Puede parecer un mix extraño, porque no es una asociación de ideas muy corriente. El caso es que leyendo hoy las palabras de Bendicto XVI sobre el desarrollo, al recibir al nuevo embajador de Bulgaria ante la Santa Sede, Nikola Ivanov Kaludov, he recordado haber leído -hace unas semanas- lo que dijo Miss USA California, Carrie Prejean, en su respuesta personal genuina a la pregunta personal que le hizo un activista gay sobre el "same sex marriage".
Respuesta que, por ser genuinamente personal y coherente, saltándose a la torera la fácil respuesta "politically correct", le costó la elección o quizá -simplemente- le evitó ser Miss USA, y le granjeó no pocas muestras de afecto y apoyo.
En la ceremonia diplomática del pasado 31 de octubre, Benedicto XVI respondió al nuevo embajador, preocupado por el por el bien común de los pueblos, recordando su reciente Encíclica "Caritas in veritate". Y, entre otras cosas, le dijo que
"es esencial que el desarrollo legítimamente buscado no se limite únicamente al dominio económico, sino que tenga en cuenta la integridad de la persona humana.
La medida del ser humano no reside en su tener, sino en la extensión de su ser, según todas las capacidades de su naturaleza. Este principio halla su razón última en el amor creador de Dios, que revela plenamente la Palabra divina. En este sentido, para que el desarrollo del hombre y de la sociedad sea auténtico debe tener necesariamente una dimensión espiritual".
Por su parte, la señorita Carrie Prejean, ante la pregunta antes referida, dijo (puede verse en YouTube), y lo traduce el autor del blog gudnius:
“Bien, pienso que es fantástico que los americanos puedan elegir un camino o el otro. Vivimos en una tierra en la que puedes escoger entre el matrimonio homosexual o el tradicional. Pero… ¿sabes qué? En mi país (región), en mi familia… pienso que creo que el matrimonio debería seguir siendo algo entre un hombre y una mujer, no pretendo ofender a nadie. Pero así es como me educaron y creo que el matrimonio debería ser entre un hombre y una mujer”.
Esta me parece una respuesta de una persona bien desarrollada, que además de buen tipo (se supone), tiene un desarrollo emocional, mental y cívico muy por encima de la mediocridad ambiental. Y más en la elección de Miss USA.
Copio lo que concluye Gudnius en su blog:
¿Qué supuso para Carrie Prejean esta respuesta?
- Perez Hilton [el gay que le formuló la pregunta] la llamó “puta imbécil“ en su blog al día siguiente.
- En opinión de Carrie, “perdí el título por esta respuesta. Me lo jugué todo. Decidí no ceder y decir lo que pensaba“
- Donald Trump, organizador del concurso, la defendió diciendo “Su respuesta es la misma que da el presidente Barack Obama. Es una respuesta que la honra. Habló desde lo profundo de su corazón”.
- Gavin Newson, alcalde de San Francisco y gay, defendió su derecho a expresarse con libertad.
- A los dos meses, se le despojó de su título de Miss California por “incumplimiento de contrato”.
Y acabé de leer las palabras de Benedicto XVI:
"la cultura cristiana que impregna profundamente [y aquí se refiere al pueblo búlgaro, pero podría haber sido el pueblo de cualquier nación de raíces cristianas, digo yo] no es solo un tesoro del pasado que hay que conservar, sino más bien el testimonio de un futuro realmente prometedor que protege al ser humano de las tentaciones que amenazan siempre con hacerle olvidar su propia grandeza, así como la unidad del género humano y las exigencias de solidaridad que ello implica".
La cultura dicha, y la cultura vivida, juntas. Las palabras de Benedicto XVI sobre la grandeza humana trajeron el recuerdo del sencillo coraje de la señorita Carrie Prejean por decir lo que piensa que son las cosas antes de lo que le convenía para ser Miss USA (cosa que, al parecer, "estaba cantado"). Perdió su título, y ganó la estima de millones de personas, por la integridad e "integralidad" de su desarrollo personal. La gente aún sabe apreciar la grandeza en cosas tan pequeñas como ésta.
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