Una breve presentación del autor del texto que sigue. Hace poco, sugerí a mi colega y amigo Alex Navas la oportunidad de publicar aquí algunos de sus escritos de actualidad, tras figurar en las páginas de opinión del Diario de Navarra o en otros lugares.
Alejandro Navas es doctor en Filosofía y Letras y profesor de Opinión Pública y Sociología General en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Entre sus múltiples cualidades formales e informales está la de ser lector diario fidelísimo de la Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Ha aceptado muy gustosamente publicar sus finos y enjundiosos artículos de actualidad en este blog, que sin duda así se enriquece. Espero que guste a los lectores habituales.
Sin más, hoy, Socialismo, aborto y solidadidad: desde otra perspectiva, nueva clave para un asunto conocido:
En una ocasión pidieron a Eduard Bernstein, el padre de la socialdemocracia, que definiera brevemente el socialismo. Respondió con una sola palabra: -Solidaridad.
He recordado este episodio al contemplar nuestra agenda pública de estos días. La crisis económica campa por sus respetos. El paro crece de modo constante y nos pone a la cabeza de Europa en este triste ranking. Los comedores de Caritas en las grandes ciudades no dan abasto para atender tanta demanda. Crece la inquietud entre la ciudadanía, con razón. ¿Y qué hace el Gobierno? –Yo de esto no entiendo nada, declaró el Presidente Zapatero a los representantes de la banca en la famosa escena del sofá, a la vez que les pedía que transmitieran a la población un mensaje de confianza y optimismo.
Los gobiernos de los países de nuestro entorno se muestran alarmados y hacen lo que pueden, aunque no esté claro que esas medidas vayan a surtir el efecto deseado. En cualquier caso, trabajan. ¿Y nuestro gobierno? Lo que le parece verdaderamente urgente es sacar adelante una inquietante reforma de la ley del aborto o anunciar que la igualdad de género será el eje de la política de España durante su presidencia europea en 2010.
Tres meses antes de las pasadas elecciones generales, Zapatero aclaraba que ni en su agenda más inmediata ni en la del ejecutivo que podría conformar si ganaba de nuevo las elecciones estaba prevista una modificación de esa ley, aunque tampoco se descartaba. Sí manifestó que debería abrirse una reflexión general sobre cómo está funcionando la presente ley, reflexión que debería hacerse con una base amplia de opiniones y en ningún caso desde una perspectiva partidista. ¿Dónde han quedado propósitos tan mesurados? ¿Es verdaderamente esta precipitada reforma lo que demanda el pueblo español?
Algunos comentaristas han señalado que con debates como el que suscita esta reforma el Gobierno se propone tan solo distraer la atención de los problemas económicos y sociales. Cuesta aceptar un razonamiento tan perverso: la sangre de miles de inocentes y el dolor que supone su eliminación como mera cortina de humo para hurtar de la vista del público el debate en torno a unas cifras macroeconómicas desfavorables.
Parece obligado suponer que liberalizar todavía más la práctica del aborto constituye un objetivo prioritario para el Gobierno, aunque el hermetismo que ha rodeado los trabajos de la subcomisión en el Congreso impida conocer a fondo los verdaderos motivos. Los intereses de los propietarios de las clínicas abortistas están claros y no engañan a nadie: se trata de defender -o incrementar si es posible- las pingües ganancias de esta industria siniestra. El que sus representantes hayan formado parte del comité de expertos que asesora a la Ministrade Igualdad no deja de ser un sarcasmo, como lo sería nombrar al zorro guardián del gallinero.
Al presentar el informe final del comité de expertos, la ministra Aído anunciaba en tono solemne que la intención del Gobierno era impedir que las mujeres que abortan vayan a la cárcel. Bien, pero ¿cuántas mujeres han estado o están en la cárcel por ese motivo? Ninguna, y hay que suponer que el Gobierno conoce este dato. ¿Cómo se explica entonces este furor criminal, esta inquina contra la vida en su estadio más indefenso? Si descartamos motivaciones de circunstancias o puramente tácticas, lo que parecería exigible ante la seriedad del asunto -por ejemplo, que el Gobierno contenta con esta reforma a sus bases más radicales, para compensar su complacencia con el gran capital-, al final no queda más explicación convincente que la del odio a la vida.
Incluso los defensores más acérrimos del aborto plenamente liberalizado y presentado como una “conquista social” o un derecho admiten que se trata de un acontecimiento traumático, no recomendable para nadie. ¿Qué puede hacer alguien que ha abortado o ha ayudado a abortar y se siente mal? Reconocer la autoría de un crimen tan horrible y buscar ayuda y perdón es algo que no todo el mundo está en condiciones de hacer. Resulta más sencillo contribuir a que el aborto se extienda y otras personas se encuentren también en esa situación: cuanta más gente haya pasado por ese mismo trance, menos excepcional se vuelve el propio sufrimiento. Extraña manera de practicar la solidaridad.
Bienvenido, Alex. Gracias por aceptar la invitación para publicar en Scriptor: así te leemos más personas. Y gracias por el lúcido artículo con el que empiezas. Un saludo desde Chile.
Publicado por: csb | 23 marzo 2009 en 09:24 p.m.
Oia hace unos días a un tipo bastante sensato que nos decía: "Que triste contradicción. Resultará ser que el sitio más peligroso para un bebé podría ser el seno materno".
Horas después oi a otro tipo, este bastante insensato y con ínfulas de intelectual de largo pelo blanco y supuesta labia, que proclamaba en TV para defender esta ley: "Quiero que mi país sea como cualquier otro país de Europa. Moderno"
Que diferencia de argumentaciones. Unos te hacen pensar, otros simplemente ladran.
(Por cierto, el texto de Giuliano Ferrara que has publicado: ¡soberbio! Como me gustaría verle en uno de esos pseudo-debates de la TV hispánica argumentando frente los palmeros del régimen... Sería divertidísimo ;-))
Publicado por: Jordi | 25 marzo 2009 en 04:13 p.m.
Muchas gracias por el comentario, Csb. Espero que Alejandro nos siga deleitando de tiempo en tiempo con sus textos finos, precisos y aparentemente escritos a la "remaguillé", solo que con mente alemana.
Y muchas gracias desde luego, Jordi, por lo que cuentas y comentas. Ferrara es un tipo especial, también en tamaño físico (aunque pretende adelgazar), que viene desde los entornos ideológicos del Moscú de los años de la guerra fría, y que en las elecciones italianas pasadas dejó de hacer un programa de debate que tenía en Canal 7, para poder presentarse con un partido básicamente orientado a la defensa de la vida. Sabía que no tenía nada que hacer, pero lo que hizo fue dar la cara, y recibir en ella más de un desaire, por decirlo así.
Un cordial saludo, JJ
Publicado por: JJG Noblejas | 25 marzo 2009 en 05:29 p.m.