Las patologías más graves de la comunicación desde luego que no son las que nacen en las redacciones de los medios o por iniciativa de los profesionales de la comunicación.
El largo y documentado artículo de Jesús Cacho, del que aquí se recoge el arranque lo pone de manifiesto.
De entrada, esas patologías graves nacen en los despachos del poder político y económico, en los que hay exceso de circulación de personas con intereses privados que llevan a componendas que no sólo desconocen los deberes y funciones de la comunicación si se piensa con un mínimo de civismo en el bien común (sabido que es el menos común de los bienes en circulación), sino que destruyen el tejido cívico y atentan a la dignidad de las personas, de los ciudadanos. Que somos mucho más que meros consumidores o votantes.
Esto dice Cacho:
“Ahora mismo el negocio de la televisión está en menos manos que nunca, cuando hay más canales que nunca”.
La frase pertenece a uno de los mayores expertos del sector, para quien está claro que el negocio televisivo no está en las audiencias, sino en la publicidad, en la cuota de mercado publicitario.
Como dice Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco, “mi obligación no es entretener o educar a la gente, sino conseguir espectadores para vendérselos a los anunciantes”.
Comentarios
Puedes seguir esta conversación suscribiéndote a la fuente de comentarios de esta entrada.