Una: la sonrisa de azafata de Obama ante una invitada desconocida, con todo lo que supone de dificultad para los que vemos sólo fotos o filmaciones de muchos eventos en el distinguir la sonrisa como algo artificioso, en vez de natural muestra de contento, amistad o lo que fuere, pero en cualquier caso algo "realmente sentido". Me molesta la simulación sistemática que esta foto pone de manifiesto.
Dos: al mencionar el fallo de seguridad de la CIA y demás instituciones dedicadas en buena parte a la protección del presidente, es curioso que nadie en ningún medio haya sacado a relucir el costo millonario en dineros de los miles de personas dedicadas de ordinario a estos comentidos. Desde luego que es bueno que los asuntos de los servicios secretos sean secretos para el público en general. Por eso me ha extrañado en muchas ocasiones los grandes y escandalizados titulares de algunos periódicos que mencionan (porque alguien está interesado en filtrar o inventar los datos) los costes de supone la seguridad del Papa en sus viajes, como si fuera de entrada un reproche, sea al Papa que viaja, sea a los que quieren recibirle y escucharle. Y me ha extrañado que tales periódicos hagan alarde de objetividad que pretende hacer justicia a la realidad de las cosas, cuando sus motivaciones reales pueden estar más bien en otros horizontes.
Ya digo: dos cosas sugeridas por la foto de Obama sonriente saludando a Michaele y Tareq Salahi en la Casa Blanca. Sigo pensando en si hay que admitir como algo progresiva e inevitablemente necesario que las apariencias engañen. Porque preferiría poder fiarme de ellas, como sucede con los amigos.
Creo que hay algo de injusto en calificar la sonrisa del presidente Obama como"sonrisa de azafata",el mandatario, al igual que cualquier otro con un alto grado de jerarquía se ve envuelto en un universo de personas que rebasa su memoria ,y es correcto que sonría a quienes le acompañen en una reunión,tanto por cortesía como por protocolo.
Publicado por: Carlos de la Parra | 11 diciembre 2009 en 06:07 a.m.
Estoy de acuerdo en que hay "algo de injusto" en esa sonrisa. En este caso, del presidente Obama, como en otros casos de tantos otros... Intento destacar algo que a veces nos pasa inadvertido a algunos: que las imágenes que los medios nos proporcionan de lo que pasa, pasa por el filtro de esos mismos medios. Una cosa es la sonrisa de obligada cortesía protocolaria -que tiene un tanto de "azafata" (o de político, que para el caso viene a ser lo mismo)- y otra que los medios nos suelen dar su propia versión del asunto. Bush estaría y estuvo, imagino por ejemplo, peor tratado fotográficamente en el NYT que lo es Obama... En parte porque su cara es mucho menos fotogénica, y en buena parte también, por la benevolencia o malevolencia de fotógrafos y editores... He mencionado todo esto sin aludir -por evidente- a la desfachatez interesada de la sonrisa "azafatesca" de Michaele Salahi y su señor esposo. En resumen, este asunto de las sonrisas de plástico para aparecer en los medios (sin fotógrafos alrededor, las caras de las "gentes jerárquicas" suelen ser a veces distintas) pone de manifiesto de nuevo que a veces la cortesía no es necesariamente genuina. Y que el parecer cuenta más que el ser. Muchas gracias, Carlos, por la observación, que ha permitido desarrollar mejor la idea.
Publicado por: JJG Noblejas | 11 diciembre 2009 en 09:15 a.m.