Quienes han tenido acceso a la carta escrita por Benedicto XVI a todos los obispos del mundo, que mañana se hará pública, dicen que en ella se habla con humildad y fortaleza de los errores, equívocos y problemas de comunicación que han dado lugar a las polémicas en torno al "caso Williamson" y la rehabilitación de los obispos lefebrianos.
Mientras se publica el texto, es de justicia mencionar -por una parte- la falta de respeto al
embargo de la noticia, y por otra, destacar el interés que hoy ha despertado en la prensa italiana, preludio del que sin duda despertará mañana en todo el mundo.
Así
Repubblica destaca hoy que Benedicto XVI habla de su gesto de rehabilitación como "un gesto de misericordia equivocado" al que siguieron "ataques nunca vistos" y destaca también su "agradecimiento a los amigos hebreos que nos han ayudado a limpiar el campo de malentendidos". Y se centra en destacar el "caso Williamson" como "una desventura imprevisible".
Cita Andrea Tornielli, vaticanista de
Il Giornale,
en su blog Sacri Palazzi, que para Benedicto XVI se trata de "una desventura para mí imprevisible (...): el gesto discreto de misericordia con los cuatro obispos, ordenados válidamente pero no legítimamente, de repente se ha visto como algo totalmente distinto: como un desmentido de la reconciliación entre cristianos y hebreos, y por tanto como una revocación de lo que en esta materia había esclarecido el Concilio para el camino de la Iglesia".
(...) En su carta afronta quizá la pregunta más delicada: ¿era realmente necesaria esta rehabilitación? ¿Era una prioridad real?
En este punto -sigue diciendo Il Foglio- Benedicto XVI no da muestras de ningún titubeo. El Pontífice sabe bien que determinada publicística estaba interesada en sugerir que la cuestión lefebriana era una fijación maníaca personal.
Pero el Papa no quiere polemizar y recalca, con absoluta desenvoltura, que desde el inicio de su pontificado ha querido tener como prioridad absoluta la establecida por Jesús para el Sucesor de Pedro, que es "hacer a Dios presente en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios".
Esta "prioridad suprema" para Benedicto XVI tiene como consecuencia lógica que se "desee de todo corazón la unidad de los creyentes" y por tanto también el ecumenismo.
Es a la luz de esta verdadera prioridad -explica el Papa- que encuentran su lugar también "las reconciliaciones pequeñas y medianas" como la que está en curso con los lefebrianos. (...)
Por tanto, reconocimiento neto de "errores y equivocaciones" (sobre todo de comunicación, primero hacia dentro de la Iglesia, y luego hacia fuera) en los implícitos de un genuino acto de piedad y de misericordia. (Algunos de esos datos desconocidos para el Pontífice estaban en internet, accesibles a todos, también a sus colaboradores). Y luego, aclaración ante todo el mundo -los bienintencionados y los no tanto- del escándalo producido.
Un escándalo que sin duda, podemos pensar, también ha sido volunatriamente inducido o agrandado por quienes -con ocasión y sobre todo sin ella- encuentran una fuerte razón de su vida (¿?) en denigrar, injuriar o ultrajar la fama de la Iglesia y del Papa. Mejor no darles ocasión. Y -si es el caso, como éste- las normas no escritas de la comunicación institucional piden aclarar las cosas a fondo.
El que haya sido hecho en primera persona por Benedicto XVI es un auténtico "lujo" que tiene la Iglesia católica. Cualquier persona normal -entiendo- debería sentirse en la obligación de rendir un cumplido y admirado homenaje ante la gallardía de este hecho.
Actualización 12 Mar 09: puede leerse aquí el
texto completo en castellano de la "CARTA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI A LOS OBISPOS DE LA IGLESIA CATÓLICA sobre la remisión de la excomunión de los cuatro Obispos consagrados por el Arzobispo Lefebvre".
Desde Mi Siglo envío esta pequeña aportación sobre Flannery O ´Connor, con el deseo de que el Simposio de abril sea un éxito.
Muy cordiales saludos madrileños.
JJP
Publicado por: José Julio Perlado | 12 marzo 2009 en 12:04 p.m.
José Julio, mil gracias por la referencia. Además de ser por sí sola muy buena entrada. He puesto un enlace a lo que has escrito en esta página, debajo de la información sobre el Simposio. Un cordial saludo, JJ
Publicado por: JJG Noblejas | 12 marzo 2009 en 12:48 p.m.
De todos modos, yo no habría gastado tanta tinta con este asunto. El trato que merecen los sembradores de escándalos es el desprecio. Pero, en fin, yo no soy el Papa...
Publicado por: Jesús Sanz Rioja | 12 marzo 2009 en 01:20 p.m.
Es bien posible que tengas razón. Pero entiendo que en este caso desde luego que hay que respetar e intentar comprender lo que motiva a Benedicto XVI y desde luego admirar y apoyar su gallardía personal.
Publicado por: JJG Noblejas | 12 marzo 2009 en 01:31 p.m.