Steve Reubel -cada vez más interesado en los medios sociales- me lleva directamente (The Lifestreaming President) hacia el New York Magazine, en el que la portada dice "The Selling (and Selling, and Selling) of the President", por encima de una fotografía de Obama.
El largo artículo de Jennifer Senior en NY Magazine, titulado The Message Is the Message, es subtitulado diciendo
Barack Obama’s ubiquitous appearances as professor-in-chief, preacher-in-chief, father-in-chief, may turn out to be the most salient feature of his presidency.
Todo un planteamiento y un panorama estratégico y táctico de comunicación, que a nadie pasa inadvertido.
Cierto es que en la ciudadanía, mayormente convertida en público, hay aún "hambre" de Obama. No necesariamente de Barack Obama y sus ideas, como si estuviera aún en campaña electoral, sino más bien -como cuida de hacer ver su oficina de comunicación- del Presidente Obama.
Son dos personajes bien distintos, y casi opuestos: no importa que el primero pierda cuotas de popularidad y apoyo en sus planes políticos, mientras que el segundo continúe con los "ratings" en alza. Cosa que incluye apoyo a sus planes políticos.
Quizá esto puede explicar la cierta imagen de esquizofrenia respecto de Obama, porque hay que saber quién es el referente del que se habla: o se trata del sempiterno candidato Barack Obama (Obama and the Permanent Campaign: "Turning critics into enemies isn't presidential") o se trata del Presidente Obama. No hay aún -y menos con la presencia masiva y a veces contradictoria en todas las plataformas de comunicación, clásicas y nuevas- un único personaje llamado Presidente Barack Obama.
Aconsejo vivamente leer el largo y detallado reportaje o estudio sobre este "caso" de la venta por saturación del mercado en todas sus plataformas y modalidades, de un producto de consumo que resulta ser el presidente de los Estados Unidos, que cuando habla y actúa en cuanto tal, resulta que lo que escuchamos es el equivalente a un predicador en su púlpito. Con la diferencia de que los predicadores no hacen las leyes que se aplican a todos los ciudadanos.
Interesante asunto a seguir, desde el ángulo de la sufrida sanidad, por ejemplo: desde la extensión generalizada de los servicios de la Seguridad Social (ver, p.e., The Truth About Health Insurance) hasta lo que tales servicios propugnan, encarecen u obligan, en asuntos indiscutibles pero discutidos, directamente relacionados con la vida humana que inicia y termina. Es decir, con la dignidad humana entendida "from conception to natural death" (Dignitas Personae).
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