Es posible que
Mingote describa hoy una situación histórica, como la que en estos momentos viven en España, en torno al cese (con disimulo dimisionario) del ministro
Fernández Bermejo por parte de Zapatero.
Lo más probable, de todos modos, es que Mingote haya logrado
presentar poéticamente un rasgo vicioso de la condición humana, cuya memoria durará mucho más que el penoso y escasamente democrático (entre otras cosas, por tardío) episodio del cese de Bermejo.
No por nada plantea Aristóteles en su Poética las diferencias con la Historia:
"El historiador y el poeta no se diferencian por decir las cosas en verso o en prosa; sería posible versificar las obras de Heródoto, y no por eso dejarían de ser historia.
La diferencia está en que el historiador dice lo que ha sucedido, y el poeta, lo que podría suceder. Por eso la poesía es más filosófica y elevada que la historia, pues la poesía dice más bien lo general, y la historia, lo particular" (Cp. IX, 51a39-b7).
Poética y periodismo político nunca necesitaron estar reñidos.
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