Cuando se habla de comunicación pública de interés general, se suelen eliminar, sin razón, algunos aspectos de la realidad histórica en que vivimos. Cierto que hay quien dictamina, porque puede y quiere decidir en la industria cultural, qué es información general y qués es información especializada (incluso para leer sólo en casa, en lugar reservado o como de tapadillo).
En esto pensaba al leer alguno de los recientes discursos escritos de Benedicto XVI sobre la resurrección.
El caso es que resulta relativamente fácil hoy día dejar pasar el sentido real de la resurrección, con un gesto parecido al que se usa para contentar a un niño en lo que dice, para no tener que discutir con él, ni mucho menos razonar acerca de lo que dice.
Es relativamente normal que se acepte tácitamente que, "bueno, es posible que tras la muerte y el juicio haya resurrección, si lo dice la doctrina de la Iglesia a la que más o menos tibiamente pertenezco... pero eso habrá que verlo: por el momento, vamos a lo nuestro (sea ello lo que fuere)"...
Es relativamente conocida la respuesta que recibió san Pablo de los atenienses cuando -curiosos de escuchar novedades- les habló en al Aerópago del Dios desconocido y llegó al asunto de la resurrección... Entonces, según cuentan los Hechos de los Apóstoles, "unos se burlaban, pero otros decían: —Te oiremos acerca de esto en otra ocasión. Así fue que Pablo salió de en medio de ellos, pero algunos hombres se juntaron con él y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, quien era miembro del Areópago, y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos".
Es relativamente fácil decir algo así: "...que se trata de un mito interesante o de una fantasía literaria, pero que tal cosa no es algo que sucede en nuestro mundo real de política, economía, entretenimiento, ciencia y deporte y, en cualquier caso, si así fuera, por el momento no me interesa porque no tiene que ver conmigo"...
Y tantas otras razones más, con tal de evitar razonar. Con tal de no arriesgarse a que la razón, en contacto con la fe (propia o escuchada de otro), plantee razonables exigencias personales en la vida de cada uno.
Todo esto viene a propósito de los dos discursos más recientes de Benedicto XVI, el de Pascua y del miércoles pasado, que -como bien dice Sandro Magister- forman un "díptico unitario, que expresa más que nunca el sentido de este pontificado". (Imagino que los dictaminadores de qué es "información de interés general" deberían levantar, al menos en este momento, sus antenas sobre el asunto aquí tratado).
Por eso, Sandro Magister insiste e informa:
Es recomendable ir al enlace mencionado para encontrar esas primicias periodísticas de interés general de un libro que sin duda tendrá una gran difusión universal, y no poco influjo en unos cuantos. En todo caso, es muy interesante ver cómo Benedicto XVI razona acerca de que el hecho que la resurrección de Jesús es un acontecimiento único e irrepetible en la historia de la humanidad.
Esperemos que las palabras de Benedicto XVI acerca de la resurrección, tanto en sus discurso de ahora como en el libro futuro interesen a muchas gentes, al mneos gentes en proporción numérica a las que escucharon el discurso de san Pablo en el Aerópago ateniense, puesto que el asunto central es el mismo.
En nuestro mundo real, con sus cambios ministeriales, sus reuniones internacionales, sus líos en la Fórmula 1, con la droga por las calles y con las maniobras de comunicación, con ataques a la Iglesia católica y a la dignidad humana, los gobernantes distraen a la ciudadanía de las consecuencias reales sus crisis financieras, y de cosas aún peores.
Aunque así parezca y algunos digan que la cosa está fuera de contexto, que no es "información de interés general", bueno es recordar con Benedicto XVI, que en este nuestro mundo real, por mucho que incordie, la resurrección de Cristo es algo definitiva y radicalmente real. Porque es un hecho histórico que, precisamente, marca la referencia de los restantes contextos. Y además, al menos de pasada, es el tema del próximo libro del Papa, que será un bestseller del que casi todo el mundo se sentirá obligado a decir algo sensato.
No vaya a ser que, cuando salga, lo leamos por obligación, sólo porque nos lo venda como "información de rabiosa actualidad y del máximo interés general" un sagaz industrial interesado de la industria cultural, para conseguir su respetable beneficio industrial.
Gracias por este blog. Resulta un fuente de inspiración.
Publicado por: Carlos G. | 17 abril 2009 en 07:02 p.m.
Querido Juanjo:
aprovecho esta esquina de los comentarios para decir que me ha alegrado mucho seguir en la distancia/cercanía el Simposio sobre Flannery O´Connor. He visto el video y he seguido los resúmenes. Siento, que por tiempo y por obligaciones, no haya podido asistir. Creo que ha sido algo muy interesante y felicito a todos los organizadores y participantes. ¡Enhorabuena por esa iniciativa!
Cordiales saludos
José Julio
Publicado por: José Julio Perlado | 25 abril 2009 en 09:55 p.m.