Algunos textos y entrevistas con esta ocasión:
-- What makes Oliveira unique, is that he is not only the oldest living working director, but that his films have retained their quality. Charles Chaplin's last film, The Countess from Hong Kong (1967), which he made aged 78, was bad by any standards. Billy Wilder was 75 when he made his valedictory film, Buddy Buddy in 1981, certainly one of his worst. Added to a list of comparatively bad last films could be 65-year-old Marcel Carné's The Marvellous Visit (1974), 64-year-old Frank Capra's A Pocketful of Miracles (1961), 70-year-old Federico Fellini's The Voice of the Moon (1990) and 77-year-old Alfred Hitchcock's Family Plot (1976).
-- No es sólo un maestro del cine. Es un sabio a punto de cumplir cien años, que ha vivido, leído y reflexionado, incansablemente, sobre temas capitales como el amor, la crueldad, la religión, el azar…
-- Charles Chaplin y John Ford configuran parte de su herencia cinematográfica. "Ambos respetan la diferencia entre lo público y lo privado. Pocos directores lo hacen, especialmente en el cine actual", explica el portugués, fiel a una creencia: "Que Antígona mate a sus hijos, pero no en escena".
Presentada en la sección oficial del Festival de Cannes 1995, no obtuvo, como era de esperar –ni Oliveira lo ha pretendido–, la acogida fácil del gran público. Es, como todas las suyas, obra de autor, y de un maestro del cine. (...)
(...) El encanto de esta película está en el clima, en la simbología, en ese enredo de corte clásico que se da entre los personajes, en la plástica fílmica de sus escenas, en la sugerencia de la sola imagen, casi muda, deleitándose en sí misma... En una lentitud, tan característica en él, contemplativa.
Ahí están quizá el Bien, Dios, y el mal acechando sobre un hombre y una mujer; la pureza y la sabiduría perdidas, la fe ausente y anhelada, el amor recobrado..., y ahí está la mano maestra del anciano Oliveira, que, con la seguridad del artista, con economía de medios, más, con austeridad –hasta de palabras o de interpretación–, juega, y construye una fábula hermosa, llena de sugerencias.
No es de extrañar –repito– que ni arrebate a los buscadores de explosiones, incendios, tiros y sexo urgente, ni que no se atasquen las entradas a los cines por ver lo último de Manoel de Oliveira, que sigue haciendo, hasta con insultante independencia, lo que quiere, libremente, aburra o no, mucho o poco. Pero lo que hace es cine, con enorme honradez.
JJ, muchas gracias:
http://www.cinemanet.info/index.php?option=com_content&task=view&id=625&Itemid=97
un abrazo
Publicado por: Jorge Mira | 05 junio 2009 en 10:42 a.m.