Como mucha gente, he quedado asombrado por la resolución visual de los detalles de las imágenes de este proyecto hoy presentado,
"Obras maestras del Prado en Google Earth".
Es fantástico ver la lágrima en ese ojo de San Juan del Descendimiento de la Cruz de Van der Weiden. Es un logro técnico admirable, que deja con la boca abierta. De todos modos, la presentación necesita ir más allá de la excelencia técnica lograda en cuestión de megapixels, porque deja la capacidad de atención intelectual mucho más abierta que el estupor de la boca abierta.
Pienso en asuntos de tipo vital, práctico, y no sólo cuestiones de tipo
iconográfico, sino también de alcance
iconológico, sobre el sentido de las imágenes, más allá de la "sensación" estética.
Porque, por una parte hay que hacer todo un
recorrido por google para encontrar -en este caso- el cuadro del "Descendimiento" en sus proporciones completas, y no todos los diarios que dan cuenta del evento dicen que el ojo es de San Juan, la segunda figura por la izquierda.
Por otra parte, falta enlazar el logro técnico con informaciones fiables directas (al menos con precisión semejante al detalle de la imagen) capaces de dar sentido y contexto a la nueva precisión del detalle: informaciones acerca del cuadro, del
pintor y
su época y escuela, etc., por ejemplo.
La hazaña técnica despierta de por sí la atención y curiosidad por el sentido del detalle con que se hicieron esas obras de arte, que llevan sin duda más allá del sentido del deber-ser artístico de una época, un autor o una escuela concretos.
Lleva a pensar también con fundamento en regiones de la intencionalidad artística que bien pueden alcanzar sin duda, junto a la estética,
la piedad trascendente de artistas y público. Los primeros, de entrada, haciendo lo que hacen para que Dios vea lo que los ojos humanos no ven y -por tanto- no pueden apreciar.
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