Acabo de publicar en Cope.es un artículo de opinión titulado El error retórico del P. Cantalamessa, que comienza así:
Quizá no sabemos mucho del padre capuchino Raniero Cantalamessa, desde hace treinta años acreditado y ejemplar predicador de la Casa pontificia. Hombre de profunda fe y grande y extensa cultura, casualmente experto en las relaciones y problemas de la Iglesia católica con el mundo hebreo. En este sentido es conocida y repetida su atribución de lo dicho sobre sí mismo por Macbeth, tras matar al rey, a lo que todos deberían decir acerca de la Shoah: "las aguas de todos los ríos de la tierra no bastarán para lavar esta sangre". Algo en lo que imagino que todo el mundo estará de acuerdo.
¿Cómo es posible que haya saltado un escándalo de su homilía, el pasado viernes santo en San Pedro, estando presente Benedicto XVI, cuando –con increíble inoportunidad- ha mencionado una carta de un amigo suyo hebreo que –expresando solidaridad con el Pontífice- afirma que los ataques actuales a la Iglesia por los escándalos de pedofilia, "le recuerdan los aspectos más vergonzosos del antisemitismo"?
Entiendo que no está de más explicar un aspecto –quizá mínimo- de esto, y al menos un poco, antes de poner el grito escandalizado en el quinto cielo, y sobre todo sin leer antes el texto de la homilía, ni saber quién lo dice, y ante quién lo hace y con qué pretensiones iniciales. Es decir, entiendo que cabe hablar un poco del error garrafal de argumentación retórica por parte del padre Cantalamessa en este caso concreto, al mencionar la frase de la carta de su amigo hebreo, que en sí misma y en otras circunstancias no sólo era inocente, sino manifestación de una comprensión y un acercamiento vital entre hebreos y católicos. (...)
(Sigue...)
Y (para que el lector no se quede con mal sabor de boca, tras esta premisa), el artículo termina con el siguiente párrafo:
(...) Suele decirse, y es verdad, que Dios está en los detalles. También va –detrás- el demonio. De esto último terminará por darse cuenta hasta la señora Maureen Dowd, del NY Times, aunque en este caso ha hecho gala de tomar a broma la existencia del diablo: justo cuando el cúmulo de desgraciadas coincidencias circunstanciales hace pensar él.
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