Ahí está el solícito farmacéutico que -tras revisar cuidadosamente los ingredientes del producto, visto en TV- informa con seria probidad profesional, a esa señora predispuesta a comprarlo, que "el ingrediente activo es el marketing".
Es la situación de la noticia que hoy, "vista en los medios" y probablemente también en TV, anuncia con fingida probidad y neutralidad profesional que el abogado Anderson ha demandado al Papa, al Cardenal Bertone y al anterior Cardenal Secretario de Estado vaticano, Angelo Sodano. Marketing barato.
Evidentemente, tiene que ver con un caso de abuso de menores, asunto en el que Anderson se ha especializado y con el que él mismo ha lucrado una buena masa de millones de dólares, quizá trabajando al porcentaje (como en los casos de los abogados que litigan con malas prácticas de hospitales, etc.).
No voy a insistir en que -desde el punto de vista de la Iglesia- un solo caso es de suyo abominable.
Sólo quiero hacer ver que -desde el punto de vista del abogado Anderson- cada caso es más bien asunto de dinero, por muchos ropajes de conversiones desde el ateísmo a una especie de religiosidad sincrética y anticatólica, tras la traumática experiencia de Anderson y su primera esposa -algo que no deja de referir a la prensa, en cuanto la prensa le da oportunidad- por las molestias que recibió su hija de un terapeuta que antes había sido sacerdote.
Es curioso, con todo, que lo primero que dice a la agencia AP es esto: "It's not about the money."
OK, debe ser algo semejante a lo del farmacéutico de la viñeta: aunque en el quehacer del abogado Anderson nadie duda que haya otros ingredientes, bien parece que el "ingrediente activo" sea el marketing.
Si no, ¿por qué convoca una "rueda de prensa" para proclamar a los cuatro vientos que va a demandar a la Iglesia, del Papa para abajo? Cosa que -de suyo- no deja de ser una especie de brindis al sol.
La demanda de Anderson tiene tantas posibilidades legales de llegar a involucrar al Papa como -en principio- el hacer llegar al sol la montera del torero que -de ahí la cosa- "hace un brindis al sol". Un gesto testimonial, con efecto de imagen pero sin riesgo ni compromiso. Marketing barato.
A no ser que legisladores y políticos, más volubles y caprichosos que la inexorable fuerza de la gravedad con la montera del torero y la distancia al sol, quieran montar un numerito. De ahí, imagino, la respuesta del Vaticano.
La implicación del Papa salvo que se demuestre su conocimiento de esos delitos es absurda. Pero sí parece más clara la responsabilidad subsidiaria de la Iglesia en el aspecto económico.
Publicado por: info-derecho | 24 abril 2010 en 09:36 a.m.
La verdad es que la viñeta es muy graciosa.
Publicado por: info-derecho | 24 abril 2010 en 09:41 a.m.
Muchas gracias, "info-derecho", por los comentarios. La viñeta es genial en cuanto ayuda a entender mejor el mundo de consumo en que vivimos, además de la proximidad al marketing del caso.
Entiendo bien, creo, lo que dices sobre la responsabilidad subsidiaria: así funciona, si no me equivoco, en USA. De ahí que haya un par de diócesis que puedan declararse en quiebra, por los acuerdos millonarios logrados por los abogados de las víctimas... Entiendo, de todos modos, que eso no es así en el resto del mundo, necesariamente. Y no lo es tampoco "de suyo".
La Iglesia, me parece, no es ni debería ser considerada como una corporation, ni siquiera adornada con el adjetivo non profit, que parece liberarla del principal interés de nuestros dias, en los que las cosas son en principio for profit... A mi modo de ver, la Igesia es y hasido siempre, más bien, una institución. El problema de nuestra época excesivamente economizada, en la que el valor más cotizado es el dinerario, está en que hablar de una institución como de algo que es fundamentalmente entendido como una prolongación social de la debida amistad entre personas, y por tanto complemento necesario para la justicia genuina en una sociedad (así lo ve la Etica de Aristóteles -sobre todo en la difícil amistad entre virtuosos, aunque también cuenta la amistad por interés o por placer- y nadie le ha desatorizado); hablar hoy así -decía- es como plantear algo que parece excesivamente "idealista", por no decir "ingenuo", o fuera de la realidad... Porque la realidad es -dicen- cuestión básicamente económica. Cosa que a todas luces es un reduccionismo que degrada a las personas y a la sociedad, y por tanto, a las instituciones convertidas en corporaciones....
Me molesta, por injusto, entender la Iglesia en este contexto con una perspectiva tan primariamente económica. Tan "corporativa" (aunque sea "non profit") y tan poco "institucional".
Publicado por: JJG Noblejas | 24 abril 2010 en 10:14 a.m.