En Italia también estaban al borde del abismo, pero hasta ayer no habían dado el paso al frente.
Ayer se ha autorizado en Italia la píldora abortiva, y los italianos se han unido a las "naciones avanzadas" que ya estaban en el abismo.
Algunos no dejarán de celebrar este descalabro y despropósito social y moral, pero al menos la voz incombustible de Giuliano Ferrara se ha alzado hoy con un lamento y un revulsivo grito de insurrección ante quienes denigran de la dignidad humana, pidiendo en su periódico Il Foglio (Ru486, il pesticida umano) que de este feo asunto surja una revuelta total...
Traduzco algunos párrafos:
Ayer una comisión de técnicos y burócratas que se ocupa de los fármacos, la AIFA, ha autorizado el uso a gran escala en Italia de la píldora abortiva o "kill pill" RU486. Creada en la década de los ochenta en Francia por un médico, Etienne-Emile Beaulieu, con una gran visión comercial y éticamente indiferente de la investigación y los avances farmacológicos, la "kill pill" es la última traición de la promesa de ley y libertad para las mujeres cuando, hace 30 años, la posibilidad de aborto en hospitales públicos, bajo determinadas condiciones estrictas y en un determinado contexto de prevención y de "protección de la maternidad", se convirtió en ley (194/1978).
Este perejil moderno funciona así: Un funcionario del sistema clínico (dado que la palabra médico es desviante y estúpidamente ennoblecedora) le da en el hospital, si no terminan haciendolo (con el tiempo y con el uso) en las farmacias, un veneno antifeto que, muchas semanas después de la concepción, usted puede ingerir para expulsar el niño "no deseado" que lleva en su seno, y hacerlo en casa, con dolor y riesgos para la salud, en la más desesperada e indiferente de las soledades, tirando luego de la cadena del retrete.
Así, mientras que una cierta capacidad de resistencia había convencido hace unos días al Parlamento para aprobar una propuesta de moratoria para los abortos forzados que están costando la vida de cientos de millones de niñas en Asia (ver *), ahora se pone por obra uno de los más diabólicos proyectos hasta hoy conocidos en Occidente para una cancelación ética de lo que es correcto y decente, de lo que es humano y racional (...)
Así se completa la obra de descristianización del amor, en nombre de la compasión y de los sentimientos de solidaridad de género con la mujer. Para que así se reduzca la vida humana a una "cosa", asunto que es el verdadero proyecto antropológico del mundo técnico post-humano que se ha hecho con el mando de nuestro modo de vida, al menos desde mediados del siglo pasado.
De este feo asunto debería surgir una revuelta política, moral y religiosa. Deberían hacerse oir ministros, primeros ministros, subsecretarios, presidentes de Regiones, diputados y senadores que han hecho suya esta batalla contra este último "hallazgo" de una cultura pestilente.
Los pastores y líderes de las iglesias cristianas, y en primer lugar la Católica, deberían salir del mutismo o del tartamudeo, y evitando un enfrentamiento inútil sobre los detalles, ir al meollo de la cuestión. La introducción de la "kill pill" en Italia contradice claramente la ley 194, la que hacía posible el aborto sólo y únicamente en los hospitales públicos y en condiciones incompatibles con la soledad y el simbolismo solitario e indiferente que el uso de la Ru486 implica necesariamente. (...)
Esperemos a ver qué sucede, porque Italia y los italianos no tiran la toalla con falicidad, y no pocos piensan que aún tienen mucho que decir y que hacer.
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(*) Italian UN Surprise Intrigues Pro-Lifers (trad. cast.: Una sorpresa italiana en la ONU intriga a quienes están a favor de la vida)
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