Cuando los políticos no están en la oposición, sino en el poder, que no termina de ser tan soberano como quisieran, suele aquejarles el mal que Kanin muestra en su viñeta de esta semana en el New Yorker.
Quizá es una muestra obligada de aquello tan conocido de Lord Acton: el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.
Cada cual puede pensar en las gracietas de cualquiera, con la pretensión de hacerse los divertidos, además de los temores, amores y reverencias que les gustaría imponer a su alrededor.
Cada cual puede comprobar la sorprendente actualidad de la observación: Obama, Zapatero, Berlusconi, Sarkozy, Chavez, o algunos de sus ministros o grandes visires. Y desde luego otros, quizá menos conocidos.
Lo malo es que no quieren sólo "ser vistos como",, sino "actuar como" un tirano, un padre, un dios... o incluso como un payaso.
Publicado por: Jesús Sanz Rioja | 15 mayo 2009 en 01:08 p.m.
Cierto que eso es lo malo, y además no tener alrededor alguien que les diga que son emperadores desnudos, y además en precario. Muchas gracias por el comentario.
Publicado por: JJG Noblejas | 16 mayo 2009 en 07:19 p.m.