Es realmente feliz el encuentro con la interesante colección de fotografías elaboradas por Erik Johansson.
La fotografía siempre ha recibido y mantenido hasta ahora una pretensión de "objetividad", que finalmente va poniéndose en su lugar.
Porque las fotografías siempre "retocan" (o "manipulan", como sigue diciéndose, incluso para las obras de Erik Johansson) lo que ofrecen: desde el momento en que se hacen, el encuadre que elige o evita esto o aquello, la velocidad combinada con el diafragma hacen peculiar la profundidad de campo o la sensación de movimiento de lo fotografiado, el tipo de negativo utilizado es más o menos granuloso y desplaza el espectro de colores en uno u otro sentido, etc.
Y luego viene el proceso "objetivamente subjetivo" de revelar el negativo y encuadrar las copias, o elegir el tipo de papel, según los gustos artísticos. Y elegir una entre muchas fotografías semejantes para publicar. Pero siempre la fotografía -quizá por situarla frente al dibujo y la pintura- tenía ese aura de pretender mostrar lo que objetivamente estaba delante del objetivo, algo mecánica y ópticamente neutral...
Hasta que -afortunadamente- ha llegado la fotografía digital, y han ido surgiendo todos los posibles manejos y "manipulaciones", orientados hacia la "creatividad artística", que es "subjetiva", por decirlo de alguna manera... También -desde luego- han proseguido los manejos hacia el engaño de quienes presuponen inocentemente la objetividad "técnica", no "artística", de la fotografía.
En la comunicación pública, con el "objetivismo" periodístico conservado aún como estereotipo del que se nutren cómodamente la propaganda y la publicidad, aún está por llegar el soñado momento en que, por ejemplo, la televisión pueda "editorializar" una retransmisión en directo de un debate parlamentario, y para ello resulte un lugar común aceptable que de repente se empiece a alargar ostensiblemente la nariz del orador de turno...
Entonces empezaremos a saber por qué se hablaba, antes de que eso sucediera, del "poder manipulador" de la imagen. Porque habremos aprendido un poco más de las gramáticas y de las indudables capacidades sofísticas implicadas con las imágenes en los procesos de comunicación pública.
Bienvenidos sean Photoshop y demás herramientas de trabajo, ayudando a caer en la cuenta de que con las imágenes se puede mostrar y decir lo que queramos, o lo que nos convenga, o lo que nos paguen por hacer, de modo en algo semejante a lo que sucede con las palabras.
Erik Johansson muestra saber hacer lo que le place. También, al identificarse en la web, enseguida dice que está dispuesto a trabajar también por encargo.
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