Parece que en la Casa Blanca están sólo jugando con las palabras, cuando sobre todo están jugando con nosotros. Me explico.

John P. Holdren es el "White House Office of Science and Technology Director" (en la foto, con Obama en el despacho oval) es conocido como el zar científico de Obama, dado que éste le nombró su consejero jefe en asuntos de ese tipo.
Pues bien, Holdren (luego vemos un par de datos biográficos, para saber de quién se trata), y con él la Casa Blanca, ha decidido que ahora es mejor dejar de hablar del "calentamiento global", aunque eso haya servido para lograr algún que otro premio Nobel y algún que otro premio Oscar.
La expresión "calentamiento global" -dice Holdren- resulta que es una expresión peligrosamente impropia (a dangerous misnomer), porque puede dar la impresión de que sólo sucede que la temperatura está subiendo. Y eso no produce suficiente miedo o incluso pánico, que es la idea que se trata de transmitir a la gente sobre el clima.
Porque lo que hace falta, dice Holdren, es que la gente sepa que el problema es muy grave. Por eso, desde la Casa Blanca y desde ahora, se pretende que todos empecemos a hablar (en inglés) de global climate disruption.
No sé como lo llamarán en castellano, porque la traducción trastorno climático global tampoco parece demasiado dramática. Disruption (una palabra que a buen seguro es fruto de costosos estudios de más de un think tank) no es sólo un "trastorno" como alteración leve de la salud: es más bien desquiciamiento o enajenación (en principio, mental).
Pero dicho así, puede dar la impresión de que, o bien se dota de mente al clima, cosa bien extraña, o bien se dice que "el tiempo se ha vuelto loco", cosa que es de ordinaria administración en el lenguaje ordinario español, y tampoco produce pánico.
De todos modos, este problema de traducción no debe distraernos de la idea que parecer estar como fundamento de la preocupación ecológica de Holdren y por tanto -hoy por hoy- del poder de Obama y de la Casa Blanca.
A Holdren lo que de entrada le interesa es que los seres humanos sepamos con claridad que somos nosotros los culpables de los desastres o trastornos climáticos.
Somos nosotros quienes hemos sacado de quicio, quienes hemos desquiciado o trastornado el clima. Ese es el mensaje que estaba en juego con el calentamiento global, y que ahora se vehiculará a través del global climate disruption.
Personalmente no tengo ninguna sospecha en contra de que algo de este tipo pueda darse. Pero no en esta escala apocalíptica que algunos manejan: me escaman mucho los dramatismos casi histéricos de algunas proclamas y las manipulaciones de datos científicos que ha promovido buena parte del evangelismo climático. Del que Holdren es adalid.
Y por eso, tengo más de una sospecha racional acerca de la validez de lo que diga este Zar científico de Obama, porque algunos datos parecen advertir que John P. Holdren es más bien un peligroso "White House Office of Science and Technology Director".
Si alguien se toma la molestia de ver el contenido del libro Ecoscience del que es coautor, puede quedar extremadamente chocado. O incluso un tanto trastornado, disrupted.
Porque, si bien es un libro editado en 1977 (años en los que también sucedieron cosas que hoy se están juzgando con justificado escándalo), resulta que John P. Holdren, hasta la fecha, no se ha desdicho de lo ahí publicado.
Y se trata de un libro en que aboga por medidas extremas totalitarias ("es preciso ir Toward a Planetary Regime") para controlar la población mundial, que es la causante de los problemas en el mundo.
Basta una -no es la más bestial que puede leerse- como ejemplo (pag. 837):
Indeed, it has been concluded that compulsory population-control laws, even including laws requiring compulsory abortion, could be sustained under the existing Constitution if the population crisis became sufficiently severe to endanger the society.
En nombre de la ecología, propuso la semana pasada en una entrevista en CNSNews.com que hay que poner en marcha, con una masiva campaña a través del libre mercado, los instrumentos necesarios para lograr un crecimiento planetario cero de población, y un des-desarrollo de los países ricos, empezando por USA:
“Many of the practices inadequately supporting today’s population of 5.5 billion people are unsustainable; and [a]t the sustainability limit, there will be a tradeoff between population and energy-matter throughput per person, hence, ultimately, between economic activity per person and well-being per person”.
Las viejas ideas de 1977 parece que afloran con palabras del siglo XXI, sin cambiar mucho su sentido.
El ecologismo del Zar científico de Obama no sólo pretende cambiar una expresión gastada sobre el clima por otra que nos lleve a cuidar la naturaleza.
Porque na parece que le interese cuidar la naturaleza. Se diría que quiere cambiar la naturaleza. Y que también pretende hacerlo con la humana, como puede verse.
Ya no será por las buenas o por las malas, como parecía proponer en 1977: ahora será siempre por las buenas (palabras). Y con los peligrosos juegos lingüísticos de la propaganda masiva. Al menos, esto es lo que parece que dice proponerse el Zar científico de Obama.