Ha fallecido esta noche Miguel Delibes. Descanse en paz este amigo limpio y sobrio de palabras y obras. Junto a Ángeles de Castro, su queridísima esposa, fallecida y largamente dolida desde 1974. Su cercanía, pocas veces física, pero repetida en las páginas de sus libros, ha formado parte del horizonte, desde mi adolescencia.
Entre lo que encuentro publicado con urgencia, veo unas palabras leídas el 25 de abril de 1994, por el rey Juan Carlos, en la entrega del Premio Cervantes a Miguel Delibes, y que le cuadran bien:
"[Delibes] es quien mejor ha escuchado y ha dado voz a nuestra población rural y provinciana, sometida desde antiguo a continuo despoblamiento y a la paulatina disgregación de muchos de sus valores, ritmos y modos vitales". "Para captar y narrar dicha realidad el autor se ha dejado guiar por tres destacadas facultades: su innata capacidad de fabulación, su sentido del oído para recoger el rico acervo de vocabulario, sintaxis y modos de hablar de Castilla; y su insobornable criterio moral para lo que es justo y merece ser reivindicado".
También encuentro como referencia actualizada de los periódicos españoles, lo publicado por Miguel Ángel Gimeno, en La buena prensa: "Miguel Delibes".
Espero que Paco Sánchez, amigo y estudioso de Delibes, escriba pronto lo que quiera en su Vagón-Bar. Basta recordar su magnífico libro "Miguel Delibes, periodista" (Destinolibro, 1989). [Actualiz: aquí está, es entrañable y también se refiere a Ángeles].
Entre tanto, y como muestra de "su insobornable criterio moral para lo que es justo", recuerdo lo que hace unos años publicó en ABC, y recogí aquí en Scriptor, sobre progresismo y defensa de la vida.
Sus palabras ponen de manifiesto lo dicho de su conciencia personal, al escribir a propósito del aborto, uno de los tabúes intocables para intelectuales orgánicos. Decía Miguel Delibes en diciembre 2007, a propósito de Aborto libre y progresismo:
En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. (...)
(...) el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.
(...) Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía».El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. (...) En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para estos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo.
(...) Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado.Descanse en paz Miguel Delibes, escritor y amigo comprometido sin tapujos con lo que es justo en la literatura y en la vida. Por eso, también, recibió el primer Premio Brajnovic, en 1997.
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Ver en
JP Quiñonero: Recuerdo de Miguel Delibes
eCuaderno: El adiós a Miguel Delibes en la blogosfera
Se ha propuesto crear un homenaje póstumo en http://WWW.RequiemInPace.com
En este homenaje se referenciará toda su obra literaria
Publicado por: Enrique | 21 septiembre 2010 en 05:33 p.m.