El título original, "Bianca come il latte, rossa come il sangue", ha tenido que encontrar acomodo en los usos del lenguaje español actual, que pide dejar de lado la blancura de la leche y quedar con la de la nieve.
Está bien.
De todos modos, el título -que plantea la cuestión poética que da sentido al texto original- proviene de una fábula de Italo Calvino, que más o menos dice así:
"El hijo de un rey estaba comiendo, y cortando la ricotta (cuajada o pastel de queso blando, típicamente italiano) se hizo sangre en un dedo y una gota cayó sobre la ricotta. Dijo a su madre: 'Mamá me gustaría una mujer blanca como la leche, roja como la sangre'. 'Ay!, hijo mío, quien es blanca no es roja, y quien es roja no es blanca. Pero busca, de todos modos, quizá la encuentres". (Fiabe italiane: L’amore delle tre melograne).
He de decir que conozco a Alessandro D'Avenia desde hace varios años, como amigo y joven académico, avezado en lengua y cultura griegas y clásicas en general, y también como estudiante maduro del Master de Guión en la Universidad de Milán. No conozco sus andanzas como profesor de liceo, pero la lectura de esta primera novela deja entrever que en la realidad debe haber congeniado muy bien con lo que pasa por las vidas de sus alumnos.
Es posible que alguien discuta si el relato de Alessandro es, más que un relato dramático, una pequeña epopeya lírica, como corresponde a la fórmula del diario íntimo. En todo caso, es fantásticamente sugestiva y -es curioso- en sus páginas va creciendo una alegría soterrada y apaciguante que presenta sus credenciales a medida que la lectura va adelante. Un reto que no muchos escritores aceptan.
Los colores son todo.
Copio de un crítico italiano, Guido Vassallo, que se mete en los zapatos de Leo, el Pirata, el protagonista, y nos hace ver que
Hay mucho más que decir. Pero eso lo dirán otros críticos, y desde luego los lectores. No sólo los que acaban sus años de liceo, también muchos otros, imagino y espero. En Italia lleva más de siete meses en las listas de bestsellers.... la escuela es hermosa por la tarde, porque no hay profes, y toda la vida tiene colores: el blanco es el vacío absoluto y el silencio, y da miedo. La prof de filosofía es negra y triste. Silvia, sin embargo, fiel compañera de clase, es azul, infunde paz y seguridad. Y luego Leo tiene un Sueño. Se llama Beatriz, es un año mayor que él y es roja, sin la menor duda. Como sus cabellos, como el amor. Como la sangre. Sí, porque Beatriz tiene leucemia: su sangre se está haciendo blanca, cada vez más blanca...
Una reseña en Aceprensa: Blanca como la nieve, roja como la sangre
Una entrevista larga en video, en la librería Feltrinelli (naturalmente, en italiano):