Desde siempre, los periodistas hemos firmado nuestras informaciones en un ejercicio de responsabilidad con lo que allí se dice y con los lectores. Las firmas, los nombres propios, se han convertido en una garantía. Al menos casi siempre.
En los medios digitales, sin embargo, hay una página importante, probablemente la más, que por contagio de las ediciones impresas nunca ha llevado firma. El director siempre es el responsable final de la portada. En un periódico o en la red, eso da igual. Pero es cierto que un diario sólo tiene una primera al día y que los medios digitales tenemos tantas como acontecimientos sucedan.
Lainformacion.com lleva desde hoy en su portada el nombre del periodista que en ese momento sea el responsable directo de lo que allí se publica. Queremos que nuestros lectores sepan que detrás de los bits, los titulares, los vídeos o gráficos hay alguien. Y que si quieren ponerse en contacto con ese redactor puedan hacerlo. Sólo habrá que pinchar sobre el nombre para activar el correo [email protected].
A veces, sin embargo, no tenemos más remedio que descansar un poco y dejar el web en manos de las máquinas. Entonces, el portadista será un robot. No lo hará tan bien. ¿O sí?
Magnífica decisión. Quizá haya otros periódicos digitales más o menos robotizados como agregadores, en los que también los periodistas se han decidido a hacerse públicamente responsables de lo destacado en la portada.
En este caso, en el que el robot tiene una función o algoritmo selectivo que no deja de ser editorializante, al menos como lo es el algoritmo de google al ordenar prioridades en sus enlaces, es de agradecer la presencia conocida de quien nos organiza la información que vemos en la primera página.
Por eso, tengo que decir que -burla burlando- las últimas frases del propio texto reproducido de lainformacion.com ("el periodista será un robot"), bien podrían ser originales de un robot como los de Asimov, orgulloso de serlo...
Fuera de bromas, ya se ve que la expresión es una efusión de quien ha escrito esa entrada del blog, porque en sentido propio queda claro que un robot nunca será un periodista. Desde luego, no un periodista de veras, al que merezca la pena leer, porque nunca "lo hará tan bien". Y esto lo confirma el "¿O sí?" final, sin duda un inocente homenaje -quizá inconsciente- a los mundos asimovianos que nos acechan.
En todo caso, magnífica decisión la de "Lainformacion.com"
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