Cierto que Tintin en el Congo hoy escandaliza como racista. En su momento -cuando lo leí allá a mediados del siglo pasado- a algunos, al tiempo que nos gustaban las aventuras, nos escandalizaba por colonialista, pero prácticamente nadie decía nada.
Hace pocos días publica el NY Times un largo artículo (A Library’s Approach to Books That Offend), que habla en modo razonablemente picantuelo y US-politically-correct de censuras o de precauciones de lectura más o menos razonables en las bibliotecas públicas estadounidenses. Pero no habla del desafortunado cambio de perspectiva en el "arreglo", quizá porque el paternalismo de Tintin, el impresentable patronizing de la nueva versión, menos racista o nacionalista, le parece bien...
El artículo de Times no va muy allá de la presumible "ofensa" al hablar de las razones humanitarias de esta medidas que ponen en cuarentenas detarminadas obras. Porque hay cosas que -en efecto- ofenden en un momento histórico y a determinadas personas en determinanas circunstancias, y dejan de ofender más adelante a esas mismas u otras personas en otras circunstancias. Los ciudadanos somos seres humanos históricos.
El NY Times adopta este rasero, sin hacer mención del rasero un poco más elevado, porque también hay obras que probablemente de suyo -con independencia de la raza, la nación, el momento o la edad de los lectores- ofenden o podrían o deberían ofender a quienes las leen... Quizá porque son una ofensa a la inteligencia, o la sensibilidad, o sin más, a la dignidad de las personas. No pondré ejemplos, porque sería abrir una discusión infinita, entre otras cosas, porque este blog no es el NY Times...
En cualquier caso, el NY Times no se plante siquiera si el asunto de la Brooklyn Public Library podría ser considerado como despachar con receta determinadas mercancías en una farmacia, sino que se limita a recoger el modus operandi de la Biblioteca:
(...) The decision to get rid of a book, or restrict access to it, goes to the very hear of a public library. “Policies should not unjustly exclude materials and resources even if they are offensive to the librarian or the user,’’ says the Web site of the American Library Association, which adds, “Toleration is meaningless without tolerance for what some may consider detestable.”
So the Brooklyn library, like most others, routinely offers access on its shelves to hot-button works like Hitler’s “Mein Kampf,” or Henry Miller’s “Tropic of Capricorn,” which has a naked couple on its cover. (...)
Por esto, porque no es ocasión de hablar del alcance del respeto cultural, sino más bien de intereses económicos, entiendo que tiene sentido plantearse -como hoy hace Luis Daniel González en Aceprensa (Tintín bajo llave en la biblioteca -$)- si en esta cuestión lo que está en juego no será la próxima película de Spielberg sobre Tintin. Pienso que así es, o al menos, no está lejos de ser una variante del sentido del dicho castellano "aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid"...
También porque hace mención el NYTimes del asunto, pero en modo afable y remitiendo a otro artículo suyo que redunda sobre el particular.
No quiere señalar el diario que la larga mano de los encargados de comunicación o relaciones públicas o propaganda de este proyecto cinematográfico también llega hasta ellos mismos. Y les hace hablar -casual y casi inocentemente- de lo que pasa en las bibliotecas con las historias de Tintín.
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