento": hay "ilustrados" que dedican su política a oponerse a que se difunda la instrucción entre las gentes. Y con ello, se dedican antidemocráticamente a frenar, retrasar o -sencillamente- hundir a la sociedad y por tanto a los ciudadanos. Se dedican a oscurecer las mentes que les pillan a mano: todas, si es posible. Entre otras medidas, procurando que la gente piense básicamente de cintura para abajo, y no sólo en los bolsillos del pantalón... Trabajo de oscurantistas reprimidos, que diría algún que otro freudiano puesto al día. En fin, lo dejamos estar, que anda cerca la Navidad, y hay mucho quehacer por delante. Un cordial saludo.
Publicado por: JJG Noblejas | 22 diciembre 2008 en 10:57 p.m.
José María, bien comentas, bien dices y bien aportas datos. Como adviertes sobre el "oscurantismo", no es asunto de la Iglesia. Si el Drae dice que se trata de "oposición sistemática a que se difunda la instrucción en las clases populares", quizá es debido a que en tiempos los ricos no querían que los pobres supieran (mientras muchos eclesiásticos se dedicaban a la enseñanza de esas mismas clases populares). Hoy se utiliza la palabra para insultar también a la Iglesia, cuando es la mera descripción de lo que algunos (wannabe) "ilustrados" hacen, ahora que ya no pesan las "clases sociales" en el configurar la sociedad, que resulta precisamente una "sociedad del saber o del conocimiento": hay "ilustrados" que dedican su política a oponerse a que se difunda la instrucción entre las gentes. Y con ello, se dedican antidemocráticamente a frenar, retrasar o -sencillamente- hundir a la sociedad y por tanto a los ciudadanos. Se dedican a oscurecer las mentes que les pillan a mano: todas, si es posible. Entre otras medidas, procurando que la gente piense básicamente de cintura para abajo, y no sólo en los bolsillos del pantalón... Trabajo de oscurantistas reprimidos, que diría algún que otro freudiano puesto al día. En fin, lo dejamos estar, que anda cerca la Navidad, y hay mucho quehacer por delante. Un cordial saludo.
Publicado por: alguin | 24 marzo 2009 en 06:09 p.m.