Corto y pego del arranque de la brillante anotación de Q. en su blog, acerca de un asunto doloroso: Periodismo cultural (¿?) y otras miserias. Incluyendo la magnífica fotografía:
Esteban Hernández me pidió para Texturas (número 8, mayo 2009) mi opinión sobre lo que él llama “periodismo cultural”...
EH. El periodista cultural poseía una doble influencia. Por un lado, porque transmitía al lector/oyente/ espectador las novedades de su área; en otro sentido porque, en tanto firma, podía constituirse como una referencia para el lector. Se dice que en la actualidad ningún crítico ayuda a poner en el mercado un libro. ¿Es cierto? ¿Ha perdido el periodista cultural influencia? En ese caso, ¿seguirá perdiéndola en el futuro?
-Eso de “periodista cultural” me parece un eufemismo relativo, cuando los medios de com. e incomunicación cultural entienden y difunden como “cultura” cosas tan diversas como… la vida sexual de Michael Jackson, la concesión de medallas a eminentes toreros, la distribución de películas de muy distinta especie, los actos folklóricos organizados con editores o presuntamente tales para promocionar sus productos de muy distinta naturaleza… a partir de tal realidad, cabe recordar que no hay libro de poemas u obra de arte que pueda competir comercial y publicitariamente con una película de Penélope Cruz, cuando autores como Joyce, Proust o Musil encontrarían hoy incontables problemas para poder publicar sus libros… La poesía, la novela, el teatro, incluso el arte que se hace al margen de las mafias filantrópicas está condenado al silencio, el ostracismo.
CRÍTICOS NINGUNEADOS
… a partir de ahí, a mi modo de ver, el tal “periodista cultural” se ha convertido, en bastante medida, en un apéndice publicitario de las industrias más o menos “culturales”. Hace apenas treinta y tantos años, casi todos los periódicos tenían un crítico literario, con relativa libertad de trabajo. Eso ha desaparecido. Los críticos son muy variados, meros colaboradores: y deben limitarse a escribir de esto o aquello, cuando se les publican o no publican sus cosas.
… tampoco es sensato olvidar que los grandes grupos editoriales tienen en medida creciente sus propios periódicos… dentro de los cuales, los tales “periodistas culturales” son meros asalariados, obligados a promocionar los productos de la casa y silenciar los de la casa ajena. Cuando un crítico se toma de libertad de no estar de acuerdo se le echa. Y punto.
(...)
Sigue, en el blog.
Me vino a la memoria algo que escribí hace tiempo acerca de Ignacio Echevarría: independencia crítica e intereses editoriales, y resulta que lo encuentro mencionado por Maty en los comentarios. Muchas gracias, amigo Maty, y muchas gracias también a la buena memoria del amigo Q., que le (y nos) recuerda a renglón seguido, en otro comentario:
Maty,
… Ignacio se quedó en la calle, NO volvió a encontrar trabajo como crítico literario, claro está: sus colegas de gremio lo dejaron en la estacada,
Q.-
PS. “Decíamos ayer…” “El hampa inteligente de las Mafias Filantrópicas utiliza retóricas menos zafias con el mismo desalmado fín” Goytisolo, lenguajes del hampa y mafias filantrópicas.
Para eso estamos. Recordaba el sucedido, aunque no el nombre.
Publicado por: maty | 12 junio 2009 en 11:02 a.m.
Muchas gracias, Maty, viendo que sigues al pie del cañón. Un cordial saludo, JJ
Publicado por: JJG Noblejas | 14 junio 2009 en 10:35 a.m.
Ayayay... qué decir, ante tu amistosa generosidad...
Q.-
Publicado por: JPQ | 06 julio 2009 en 09:37 p.m.
Muchas gracias por compartirlo con nosotros tus lectores.
Un saludo.
Publicado por: Carlos Gaviria | 19 agosto 2009 en 09:49 p.m.
Excelente artículo, con la miga y la calidad acostumbradas en scriptor. Ojalá que los periodistas lo lean, pero no por encima, sino a conciencia. De hecho es recomendable como lectura para comentar en todas las universidades.
Un saludo.
Publicado por: Diseño Web Colombia | 21 octubre 2009 en 06:38 p.m.